LA HABANA, Cuba.- Entre los crooners españoles que hicieron furor durante la década de 1970, Luis Manuel Ferri Llopis, más conocido como Nino Bravo, ocupa un lugar especial en el recuerdo y el corazón de miles de cubanos.
Nacido en Valencia el 3 de agosto de 1944, ejerció varios oficios antes de dedicarse a la música. Fue lapidario en una joyería y también bodeguero, labores que compaginaba con su afición por el canto. A finales de 1962 fundó el cuarteto Los Hispánicos con unos amigos. El grupo se hizo bastante popular e incluso llegó a ser finalista en un concurso de radio de alcance nacional. Justo antes de incorporarse al servicio militar, se unió como vocalista al grupo Los Superson, que lo acompañaría en cada una de sus presentaciones, hasta el final de su carrera.
Debutó como solista en el Festival de la Canción de la Vall de Uxó, en 1968, y su primer mánager lo bautizó como Nino Bravo. Después de varias actuaciones que solo generaron pérdidas, y de ser rechazado por la disquera RCA, logró un contrato con Fonogram, para la cual grabó su primer sencillo, que incluyó los temas “Como todos” y “Es el viento”.
Aunque seguía presentándose en festivales y concursos, la carrera de Nino Bravo siguió dando tropezones hasta que llegó a sus manos la icónica canción “Te quiero, te quiero”, que no había corrido con suerte en las voces de figuras archiconocidas como Carmen Sevilla, Lola Flores y Rafael.
Ocurrió el milagro y el tenaz valenciano fue catapultado a la cumbre de la fama. A ese éxito le siguieron otros, inolvidables, como “Esa será mi casa”, “Voy buscando”, “Noelia”, “Cartas amarillas”, “Mi querida mamá”, “Un beso y una flor” y “Libre”; canciones que se escucharon muchísimo en Cuba y que todavía hoy los insulares acompañan cuando las pasan en la radio.
En apenas cuatro años, Nino Bravo conquistó su sitio en la música hispanoamericana. Su prometedora carrera fue trágicamente interrumpida por un accidente automovilístico, el 16 de abril de 1973. Tenía solo 28 años.
Fuente Cubanet.org