Como ya es sabido, los carpinchos invadieron Nordelta, y esto sucedió por la falta de control y no interpretar y respetar la ley de humedales. Se construyó Nordelta en busca de la libertad, pero sin medir las consecuencias. Hoy los Carpinchos, unos enormes roedores de hasta 66 kilos, aproximadamente, se adueñaron del complejo. La libertad debe tener reglas claras. Todos podríamos terminar como zaparrastrosos. (Aún más)
Algo mucho más grave sucedió en EEUU, a un grupo de fanáticos anarco-libertarios, modelo propuesto por Javier Milei.
“Sobre cómo los osos de Grafton derrotaron a los libertarios”
En 2004, doscientos fanáticos anarcocapitalistas se mudaron a un pueblo de New Hampshire para transformarlo en su Utopía:
Un pueblo sin impuestos, sin planeamiento urbano, sin recogida de basuras…
Diez años después, el sueño libertario terminó, ¡destruido por osos mutantes! En serio.
Esta es la historia: Grafton era un pueblito tranquilo entre los bosques de Nueva Inglaterra. Hasta que, en 2004, un grupo de “libertarians” que se habían conocido en foros de internet,
(en su mayoría anarcocapitalistas rabiosos) decidieron que Grafton sería el lugar perfecto para poner en práctica un experimento, para demostrar al mundo que las ideas de máxima libertad y mínima intervención pública eran perfectas para la convivencia pacífica y el desarrollo del ser humano.
Llamaron al experimento:Free Town Project (Proyecto Ciudad Libre)
Unos 200 fanáticos vendieron todo y se mudaron con sus camionetas gigantes y un montón de armas.
Como eran mayoría en el pueblito, al poco tiempo consiguieron reducir el ya exiguo presupuesto municipal en un 30%, a costa de los servicios públicos que consideraban innecesarios: mantenimiento de carreteras, planeamiento urbano o recogida de basuras.
Las cosas fueron más o menos bien durante un tiempo, pero se fueron abriendo socavones en los caminos que nadie reparaba, se declararon incendios que nadie apagaba y se cometió el primer asesinato en la historia del pueblo (por una disputa vecinal).
Hasta entonces, los libertarios consideraban que esas calamidades eran el precio que se debía pagar por vivir en la arcadia de la libertad absoluta.
Pero seis años después llegaron los osos.
Alrededor de 2010, unos cuantos osos negros, que teóricamente no son agresivos con los humanos, comenzaron a internarse en los terrenos de los graftonitas.
Es posible que, al haber eliminado el planeamiento urbano, los graftonitas ampliaron sus parcelas invadiendo el territorio de los osos, pero ese no fue el verdadero problema. El problema fue que la basura de los humanos huele muy bien.
De alguna manera, los osos de la comarca se comunicaron la novedad y también ellos comenzaron a trasladarse en manada a Grafton, para disfrutar también de los beneficios de la libertad.
El anarquismo (sea capitalista o no) requiere de un fuerte compromiso con la responsabilidad individual.
Parece que muchos de los fanáticos libertarios desconocían lo de la responsabilidad y solo se trasladaron allí para no pagar impuestos.
No conocían bien los gustos de los osos y no sólo eliminaron el servicio de recogida de basura, también el odioso reglamento municipal, que obligaba a meter la basura en cubos a prueba de osos.
Los restos de comida humana tienen sal y azúcar y son mucho más sabrosos que las bayas y los salmones de los bosques.
Los osos que migraron a Grafton hibernaban menos y se volvieron cada vez más agresivos, comportándose como verdaderos libertarios.
Una suerte de osos mutantes drogados con basura humana
Además, recibían mensajes confusos de los graftonianos, porque unos les lanzaban petardos, otros les disparaban, pero otros, compasivos con el proyecto de vida del prójimo, les ofrecían tartas y golosinas.
Cuando las cosas se descontrolaron, los anarcocapitalistas pidieron ayuda al Servicio de Caza y Pesca de New Hampshire, que les dijo algo como:“Este es el estado de vivir libre o morir. Resuelvan Ustedes solos sus problemas.”
Finalmente, en 2014, y con la convivencia destrozada por una profunda grieta entre los enemigos y los defensores de los derechos sociales de los osos, con el pueblo hecho una pena por el abandono y la desidia los anarcocapitalistas dieron por terminado el Free Town Project Unos cuantos se fueron y los que se quedaron, traicionaron sus principios libertarios: acordaron aumentar el presupuesto municipal a 1.5 millones de dólares: un 50% más que el que había antes de que llegaran
Ojalá no nos ocurra en Argentina lo mismo que a los libertarios de Grafton