MADRID, España.- Según la crítica nacional, la telenovela cubana más popular ha sido Sol de Batey. Ciertamente, la historia de amor entre Rosario y Antonio, en medio de los conflictos políticos de la Cuba de finales del siglo XIX, caló en la teleaudiencia.
Con guion original de la escritora Dora Alonso y dirigida para la televisión cubana por Roberto Garriga en 1985, la telenovela de época recrea las conspiraciones independentistas contra la colonia española. Asimismo, aborda el tema de la esclavitud, siendo el personaje de la esclava mulata Tojosa, interpretado por Luisa María Jiménez, uno de los más recordados por los cubanos.
En el centro de los conflictos políticos están la joven Rosario, a quien llamaban Niña Charito, y Antonio Fresneda.
Charito, a cuyo personaje dio vida Susana Pérez, es hija de un hacendado cubano y pertenece a una de las familias con mejor posición en la Isla. Se enamora de Antonio (Armando Tomey), declarado desafecto a la corona española. Alrededor de ellos se va tejiendo la trama, desarrollada en 70 capítulos.
Además de las mencionadas, sobresalieron las actuaciones de Verónica Lynn, como la malvada Doña Teresa; Aurora Pita, madrina de Rosario; e Idelfonso Tamayo, como el negro Liberato Criollo.
Sol de Batey, cuyos exteriores se grabaron fundamentalmente en la ciudad de aire colonial Trinidad, en la provincia de Sancti Spíritus, fue el debut en la televisión de Luisa María Jiménez y Armando Tomey.
Tras el gran éxito que tuvo en Cuba, la novela se incluyó en la programación de televisoras en distintas partes del mundo.
En el 2016, varios de sus protagonista (Ramoncito Veloz, Susana Pérez, Luisa María Jiménez y Armando Tomey) se reencontraron en Miami, en el programa televisivo El Happy Hour, conducido por Carlos Córdoba (Carlucho).
Fuente Cubanet.org