Los ministros de Finanzas de la Unión Europea han debatido este viernes por primera vez a fondo la reforma de las reglas fiscales durante una reunión en Luxemburgo. Ha sido la primera toma de contacto a nivel político después de que los técnicos hayan estado intentando acercar diferencias desde que la Comisión Europea presentó formalmente la propuesta a finales del mes de abril. Los ministros alemán y francés han usado su turno de palabra durante el encuentro para dejar claro que defienden visiones contrarias respecto a partes clave de la reforma.
El objetivo es intentar imprimir velocidad a las negociaciones y superar diferencias entre los distintos bloques para lograr un acuerdo político a finales de año. Pero por ahora lo que ha dejado claro el primer debate es que las diferencias siguen ahí. La propuesta original de la Comisión Europea mantuvo intactos dos de los pilares del anterior marco, los objetivos de mantener el déficit por debajo del 3% e intentar llevar la deuda pública hacia el 60% del PIB, pero eliminó por ejemplo la norma que obligaba a reducir la deuda una veinteava parte. Estableció un único indicador, el del gasto neto primario, y planes nacionales acordados con los Estados miembros para la reducción de la deuda en el horizonte del plan, aunque algunos países no están de acuerdo en que esa reducción no tenga un claro indicador numérico.
Se trata de una negociación única, con una tensión enorme. Cambiar las reglas fiscales es una oportunidad de oro para algunos Gobiernos que consideran que las anteriores normas eran demasiado complejas y rígidas, y es por otro lado un riesgo enorme para las capitales que consideran que, de hecho, el principal problema de las anteriores normas es que se aplicaban con demasiada flexibilidad por parte de la Comisión Europea. Los objetivos de uno y otro lado son, a priori, diametralmente opuestos, y la ventana de oportunidad para los primeros es muy pequeña: no siempre se tiene la oportunidad de modificar las reglas que van a marcar tu política económica en las próximas décadas. La negociación es a cara de perro.
Alemania mantiene las posiciones que ha venido expresando durante los últimos meses a través de un “non paper“, un documento de reflexión: que los países muy endeudados deberían reducir su ratio de deuda pública respecto al PIB en un 1% cada año, y que aquellos países con una deuda superior al 60% del PIB pero que no tengan una deuda excesiva deberían reducir el ratio en un 0,5%, ideas rechazadas tanto por la Comisión Europea como por muchos Estados miembros. Sin embargo, el Ejecutivo comunitario sí que recoge en su propuesta que aquellos países con un déficit presupuestario superior al 3% tengan que hacer un ajuste anual del 0,5%, un guiño para que Berlín cuente con un “hito numérico”.
Normas automáticas
Pero eso no es suficiente para Berlín, que no está del todo sola en sus exigencias. Hay un grupo de países que se sitúan del lado alemán, aunque no todos comparten todas sus preocupaciones. Este jueves, un día antes del primer debate político, los ministros de Austria, Dinamarca, Croacia, Bulgaria, Eslovenia, Lituania, Letonia, Estonia, Luxemburgo, República Checa, junto con Christian Lindner, ministro de Finanzas alemán, publicaron una columna conjunta en la que insisten en sus posiciones.
“Consideramos que es nuestra tarea hacer campaña por reglas fiscales fiables, transparentes, fácilmente medibles y vinculantes en Europa. Porque estos cuatro factores son las condiciones para la igualdad de trato de los Estados miembros. Los criterios cuantitativos, que se aplican por igual a todos los estados miembros, contribuyen a formular requisitos mínimos claros que permitan la consolidación y apoyen el crecimiento económico“, añaden los ministros, subrayando la exigencia alemana de que haya “criterios cuantitativos”.
Pero hay grandes ausencias en la carta que a nadie han pasado desapercibidas, especialmente la de Países Bajos. Fuentes diplomáticas holandesas explicaban esta semana que no querían verse arrastrados a la lógica de bloques. Otros países, como Suecia tampoco están entre los firmantes, y tampoco Finlandia, aunque la razón de esta última ausencia es que el Gobierno está en funciones a la espera de la formación de un nuevo Ejecutivo, aunque será todavía más conservador que el anterior, por lo que todo el mundo espera que se alineen con Berlín. En el caso holandés parece que es una estrategia personal de Sigrid Kaag, la ministra de Finanzas de Países Bajos, que apuesta por una posición negociadora más pragmática, como demostró el documento de reflexión conjunto que publicó su ministerio junto al español en el que defendían una visión común de la reforma de la gobernanza económica.
Lindner ha vuelto a repetir su propuesta del 1% durante el debate entre los ministros este viernes, defendiendo que no se trata de un objetivo tan exigente. “Un país con una deuda del 140% del PIB necesitaría 80 años para estar en línea con los estándares (el objetivo del 60%, que se mantiene intacto en la propuesta de la reforma de las reglas fiscales). Yo tendría 124 años”, ha señalado. Pero el alemán se ha encontrado con un rápido rechazo por parte de Bruno Le Maire, ministro de Finanzas francés, que ha subrayado que París está en contra de “normas automáticas y uniformes por decisiones políticas y económicas“.
Rechazo de Bruno Le Maire, que subraya que París está en contra de “normas automáticas y uniformes por decisiones políticas y económicas”
Para poder cerrar un acuerdo es fundamental que Berlín y París lleguen a un terreno común. Mientras que el eje franco-alemán no estén alineados, el acuerdo será imposible, pero cuando estén en la misma página el resto de piezas irán encajando. En esta primera discusión política ha quedado claro que están en posiciones opuestas respecto a la idea de unas “normas automáticas y uniformes”. Le Maire quiere centrar el debate en un pulso respecto a si se incluyen esas normas numéricas automáticas o no en el texto, porque cree que el resto de la reforma es más fácil de consensuar, y confía en que Alemania no cuente con demasiado apoyo a la hora de la verdad cuando toque defender esas normas automáticas.
“Trincheras” y calendario
Preguntado por la posición alemana en el debate, Paolo Gentiloni, comisario de Economía, ha subrayado la necesidad de que todos los socios se mantengan constructivos. “Es el momento de construir puentes y no de cavar trincheras“, ha asegurado el comisario, que se encargó de trabajar sobre la primera propuesta de la Comisión Europea para la reforma de las reglas fiscales, un primer texto que recibió mucha presión desde Berlín antes de ser presentado y que tras ver la luz ha tenido que soportar bastantes críticas por parte de Lindner. “Fortificar” las posiciones nacionales “no ayudan a la solución general“, ha criticado el italiano. Gentiloni ha recordado durante la sesión de debate que la propuesta original de la Comisión Europea llegó después de que los Estados miembros debatieran durante meses sobre un posible terreno común, una discusión que los técnicos comunitarios tuvieron en cuenta.
Estas dudas respecto a la propuesta original de la Comisión Europea ha quedado plasmado durante el trabajo que han ido realizando los técnicos. Según fuentes diplomáticas, se han acumulado más de 500 páginas con dudas y peticiones de aclaraciones por parte de las delegaciones nacionales hacia el Ejecutivo comunitario, siendo una buena parte de ellas alemanas. “La Comisión ha estado diciendo que Alemania estaba bastante sola en sus posiciones, y vemos que hay al menos diez países que comparten preocupaciones y dudas como nosotros”, defendía hace pocos días una fuente diplomática alemana.
No solamente hay varios bloques que chocan en esta negociación, también hay dos factores fundamentales. Por un lado está la urgencia, la necesidad de intentar cerrar un acuerdo antes de que termine 2023, y por otro la idea de hacer las cosas bien, como defiende Alemania, de evitar una negociación rápida que pueda dejar flecos sueltos. Fuentes diplomáticas consideran que el calendario es “exigente”, pero confían en poder cerrar un acuerdo a tiempo.
Los ministros de Finanzas de la Unión Europea han debatido este viernes por primera vez a fondo la reforma de las reglas fiscales durante una reunión en Luxemburgo. Ha sido la primera toma de contacto a nivel político después de que los técnicos hayan estado intentando acercar diferencias desde que la Comisión Europea presentó formalmente la propuesta a finales del mes de abril. Los ministros alemán y francés han usado su turno de palabra durante el encuentro para dejar claro que defienden visiones contrarias respecto a partes clave de la reforma.
Fuente El Confidencial