Los organizadores de la movilización pretendían dar un golpe de efecto pero se quedaron por muy debajo del millón de asistentes que querían juntar.
Decenas de miles de israelíes salieron este jueves a manifestarse en Jerusalén a favor de la coalición de Gobierno de derecha de Benjamín Netanyahu y su reforma judicial, que este año agravó la polarización entre partidarios y críticos a un plan que socavaría la independencia del poder judicial del país.
Los organizadores de la movilización pretendían dar un golpe de efecto para contrarrestar las grandes protestas antireforma judicial que se producen semanalmente en Israel, las más importantes de las últimas década-, pero se quedaron por muy debajo del millón de asistentes que querían juntar.
«El pueblo quiere la reforma judicial» fue uno de los cánticos más escuchados en la marcha, donde se veía gran cantidad de banderas israelíes y a su vez banderas del partido Likud de Netanyahu.
Muchos de los manifestantes llegaron en autobuses que llegaron desde distintos puntos del país, y según los medios, la asistencia fue de entre unas 150.000 y 200.000 personas.
El actual primer ministro elogió «la pasión y el patriotismo» de los congregados, aunque no participó en la manifestación, donde sí estuvieron otros ministros de su Ejecutivo, como el ultraderechista Itamar Ben Gvir o el ministro de Justicia, Yariv Levin.
Levin, principal diseñador de la reforma, apeló a la mayoría de 64 diputados -en un Parlamento de 120- de la actual coalición, y dijo que esto la legitima para llevar adelante el polémico plan.
«No más desigualdad, no hay sistema judicial unilateral, no hay cortes cuyos jueces estén por encima de la Knéset (Parlamento) y del Gobierno», declaró el titular de Justicia ante la reforma judicial.
Los detractores de la reforma judicial -congelada tras masivas protestas que obligaron a Netanyahu a posponer el plan- consideran que esta rompería las bases democráticas formales de Israel, ya que vaciaría de atribuciones a la Corte Suprema y daría control de facto sobre la elección de jueces al Gobierno, entre otras cuestiones.
Todo ello ha fragmentado aún más a la dividida sociedad israelí, en un momento en que el país vive una crisis constitucional inaudita que sacude sus valores fundacionales, mientras el presidente intenta mediar entre Gobierno y partidos opositores para que alcancen un acuerdo de consenso en torno a la reforma.
Tras la manifestación a favor del Gobierno de hoy, el movimiento de movilizaciones anti-reforma advirtió que «Israel está al borde de la dictadura» y dijo que «intensificará las protestas» estos días, con la vuelta de la actividad parlamentaria tras un mes de receso.
«Solo cientos de miles de israelíes que están en las calles pueden detener el golpe judicial», concluyeron los grupos opositores.
Con información de agencias.
Fuente Aurora