La oposición en Israel pidió al Gobierno a no reprimir las masivas manifestaciones que fueron convocadas para el próximo día 11 contra una reforma judicial que ha polarizado al país.
Mientras tanto, el presidente, Isaac Herzog, asegura que aún es «alcanzable» un acuerdo entre gobierno y oposición.
El ex primer ministro y líder de la oposición, Yair Lapid, pidió al jefe de la Policía de Israel, Kobi Shabtai, a «respetar a los ciudadanos y a la protesta democrática, y hacer uso de la fuerza sólo en casos excepcionales».
«Somos un país democrático. Y la protesta es una piedra angular de la democracia», escribió Lapid en Twitter.
La reforma judicial que impulsa el Gobierno desde enero, con el fin de otorgar más poder al Ejecutivo en detrimento de la Justicia, polarizó al país y ha generado un histórico movimiento de protesta que considera que la iniciativa debilitará la democracia, socavará los derechos individuales, y traerá graves consecuencias económicas.
Se han convocado manifestaciones para el día 11 en diferentes ciudades del país, con Tel Aviv como epicentro. Se espera que haya cortes de carreteras y autopistas y concentraciones en el aeropuerto internacional Ben Gurion, así como frente a la Residencia Oficial del Primer Ministro, Benjamín Netayahu, en Jerusalén.
Además, varias empresas israelíes -incluyendo del pujante sector tecnológico- y académicos anunciaron un paro el martes, mientras se intensifican los llamamientos para convocar otra huelga general.
Netanyahu pidió un informe a la Fiscalía sobre cómo esto supone «violaciones a la ley que vulneran los derechos básicos de millones de ciudadanos», avisando sobre los peligros de la desobediencia civil.
En un intento de calmar los ánimos, el presidente Herzog aseguró que «el acuerdo es alcanzable».
«Y sin embargo, todavía nadie está dispuesto a sentarse y hablar, ahora, sin condiciones previas. Esto es un error de proporciones históricas», advirtió.
El ex ministro de Defensa y ahora miembro de la oposición Benny Gantz coincidió con Herzog en retomar el diálogo para «detener la legislación unilateral y la ruptura entre la gente».
APROBACIÓN UNILATERAL
Bajo presión por una huelga general en marzo en protesta por la reforma judicial, Netanyahu se vio obligado a detener su trámite en el Parlamento para lograr un consenso con la oposición, que sería auspiciado por Herzog. Sin embargo, el diálogo fracasó y la coalición gubernamental decidió continuar unilateralmente con la aprobación de la iniciativa, el mes pasado.
Está previsto que la Knéset (Parlamento), donde el Gobierno de Netanyahu tiene una amplia mayoría, apruebe mañana, lunes, en una primera lectura de tres, el proyecto de ley que anula la doctrina de la razonabilidad, que permite a la Corte Suprema revocar una decisión gubernamental basándose en si ésta es razonable o no; uno de los pilares de la reforma.
Ante las inminentes protestas del próximo día 11, los socios ultraderechistas de Netanyahu piden mano dura contra los manifestantes.
El primer ministro indicó que «el derecho a manifestarse en el marco de la ley es sacrosanto» pero condenó la «violencia, el bloqueo de las principales arterias de transporte, perturbaciones en el aeropuerto, llamados a no pagar impuestos, hostigamiento de figuras públicas o llamados a revueltas».
Por su parte, asociaciones de médicos enviaron una carta a Shabtai en la que le solicitan que no se desplieguen cañones de agua contra los manifestantes, con el argumento de que pueden causar daños permanentes en órganos, como los ojos y que 14 personas ya han resultado lesionadas por los cañones.
El pasado día 5, miles de israelíes tomaron espontáneamente las calles, luego de que el entonces jefe de la Policía de Tel Aviv anunció su renuncia debido a diferencias con el ministro de Seguridad Nacional de Israel, el ultranacionalista Itamar Ben Gvir, quien lo presionaba para hacer un mayor uso de fuerza contra los manifestantes.
A finales de marzo, protestas similares ocurrieron cuando Netanyahu cesó al ministro de Defensa, Yoav Gallant, por pedir abiertamente frenar la reforma judicial.
Las protestas que se realizan cada sábado desde que se anunció la reforma en enero cobraron fuerza este fin de semana al aglutinar a más de 150.000 israelíes. Además, miles de reservistas de las Fuerzas de Defensa de Israel se manifestaron anoche frente a la casa de Gallant, para pedirle que vuelva a interceder para pedir la paralización de la reforma judicial. EFE y Aurora
Fuente Aurora