Tras haber desistido de viajar esta semana a Johannesburgo, donde se desarrolló la cumbre de los BRICS, la alianza comercial que integran Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, Alberto Fernández anunciaba hoy el ingreso de Argentina a este grupo que conjuga a algunas de las economías más importantes del mundo, y que pone la vista en colaborar con otros países en desarrollo (se suman también en esta apertura del bloque Arabia Saudita, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Etiopía).
El presidente argentino había cancelado su viaje previsto para el martes pasado, desconfiando de que el aval del “amigo” Lula Da Silva fuese suficiente para empujar la membresía de Argentina (quedaron el camino de hecho otros países latinoamericanos como Venezuela, Cuba y Bolivia). “La relevancia de los BRICS se ve confirmada por el creciente interés mostrado por otros países en unirse al grupo. Como indicó el Presidente Ramaphosa, Brasil recibe con satisfacción a los BRICS: Arabia Saudita, Argentina, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán”, publicaba hoy a la mañana Lula en su cuanta de Twitter.
Y agregaba: “Dedico un mensaje especial al querido @alferdez, Presidente de Argentina y gran amigo de Brasil y del mundo en desarrollo”. Un gesto esperado por Alberto Fernández que había visto fracasar antes las gestiones de Lula para prestarle dinero a la Argentina a través del banco de los BRICS que preside Dilma Rousseff. Y el presidente argentino se había vuelto también con los bolsillos vacíos de su viaje a Brasil a principios de este año, cuando tampoco se concretaron las gestiones para una moneda común digital que había propuesto el ministro de Economía brasileño Fernando Haddad: ahora esos pagos se harán en yuanes, otra victoria para China que usa los BRICS para apalancar su moneda en el mundo.
Ahora bien, las dudas previas de Alberto Fernández sobre el posible desembarco de Argentina a los BRICS todavía subsisten. El ingreso de nuestro país y los otros invitados se haría efectivo a partir del primero de enero de 2024, dando tiempo suficiente para que un nuevo presidente, desde el 10 de diciembre de este año, decida dar marcha atrás. El propio Javier Milei, ganador de las PASO en la carrera electoral presidencial, ya ha manifestado que no tiene voluntad de acuerdos con China, quien es por cierto hoy uno de los principales clientes de la Argentina.
“No quiero pactos comerciales con comunistas”, había dicho el candidato presidencial por La Libertad Avanza, dicho que generó rispideces con el país oriental: China representa el 80% de exportación de carne de Argentina. En JXC, son más precavidos, no sólo han alentado el vínculo comercial con el gigante asiático, son enomes los intereses en tener una mayor relación comercial con India, un país que pronto podría superar a China como mercado, y que va en camino a disputar el podio en desarrollo tecnológico: esta semana logró aterrizar una nave espacial en la Luna, como prueba de que incluso tiene un desarrollo espacial que supera a potencias occidentales.
Finalmente, la posibilidad de que con este ingreso a los BRICS se habiliten líneas de crédito blandas para el país, podría hacer cambiar de opinión a los economistas de las fuerzas opositoras, conscientes de que la falta de divisas es uno de los principales problemas del país, y la traba para el funcionamiento de toda la producción.
Fuente Mendoza Today