El presupuesto de 2023, que debe aprobarse en el plazo máximo de 29 de mayo y se debate a partir de hoy en el Parlamento, aumentará partidas para el sistema educativo religioso.
280 economistas de Israel alertan del daño económico que puede conllevar el presupuesto que esta semana busca aprobar el Gobierno. El plan prevé aumentar fondos para el sector ultraortodoxo, cuyos partidos son integrantes de la coalición que encabeza Benjamin Netanyahu.
«Es probable que las transferencias de dinero que se realizan de conformidad con los acuerdos de coalición» acaben causando «daños significativos y a largo plazo a la economía israelí y a su futuro como país próspero», aseguraron los economistas en una carta emitida ayer y de la que hoy se hacen eco medios locales.
El presupuesto de 2023, que debe aprobarse en el plazo máximo de 29 de mayo y se debate a partir de hoy en el Parlamento, aumentará partidas para el sistema educativo religioso -paralelo al público y secular israelí-, entre el que hay escuelas que no imparten materias básicas como matemáticas o inglés y no siguen el programa pedagógico estatal.
El plan presupuestario de este año también contempla aumentar las ayudas para adultos dedicados a estudiar en escuelas religiosas judías (yeshivás) y no integrados en el mercado laboral.
Esto forma parte de los pactos de coalición que Netanyahu acordó con las dos fuerzas que representan a los judíos ultraortodoxos -Shas y Judaísmo Unido de la Torá-, claves para mantener una mayoría de 64 diputados en un parlamento de 120.
Sin embargo, en opinión de los expertos económicos, «el aumento sin precedentes de recursos» a centros educativos que no están bajo supervisión ni tienen un plan de estudios básico oficial es peligroso.
Esto «negará» a los niños ultraortodoxos «la opción de adquirir habilidades vitales básicas para integrarse como adultos en una economía avanzada, y reducirá la motivación para integrarse en el mercado laboral».
«Casi una cuarta parte de los niños en edad escolar nacen en familias ultraortodoxas, y se espera que este porcentaje se duplique para 2050», por lo que «es crucial» que los menores ultraortodoxos «se integren en el mercado laboral para ganarse la vida y pagar impuestos», aseveran los economistas.
Según lamentan, «el Gobierno israelí no solo no ha abordado este doloroso tema, sino que ha optado por tomar medidas que exacerban el problema, lo que está provocando que el futuro de la economía israelí se reduzca al de un país del tercer mundo».
Las quejas de los economistas se producen después de varios días en que una de las facciones de la formación Judaísmo Unido de la Torá amenazara con no apoyar el presupuesto si no se asignaba una partida de dinero mayor para escuelas religiosas judías, tras lo que al final se alcanzó hoy un pacto con el Likud.
Con todo, desde hace tiempo, la fricción entre el sector religioso y los israelíes liberales y laicos se hace cada vez más fuerte, y la oposición ha tachado el plan presupuestario de «robo».
La población secular siente que gran parte de impuestos que paga se destinan al sector ultraortodoxo, donde más del 50% de hombres se dedican al estudio religioso y no están integrados en el mercado laboral.
Con información de agencias.
Fuente Aurora