Por Juan Carlos De Pablo
Se puede hablar de la inflación como fenómeno general, y también de la tasa de inflación como medición del referido fenómeno. Si el control de precios aparece en el Código de Hammurabi, quiere decir que la inflación existe desde hace por lo menos 40 siglos, mientras que las modernas fórmulas para medirla recién aparecieron en Alemania en la década de 1860.
Las varias formas en que se presenta la tasa de inflación son un fenómeno más moderno todavía.
Para que me ilustrara sobre todo esto conversé con el alemán Hans F. Sennholz (1922-2007). Piloto de la Luftwaffe, fue abatido en Egipto por la artillería neocelandesa y luego fue trasladado a Sudáfrica, Nueva Zelanda y, finalmente, a los Estados Unidos. Terminó internado en un campo de prisioneros de guerra instalado en Austin, Texas. Sobre esa etapa, él mismo declaró: “Estuvieron entre los mejores años que pasé en mi vida, porque cocinaba un alemán que había tenido un restaurante antes de la guerra, y todas las comidas eran magníficas”.
En 1946 fue repatriado a Alemania, donde estudió en las universidades de Marburgo y Colonia. Regresó a los Estados Unidos en 1949 y estudió en la Universidad de Nueva York. Ludwig Heinrich Edler von Mises dirigió su tesis doctoral. Entusiasta del enfoque austríaco, puntualizó la gran distancia que existe entre la Escuela de Chicago y la Escuela Austríaca, cuestión que no siempre es entendida.
–En el plano personal, usted tiene un gran recuerdo de Mises.
–Efectivamente, porque durante 24 años fue, en los Estados Unidos, profesor visitante sin salario fijo. Fue un ejemplo viviente de que a un gran hombre no lo pueden quebrar ni el exilio, ni el cambio de ambiente, ni la barrera idiomática o ni ningún otro hándicap.
–¿Qué recuerda de su experiencia como profesor?
–Durante un período de 36 años enseñé en el Grove City College. Tuve muchos alumnos, pero como venían de contextos intervencionistas fueron alumnos míos porque no sabían lo que yo les iba a enseñar. Tengo un interés especial por la Argentina, porque dos docenas de exalumnos míos viven allí. Estoy seguro de que ellos constituyen una pequeña minoría intelectual, rodeados por un océano de colectivismo; y también estoy seguro de que estarán apenados por la declinación de su país.
–La cuestión de la inflación se puede abordar desde distintos ángulos. Me interesa particularmente cómo se la mide y cómo se la presenta.
–Vamos por partes. Con diferencia de pocos años, en la década de 1860, Ernet Louis Etienne Laspayres y Hermann Paasche, alemanes los tres, inventaron los índices de precios, a partir de cuya variación se mide la tasa de inflación. En la práctica se usa mucho más la fórmula de Laspayres, porque no hay que recalcular la “canasta de ponderaciones” cada mes.
–¿Cuál fue el aporte de los economistas mencionados?
–Advertir que el impacto que las variaciones de los precios tienen, por ejemplo, sobre el presupuesto de las familias, depende de la importancia que el gasto en el respectivo producto tiene en el gasto total. Ejemplo: no es lo mismo que se duplique el precio de la carne vacuna a que se duplique el precio de las bufandas, porque, en promedio, el ser humano gasta más en comer que en abrigarse. La propuesta consistió en ponderar cada aumento por la referida importancia dentro del gasto total.
–¿En qué medida los índices de precios captan la realidad?
–En medida importante, salvo que se los dibuje o se calculen sobre la base de los precios a los cuales no se consiguen los productos. Fuera de estos casos, sobre la elaboración práctica existe mucha experiencia, tanto local como internacional. Porque en el caso del índice de los precios al consumidor aparecen y desaparecen comercios, aparecen y desaparecen productos, etcétera, y, por consiguiente, hay que adecuar el cálculo original. Los expertos recomiendan actualizar las canastas cada 10 años. Además de lo cual, hay que recordar que el cálculo se basa en muestras, y no siempre es fácil incorporar las ofertas, los descuentos selectivos, etcétera. Ergo, préstele atención a la medición, pero no haga una cuestión por los decimales.
–Además de lo cual, la tasa de inflación es un promedio.
–Buen punto. Tomemos el caso de los alquileres. La importancia que este rubro tiene en la estimación del Indec refleja la coexistencia de los inquilinos y de quienes no lo son. Naturalmente que los primeros verán subestimado el impacto del aumento de los alquileres en la tasa de inflación, mientras que los segundos, que no gastan nada en este rubro, lo verán sobreestimado.
–Esto en cuanto a la medición. Pasemos a la presentación.
–La tasa de inflación surge de dividir el nivel de precios de un período posterior con respecto al que existía en un período anterior, restándole 1 y multiplicando todo por 100. Ejemplo: si el nuevo nivel de precios es 150 y el anterior era 100, la tasa de inflación fue de 50%. Si la distancia entre los dos períodos es un mes, la tasa de inflación es mensual; si es un año es anual; si compara un mes de determinado año con igual mes del año anterior, es interanual.
–A propósito, con enorme frecuencia y como si se tratara de sinónimos, en vez de hablarse de tasa interanual, se habla de tasa “anualizada”.
–Grave error. Permítame ilustrar el cálculo anualizado, con un ejemplo automovilístico. Voy conduciendo mi auto y el velocímetro marca 100 kilómetros por hora. ¿Qué significa esto? Ciertamente, no que en la próxima hora voy a recorrer 100 kilómetros, porque podría parar para almorzar o no recorrer ningún kilómetro, y no se me ocurriría hacerle juicio al fabricante de mi auto por una falla en el velocímetro.
–Obvio, pero entonces, ¿qué es lo que indica el velocímetro?
–Me marca a cuántos kilómetros estaré, dentro de una hora, si en los próximos 60 minutos mantengo la velocidad actual. En términos comparativos con la tasa de inflación, el velocímetro del auto me canta el equivalente horario de lo que está ocurriendo en este momento. Perdón por lo mal que suena, pero el referido instrumento “horariza” la actual velocidad del vehículo.
–¿Para qué sirve la anualización de la tasa mensual de inflación?
–O de cualquier otra variable, como el PBI. Sirve para hacer comparaciones, tanto en el tiempo como en el espacio, cuando los períodos no son los mismos. ¿Cuándo fue superior la tasa de inflación de un país, el año pasado o en los últimos 10 años? La comparación cruda no sirve, porque los períodos no son comparables.
–También sirve para analizar si la tasa de inflación se está acelerando o no.
–Pero esto también se aprecia mirando la información original.
–¿Y para pronosticar?
–Exactamente lo mismo. La misma calidad de pronóstico que surge de la información original, surge de la anualización de las variables. No le pidamos a la transformación estadística de la información más de lo que puede dar.
–Don Hans, muchas gracias.
Fuente La Nacion