
El Gobierno se arma de optimismo para afrontar un año electoral en que se renovará casi todo el poder político en España. Empujado por los datos positivos que se han ido conociendo durante las últimas semanas, el Ejecutivo ha enviado a Bruselas una previsión que vuelve a situar a la economía española a la cabeza de la recuperación europea tras el covid y la crisis inflacionista, y augura para el mercado de trabajo una vitalidad que no se conocía desde la Gran Recesión de 2008: España crecerá un 2,4% el año que viene, y creará 1,1 millones de puestos de trabajo de aquí a 2026.
Mientras medio país está en la carretera para disfrutar del puente del Primero de Mayo, el Gobierno ha remitido este viernes a la Comisión Europea el Programa de Estabilidad, un documento que recoge las previsiones fiscales sobre las que se construirán los presupuestos del año que viene, y que permite a las autoridades comunitarias anticiparse a los posibles desequilibrios de las cuentas públicas. Como viene siendo habitual, el Ejecutivo ha esperado a última hora para consignar el texto: el plazo establecido por la Comisión, dentro de lo que se conoce como el semestre europeo, expiraba este mismo domingo, 30 de abril.
Sin embargo, las líneas maestras de la estrategia del Ejecutivo ya se conocían desde este jueves, cuando las titulares de Hacienda, María Jesús Montero, y Economía, Nadia Calviño, anunciaron una rebaja del objetivo de déficit para el año que viene hasta el 3%, como parte de una senda de consolidación fiscal más ambiciosa de la proyectada el año pasado, y que pretende adelantarse a la recuperación de las reglas europeas para 2025. Aunque el desequilibrio de las cuentas públicas para 2023 se mantiene en el 3,9% —con los presupuestos ya aprobados, no hay demasiado margen de maniobra—, el de 2024 se reduce tres décimas respecto al contemplado en el anterior Programa de Estabilidad, y adelanta un año el cumplimiento de las normas fiscales. Para 2025, el Gobierno contempla un déficit del 2,9% (dos décimas menos) y, ya en 2026, cuando termina la senda, de un 2,6%.
El Ejecutivo quiere apoyar, una vez más, el ajuste fiscal en una mayor recaudación, y prevé que los recursos no financieros de las administraciones públicas crezcan en 92.500 millones de euros durante los próximos cuatro años, para pasar del 43,4% del PIB al 43,8%. El Gobierno considera que el incremento de los ingresos registrado este año es estructural y continuará pase lo que pase con la inflación, por lo que fía la reducción del déficit a la buena marcha de la economía: “En cualquier escenario de crecimiento sostenido de la economía, los ingresos crecen al menos en igual medida que el PIB“.
Ahí descansa la clave de bóveda toda la previsión fiscal del Ejecutivo: en una recuperación robusta, que va más allá de lo que esperan el Banco de España, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) y los principales organismos internacionales. Mientras estas instituciones y la mayoría de organismos privados han ido revisando al alza la estimación de crecimiento de España para este año y a la baja la del año que viene, el Ejecutivo mantiene la previsión de 2023 en el 2,1% y cree que la economía española se impulsará un 2,4% en 2024. El Fondo Monetario Internacional (FMI), por ejemplo, estima un 1,5% y un 2%, respectivamente, mientras que el regulador augura un 1,6% y un 2,3%.
La mitad de este empuje, destaca el Gobierno en el documento remitido a Bruselas, vendrá del impacto de los fondos europeos. Es decir, más de un punto de crecimiento, que el Banco de España reduce a seis décimas.
A largo plazo, el Gobierno calcula un gran incremento del crecimiento potencial gracias a la lluvia de millones que llegará de Bruselas y a las reformas estructurales del plan de recuperación, y sitúa la vitalidad del mercado laboral en cotas inéditas desde la Gran Recesión. Para 2026, dice el plan, España habrá creado 1,1 millones de puestos de trabajo, el doble de los que ha conseguido tras la recuperación pospándemica del empleo. Eso significa una tasa de paro del 9%. No se veía algo así desde 2008.
El Gobierno se arma de optimismo para afrontar un año electoral en que se renovará casi todo el poder político en España. Empujado por los datos positivos que se han ido conociendo durante las últimas semanas, el Ejecutivo ha enviado a Bruselas una previsión que vuelve a situar a la economía española a la cabeza de la recuperación europea tras el covid y la crisis inflacionista, y augura para el mercado de trabajo una vitalidad que no se conocía desde la Gran Recesión de 2008: España crecerá un 2,4% el año que viene, y creará 1,1 millones de puestos de trabajo de aquí a 2026.
Fuente El Confidencial