La economía española habría vuelto a acelerar en el segundo trimestre del año en contraste con la difícil situación de la economía global. Así lo constata el Banco de España, que calcula que el PIB habría crecido un 0,6% entre abril y junio, una décima por encima del crecimiento del primer trimestre. La entidad cita varias causas que explican esta aceleración económica, en especial los sólidos datos de creación de empleo, los indicadores de confianza de hogares y empresas y las encuestas de actividad sobre la facturación de las empresas. Todos estos indicadores comenzaron el trimestre a un ritmo superior al que terminaron el mes de marzo, aunque se han ido moderando a lo largo del trimestre, de modo que si bien en el conjunto del trimestre se produce una aceleración del crecimiento, la inercia de entrada en el tercer trimestre es algo más débil. De ahí que la entidad espere menor dinamismo económico en la segunda mitad del año.
“Las encuestas nos dicen que los empresarios españoles apuntan a un repunte de su facturación en el segundo trimestre del año”, ha explicado Ángel Gavilán, director de Economía y Estadística del Banco de España, durante la presentación del Informe trimestral de previsiones de la entidad, “el dinamismo de la actividad podría haber acelerado en el segundo trimestre”. Este comportamiento inesperado de la actividad, sumado a la sorpresa positiva del PIB del inicio del año, ha llevado a la entidad a dar una gran subida a su previsión de crecimiento para este año. En concreto, ha elevado en 0,7 puntos porcentuales su proyección de crecimiento del PIB, hasta el 2,3%, de modo que el Banco de España supera ya la previsión del Ministerio de Economía.
Estos buenos datos de crecimiento no son consecuencia de un comportamiento muy favorable de la demanda interna, sino de la externa, ya sea por las ventas al exterior como la moderación de las importaciones (en buena medida, como consecuencia de la caída del precio de las materias primas). El turismo ha jugado un papel clave durante los cinco primeros meses del año gracias a una llegada masiva de visitantes extranjeros que ha permitido conseguir un superávit histórico. Pero también el resto del sector servicios está elevando rápidamente sus exportaciones, lo que permite mantener un saldo positivo en la balanza por cuenta corriente de España.
Este dinamismo de la actividad hasta el mes de junio no garantiza que se vayan a mantener las sorpresas positivas durante el verano y en los trimestres posteriores. De hecho, el Banco de España ha bajado en una décima su previsión de crecimiento para 2024, al 2,2%, y mantiene sin cambios la de 2025, en el 2,1%. Esto significa que España seguiría creciendo por encima de su potencial, aunque en este horizonte sería la demanda interna la que tomaría el relevo a la demanda externa. El Banco de España espera que la aceleración en la ejecución de los fondos europeos, a medida que va ganando velocidad de crucero, permitirá mantener un ritmo de crecimiento similar al actual.
También prevé un buen desempeño del consumo de los hogares a medida que los salarios empiecen a ganar poder adquisitivo y se consolide la confianza de los agentes. La reducción, en los últimos trimestres, del temor de los ciudadanos a perder el empleo implica también una reducción del ahorro precautorio y, por tanto, un aumento del consumo de las familias. El Banco de España cree que este optimismo económico seguirá consolidándose gracias a la resiliencia mostrada por la economía, en particular del mercado de trabajo y, por tanto, estimulando el consumo de los hogares.
Sin embargo, el crecimiento de las exportaciones empezará a ser menos dinámico debido a la crisis que está experimentando la eurozona. Pero también hay motivos internos, como es el agotamiento de la recuperación de las exportaciones de turismo por la saturación de los principales destinos o el avance de la demanda interna por las compras de los españoles en el exterior. En suma, el BdE espera que la demanda externa reste casi medio punto al crecimiento en 2024 y que sea neutra en 2025.
Lo que no espera el Banco de España es que España vaya a mantener un diferencial positivo de crecimiento respecto a la eurozona. A medida que se agotan los elementos de recuperación pospandemia (como la llegada de turistas), el crecimiento tenderá a ser similar al de Europa. Esto tiene una implicación muy importante, y es que España no recuperará la brecha del PIB con respecto a la eurozona que abrió al inicio de la pandemia. Esto significa que España habrá perdido posiciones respecto a la media de la eurozona en el conjunto del ciclo económico actual.
El Banco de España también ha rebajado sus previsiones de inflación gracias al comportamiento algo más favorable de los precios en el inicio del año. Hay dos motivos que explican este desempeño. El primero, la caída del precio de las materias primas en los mercados internacionales, en especial de las energéticas. Esto está permitiendo una rápida moderación del IPC. En segundo lugar, gracias a la moderación de los salarios en España se están evitando los efectos de segunda ronda, ayudando así a moderar la escalada de los precios. Este efecto positivo, en términos de inflación, será negativo para los hogares porque recuperarán poder adquisitivo a un ritmo inferior.
En consecuencia, el BdE ahora estima que la inflación será del 3,2% en el conjunto del año, medio punto por debajo de la previsión que hacía hace tres meses. Sin embargo, mantiene sin cambios su horizonte para 2024, en el 3,6% y para 2025, en el 1,8%. Este repunte en 2024 será consecuencia de la eliminación de las medidas del Gobierno contra la inflación, así como por el efecto base por la fuerte caída de los precios energéticos de finales de 2022 e inicios de 2023. En cualquier caso, lo que prevé el Banco de España es que la inflación siga moderándose hasta volver a situarse por debajo del 2% en 2025 gracias a la contención de los salarios y los márgenes empresariales.
La economía española habría vuelto a acelerar en el segundo trimestre del año en contraste con la difícil situación de la economía global. Así lo constata el Banco de España, que calcula que el PIB habría crecido un 0,6% entre abril y junio, una décima por encima del crecimiento del primer trimestre. La entidad cita varias causas que explican esta aceleración económica, en especial los sólidos datos de creación de empleo, los indicadores de confianza de hogares y empresas y las encuestas de actividad sobre la facturación de las empresas. Todos estos indicadores comenzaron el trimestre a un ritmo superior al que terminaron el mes de marzo, aunque se han ido moderando a lo largo del trimestre, de modo que si bien en el conjunto del trimestre se produce una aceleración del crecimiento, la inercia de entrada en el tercer trimestre es algo más débil. De ahí que la entidad espere menor dinamismo económico en la segunda mitad del año.
Fuente El Confidencial