Por Ignacio Zuleta
Los comicios del 11 de junio son un test para Juntos y Milei. ¿Por qué los referentes de la grieta no se candidatean?
Macri, de nuevo en campaña
Mauricio Macri desembarcará en la campaña nacional con una visita clave a Tucumán. Estará allí este martes para apoyar la candidatura de la fórmula de Juntos por el Cambio a la gobernación, que integran el radical Roberto Sánchez y el movedizo Germán Alfaro, hoy intendente de San Miguel de Tucumán y que viene del peronismo pero que es un cuadro de la oposición al oficialismo provincial.
Tucumán vota el 11 de junio y es un laboratorio tanto o más interesante que Córdoba. La fórmula opositora tiene el apoyo de todos los dirigentes nacionales de JxC. Ya han estado por ahí Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, el martes va Macri, el miércoles María Eugenia Vidal, después llegará José Luis Espert y el fin de semana volverán Bullrich y Larreta. La oposición nacional logra en Tucumán la unidad de todos que no ha cerrado aún en ninguno de los otros distritos del Top Seven: las provincias más grandes en cantidad de votos, y por eso decisivas en cualquier elección.
Delicatessen tucumanas
Tucumán suma algunas delicatessen de la política que hay que atender. Primero que convirtió a la Suprema Corte en protagonista de este turno electoral. El tribunal impugnó la candidatura a vicegobernador de Juan Manzur y obligó al oficialismo a reemplazarlo. En su lugar va Miguel Acevedo, ahora ministro del Interior provincial y uno de los responsables del manejo de fondos de esos que pueden mover voluntades políticas -municipios, etc.-.
La Corte tiene pendiente otra posibilidad de intervenir en estas elecciones, porque hay un expediente que cuestiona la fecha del 11 de junio. Según los quejosos, estas elecciones debían hacerse, según la normativa actual, en un lapso más cercano a la asunción de las autoridades. “La elección de autoridades se efectuará dos meses antes de la conclusión del mandato de las autoridades en ejercicio”, dice el art. 43° de la constitución provincial.
La fecha de asunción del nuevo gobernador es el 29 de octubre. Otro detalle es que Javier Milei, que desafía a los partidos grandes, es aliado de la candidatura de Ricardo Bussi y parece hoy lejos de repetir la performance de La Rioja, en donde su fuerza sacó 15% de los votos de la mano de otro apellido emblemático, el de Menem. Así como es un laboratorio para los ensayos de unidad de la oposición de Cambiemos, también es banco de pruebas para el proyecto de Milei.
Macri, de fiesta
La reaparición de Macri en campaña nacional -Tucumán pertenece a esa categoría por la dimensión del distrito- ocurre después de un fin de semana largo en donde sesionó largamente con Patricia Bullrich. Por eso, y por el mal tiempo, suspendió un viaje a Cumelén en donde lo imaginábamos en una columna anterior.
Ahora se frota las manos porque le han contado que este lunes Cristian Ritondo hará una mesa de consulta con legisladores nacionales, de la provincia de Buenos Aires e intendentes que se referencian en él, y les preguntará qué gusto tiene la sal. “¡Patricia!”, le responderán todos a una. El martes hará una aparición de escenario para pronunciarse. En esas horas se habrán filtrado las encuestas para resolver en la Capital si el candidato único será el primo Jorge o Fernán Quirós. Si es el otro Macri, con lo de Ritondo será una semana de brincos para Macri.
Tener poder, primer deber del político
Son dramas y albricias de fuerzas que comparten el electorado con sus adversarios. Complejidades del país con voto obligatorio y que aporta maquinarias que los enamoran pero que se vuelven inmanejables, como el robot HAL que enloquecía a los astronautas del “2001, Odisea del espacio”.
Ese encabalgamiento de los electorados es lo que tuvieron hace una década Macri, Scioli y Massa. La situación es simple: el electorado sabe bien lo que quiere y los dirigentes se debaten entre su necesidad de tener respaldo y sus ambiciones personales. Lo que es bueno para ellos no es siempre bueno para el conjunto. Postergan lo público por lo privado y, por codicia de poder, viven en la cornisa.
La situación vale para Macri y Cristina, declinantes en el poder adentro de sus fuerzas, pero que quieren seguir manejando. Macri es poderoso en CABA. Nadie puede explicar por qué no asume la candidatura a jefe de Gobierno, ganaría el distrito por amplia diferencia, aportaría al mejor resultado de su partido en la presidencial y conservaría esa plaza sin la cual su partido puede desaparecer.
Si impone finalmente a Jorge Macri, Martín Lousteau y los radicales pueden ganarle. Van a contar con el apoyo de todo el arco peronista que ya apoyó a Lousteau en 2015 en el balotaje contra Larreta. Y que casi le ganó. Pero es arriesgarse. Mejor ver todo desde Los Abrojos.
Cristina tampoco puede explicar por qué no es candidata a gobernadora del distrito en donde domina, la provincia de Buenos Aires. Probaría que es más del 30% que ya tiene el peronismo sin ella. Pero es arriesgarse. Mejor ver todo desde el Calafate. Hay que mirarse en el espejo de la historia. No hay cargos descalificantes. El primer deber del político es tener poder. Jacques Chirac fue alcalde de París 18 años y François Mitterrand fue alcalde de Château-Chinon durante 22 años. Y como dijo una vez Duhalde_ “Somos todos intendentes”.
Ritondo y el efecto dominó
La decisión de Ritondo era esperable desde que Macri colocó como candidato a gobernador a Néstor Grindetti para confrontar con Diego Santilli. Desencadena un efecto dominó que compromete a los aliados del PRO en la Provincia. Maxi Abad, jefe del radicalismo provincial y candidato a gobernador de Buenos Aires, promete entrevistarse con todos los jefes del PRO -Macri, Larreta, etc.- reclamando listas únicas en el distrito. Cree que, si eso no ocurre, Cambiemos puede salir tercero o cuarto en las PASO, perder las elecciones en la provincia de Buenos Aires y comprometer un triunfo en las presidenciales que parece servido.
Su gesto es leído como un pronunciamiento anti larretista. Larreta cree que Santilli es el mejor candidato de la fuerza en Buenos Aires y el mejor respaldo a su candidatura presidencial. No lo baja por nada. Abad dice que la boleta de gobernador es la sexta en el orden de importancia en la sábana provincial y que no afecta la suerte de ningún presidenciable. El larretismo responde que las listas únicas les convienen a intendentes y legisladores que prefieren no arriesgarse. Insiste en que en 2021 se ganó en la provincia de Buenos Aires por el efecto salutífero de las PASO.
Schiaretti agazapado
Larreta realizó un escaneo en detalle por Córdoba entre el viernes a la noche y el sábado pasado. Cenó con Luis Juez y Rodrigo de Loredo y se entrevistó con más gente de la que quieren que se sepa, con el objetivo de otra necesidad de su fuerza, que es la unidad de las candidaturas en esa provincia, que tiene fechas diferentes y cuatro elecciones entre junio y agosto: gobernador, intendente de la Capital, PASO, etc.
Ha escuchado a emisarios de Juan Schiaretti para algún arreglo en un frente de frentes opositores al peronismo cristinista. Le han respondido que no van a escuchar nada hasta que no se hayan elegido autoridades en Córdoba. Le reprochan a Schiaretti que les ofrezca un acercamiento después de haber acomodado las fechas de elecciones en Córdoba a sus intereses. Esa respuesta la han escuchado los schiarettistas también de Gerardo Morales, que necesita como Larreta ampliar el espectro de sus apoyos para preservar competitividad.
Un respirador para la Unasur
Si no puede probarse el traje de presidente, Sergio Massa al menos usa el avión. Aun antes de Alberto, a quien lo mandan en avión de cabotaje a Brasilia. La delegación del presidente parte este lunes hacia Brasil, en donde Lula logra reunir de nuevo al pleno de la UNASUR. La iniciativa es resucitar ese sello tercerista que duerme desde 2018, cuando algunos presidentes del ala conservadora de la región intentaron reemplazarlo por el PROSUR.
El péndulo lleva a que se convierta en emblema de una nueva era, después que el gobierno de Ecuador le quitó el edificio que ornaba una estatua de Néstor Kirchner. Devolvió ese bronce, que hoy está en el CCK, ex Correo, en donde sacia la pasión del cristinista por la alienación y los símbolos, que la política usa para esconder la realidad -como si eso fuera posible-. La presencia del presidente, que comienza a perder dignidades con la cesión del avión para que viaje Massa y la delegación mendicante a China, está rodeado de señales que van más allá de lo simbólico.
Scioli, de campaña off shore
Primero, el anfitrión es tanto Lula como Daniel Scioli, el precandidato que no esconde fichas y que ha dicho que se va a presentar como sea y contra quien sea. “Nunca escuché decir a Cristina nada contra las PASO ni tampoco que tenga un candidato”, dijo el embajador, único orador en una fiesta del 25 de Mayo en Brasilia con 1.300 invitados, que se pareció a un lanzamiento “off shore”.
Scioli cree que la vicepresidenta no va a jugar ninguna ficha y que va a dejar fluir el debate sobre las candidaturas. Entiende, además, que la tira de nombres que filtra el cristinismo responde a proyectos personales. Deja correr esos proyectos porque él va en busca de otro público: ” Creo que el votante va a ir hacia la moderación, hacia lo que yo represento desde siempre”.
Tampoco le inquietan al ex gobernador las minucias de las primarias. Las manualidades previas a las PASO quedaron en manos de Gildo Insfrán, presidente del Congreso del PJ. Confía en que impedirá palos en la rueda reglamentarios, como los que antes hicieron abortar candidaturas por falta de avales, etc. La música en la fiesta sciolista del 25 en Brasilia la puso el conjunto Tripa y Flor, un dúo que interpreta covers de música pop argentina. No es poco el aporte simbólico el nombre de ese conjunto al proyecto sciolista.
Una silla premium para Cristina
La otra señal de ese viaje es hacia Cristina. Ella ha insistido en que no será candidata a nada en octubre. Hay quienes la señalan como postulante a una nueva senaduría. Hay tiempo para decidirlo, pero quienes la han escuchado en las reuniones con visitantes de afuera -José Luis Rodríguez Zapatero, por ejemplo- no descartan que busque la protección de un destino internacional.
Por ejemplo, la secretaría general de la UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas), cargo que cubrió Néstor cuando se puso en marcha esta liga países, que tiene un presidente pro tempore -ahora vacante desde la salida Jair Bolsonaro-. Cristina puede ir a ese cargo, que la recubre de precedencias protocolares y le permite seguir en una posición notable. La UNASUR se quedó sin edificio y Cristina como secretaria podría traer la sede a la Argentina.
No hay que imaginar mucho la utilidad que tendría ese sello con cualquier gobierno que venga después de octubre. Si gana la actual oposición, una sede la UNASUR con Cristina en la secretaría sería un cuartel opositor. Si viene un gobierno peronista, podría continuar desde ahí la administración en las sombras que ha ejercido el cristinismo desde el Senado y el Instituto Patria.
Sellos globales de usos múltiples
El uso de estos sellos internacionales es funcional a la política doméstica. El gobierno de Macri desangró el PARLASUR para quitarle fuerza e impedir que se convirtiese en una unidad básica de la oposición a su gobierno. No les reconoció salario a los legisladores elegidos en 2015 y en 2019 no convocó a la renovación, pese a que la Justicia lo ordenaba. Tampoco quiso reactivar la UNASUR, a cuya parálisis contribuyó junto a Sebastián Piñera, con la creación de la fugaz PROSUR (Foro para el Progreso de América del Sur, 2018).
El gobierno de los Fernández buscó desde 2019 alguna salida a través del Grupo de Puebla, que capturó el gobierno de México pero que no ha pasado de ser otro foro declamatorio y justificador de viáticos. Lula, que compite con López Obrador en el liderazgo de la región hacia el resto del mundo, ahora propone ponerle un pulmotor a la UNASUR. Y si encuentra un lugar ahí para Cristina, habrá cumplido con ella por lo que pueda deberle.
Otro gobernador a repetición
La Corte da para más. Los supremos tienen sobre la mesa dos recursos que impugnan la candidatura de Gildo Insfrán a un nuevo mandato. La constitución de Formosa no tiene restricciones para los gobernadores a repetición. Pero los fallos que impugnaron los nombres de Juan Manzur y Sergio Uñac no se basaron sobre la lectura de las constituciones de San Juan y de Tucumán, sino sobre la Constitución nacional.
Los artículos 1° y 5° de la Constitución, argumentó la Corte, instauran “la forma representativa republicana federal” (1°) y ordena que las constituciones provinciales deben dictarse “bajo el sistema representativo republicano” (5°). La interpretación de esas normas, dicen los dos fallos sobre San Juan y Tucumán, debe ser efectuada de manera restrictiva, “en tanto la vigencia del sistema republicano consagrado por los artículos 1° y 5° de la Constitución Nacional presupone la periodicidad y renovación de las autoridades”.
La prisa sobre los tiempos. En Formosa se vota el 25 de junio y en la oposición confían en que la Corte les dé la razón y lo tumbe también a Insfrán, que es el presidente del Congreso del PJ y que tiene, según mandato de ese órgano partidario, la firma para regular las elecciones del Frente de Todos.
Minucias procesales
Otros protagonistas de la trama no son tan optimistas. Ya en 2005 la Corte, con otra composición, rechazó una impugnación a la reelección indefinida de Insfrán, con el argumento de que el tribunal no debía meterse en asuntos provinciales. El régimen electoral, decía, no es de competencia originaria de la Corte. El actual procurador opinó lo mismo en los casos de San Juan y Tucumán, pero esta interpretación no es vinculante. Ha dicho lo mismo la procuración en este caso de Formosa.
Como la actual Corte pareció revisar la posición anterior sobre la competencia originaria, hay alguna esperanza en la oposición de que ahora recurra otra vez a la Constitución nacional como ordenadora de las constituciones provinciales, y defienda la necesidad de preservar la periodicidad y la renovación de autoridades.
La diferencia en este caso es que los recursos de Formosa fueron presentados directamente ante la Corte, sin que se expidiesen los tribunales provinciales. Este salto de instancias -una minucia procesal que puede voltear un castillo- debilita las posibilidades de que la Corte le cambie la suerte a Insfrán. Es cuestión de horas.
Fuente Clarin