
La economía española sufrió una inesperada ralentización en el segundo trimestre del año con un crecimiento del 0,4% respecto del trimestre anterior, según el avance de la contabilidad nacional publicado por el INE este viernes. Se trata de una desaceleración de 0,1 puntos que indica que el país empezó a sentir el impacto del deterioro de la actividad en Europa. El dato se queda por debajo de las previsiones de los expertos que pronosticaban un avance de, al menos, el 0,5%, para repetir la cifra del primer trimestre del año. Además, el fuerte crecimiento del empleo mostrado por la EPA anticipaba datos mejores a los que finalmente se han registrado.
El INE también ha revisado la serie del PIB del último año con una leve revisión a la baja. Según este nuevo cálculo el tamaño de la economía española en el primer trimestre del año fue un 0,1% inferior a lo estimado inicialmente. La principal desviación se produce precisamente en ese primer trimestre, cuando la economía creció un 0,5% y no un 0,6% como había calculado hasta ahora. La suma de un dato del segundo trimestre que no cumple con las expectativas y una revisión a la baja del dato del primer trimestre obligará a los expertos a recortar su previsión de crecimiento para España hasta dejarla cerca del 2%.
Una de las consecuencias de esta revisión a la baja de la serie es que se retrasa el momento en el que España recuperó el nivel de actividad previo a la pandemia. Con la serie anterior este hito se consiguió en el primer trimestre de 2023, pero con los datos revisados se ha retrasado hasta el segundo trimestre.
Este crecimiento trimestral del 0,4% fue el más bajo desde finales de 2022. Por su parte, el crecimiento interanual se situó por debajo del 2%, cayendo al 1,8% desde el 4,2% del primer trimestre del año. El ritmo interanual de la economía española no se situaba por debajo del 2% desde el final del estado de alarma. Uno de los motivos de este avance más moderado es que el empleo en términos de horas trabajadas creció un 1,3% respecto del mismo periodo del año anterior. Una cifra que sólo hubiese permitido mantener la inercia del crecimiento interanual superior al 2% si se estuviese produciendo una importante ganancia de productividad, algo que lleva años sin producirse.
Sin embargo, a pesar de la ralentización del PIB, el comportamiento de los distintos componentes de la demanda muestran señales positivas para España, ya que todo el crecimiento se consiguió gracias al repunte de la demanda interna. En los últimos meses de 2022 y el inicio de 2023 los hogares y las empresas estaban mostrando un comportamiento muy cauteloso ante el temor a una recaída de la actividad, pero en el segundo trimestre volvieron a consumir y a invertir intensamente. El gasto de los hogares creció un 1,6% respecto del primer trimestre del año, el primer avance desde el pasado verano. Por su parte, la inversión en capital fijo creció un 4,6%, con un incremento del 1% de la inversión productiva (en maquinaria y bienes de equipo) y del 7% de la inversión en vivienda e infraestructuras. De esta forma, la demanda nacional tuvo una aportacion al PIB de 1,8 puntos a lo largo del trimestre, el mejor dato desde el final del estado de alarma.
Por el contrario, la demanda externa contribuyó negativamente al crecimiento económico como consecuencia de la coyuntura que están viviendo los principales socios comerciales de España. Las exportaciones cayeron un 4,1% respecto al primer trimestre del año; ni siquiera la recuperación del turismo consiguió compensar este descenso. Las importaciones también cayeron, pero en una cuantía muy inferior, un 1%. El resultado es que la demanda externa restó 1,4 puntos al crecimiento económico de España, el peor dato desde el segundo trimestre de 2020, el del gran confinamiento.
Este cambio del prefil de crecimiento desde las exportaciones de bienes al consumo interno de servicios alteró el comportamiento de los sectores. La industria manufacturera sufrió una caída de su producción del 1,2% respecto al trimestre previo, mientras que los servicios se expandieron un 1%. El mayor crecimiento lo registraron las actividades de información y comunicaciones (incluye las tecnologías TIC), con un avance del 3,2%. Los servicios de bajo valor añadido (comercio, hostelería y transporte) aumentaron su producción un 1% y siguieron siendo un pilar clave de la recuperación en España.
La economía española sufrió una inesperada ralentización en el segundo trimestre del año con un crecimiento del 0,4% respecto del trimestre anterior, según el avance de la contabilidad nacional publicado por el INE este viernes. Se trata de una desaceleración de 0,1 puntos que indica que el país empezó a sentir el impacto del deterioro de la actividad en Europa. El dato se queda por debajo de las previsiones de los expertos que pronosticaban un avance de, al menos, el 0,5%, para repetir la cifra del primer trimestre del año. Además, el fuerte crecimiento del empleo mostrado por la EPA anticipaba datos mejores a los que finalmente se han registrado.
Fuente El Confidencial