Todos hablan y hablan de los cuadernos de Centeno y la corrupción K, pero hay un detalle que pasó por alto a todos y que es tan o más importante que esas anotaciones del ignoto chofer.
Tiene que ver con la declaración que dio en septiembre de 2018 ante Claudio Bonadio Juan Manuel Ducler, hijo de Aldo Ducler, exfinancista de los Kirchner.
Uno de los temas sobre los que habló son los misteriosos fondos de Santa Cruz, identificando a los beneficiarios de esa maniobra financiera. Se trata de dinero público, que esa provincia cobró por regalías mal liquidadas en los años 90. Hoy ascenderían a más de mil millones de dólares.
Según su declaración, que se desprende de escritos que tenía su padre en su poder, esa plata habría sido utilizada para respaldar la adquisición del 25% de YPF por parte de la familia Eskenazi.
Ducler jura que posee documentación que probaría cómo los Kirchner presionaron a Repsol para poner ese activo en manos de esa familia, bien cercana al kirchnerismo. Según explicó en su momento el colega Carlos Pagni, Ducler se comprometía a identificar a los ejecutivos del banco Credit Suisse, que otorgó préstamos a sociedades de los Eskenazi, que no calificaban para obtenerlos.
“En una de las cartas que entregó al Gobierno, Ducler aconsejaba investigar una presunta asociación ilícita entre los Eskenazi, los Kirchner, Alberto Fernández, el ex embajador en España Carlos Bettini, Julio De Vido, Axel Kicillof y Carlos Slim, uno de los financistas de la “argentinización” del 25 por ciento. Las insinuaciones de Ducler sobre funcionarios del Credit Suisse parecen apuntar a Pedro Chomnalez, íntimo amigo de Sebastián Eskenazi, y a Andrea Camp. Habrían sido los responsables de la operación en ese banco. Hoy Chomnalez es director de Telecom Argentina, en representación de Fintech”, advierte Pagni.
Más allá de lo dicho, está claro que las afirmaciones que dejó por escrito Aldo Ducler son bastante verosímiles. Los Eskenazi han tenido con los Kirchner un vínculo tan estrecho como oscuro.
Por ejemplo, cuando el juez Norberto Oyarbide lo “investigó” por enriquecimiento ilícito, el matrimonio justificó parte de su fortuna en que el Banco de Santa Cruz, perteneciente a esa familia, remuneraba sus ahorros a tasas exorbitantes.
“El provincial fue el principal punto de contacto de los Eskenazi con el kirchnerismo, sobre todo con Francisco Larcher, quien, antes de comandar la ex SIDE para Kirchner, fue director de esa entidad en representación de la provincia. Enemistados con Cristina Kirchner, los Eskenazi y Larcher migraron hacia Sergio Massa”, recuerda Pagni.
La conexión explica la cercanía de Sebastián Eskenazi con los servicios de Inteligencia, gracias a la cual se habría beneficiado con algunas prestaciones del tenebroso Antonio Stiuso. Estos vínculos se mantendrían hasta ahora y son de una opacidad inconveniente.
Por eso sorprende que hasta el día de hoy los medios no hablen de esta trama, tan o más importante que los cuadernos del chofer Centeno.
Fuente Mendoza Today