Bajo el calor de Singapur, una humedad que no afloja ni cuando cae la noche, Carlos Sainz sonreía tras una victoria épica, su segundo triunfo en sus 177 apariciones en la Fórmula 1. El premio a la constancia, a estar dispuesto a levantarse una y otra vez tras recibir decenas de puñetazos en el estómago. «Ha sido un fin de semana increíble. Tras un inicio de temporada complicado, el equipo ha estado perfecto. Estoy seguro que todos los hinchas de Ferrari y toda Italia lo están celebrando», esgrimía el madrileño.
Se hizo con la pole el sábado y no aflojó en el momento de la verdad, un domingo que pareció eterno pero dominado de cabo a rabo por Sainz. Fue bravo en el inicio, cuando hay que marcar territorio como un depredador, y muy taimado en las últimas vueltas, cuando más apretaban Norris y los Mercedes. Tiró de estrategia y la victoria no tuvo más remedio que entregarse a su conquistador. Incluso el británico le reconoció su impresionante papel. «Carlos ha sido muy generoso, me ha ayudado en mi carrera». reconoció el de McLaren tras compartir confidencias con el español.
«Es un momento importante para mí en lo personal. En Monza estuve cerca y aquí he aprovechado la ocasión. Es una sensación increíble», reconocía el piloto español a los micrófonos de DAZN. «Esta carrera ha sido menos física que la de Italia, ha sido más mental. Me gusta más ir al ataque, adelantar coches como en Austria, pero si se ganan así, bienvenido sea».
Alegría que compartía su padre, Carlos Sainz, a miles de kilómetros de su hijo. El progenitor seguía en una pequeña pantalla todos sus movimientos, desde su karting de Madrid. Cuando el vástago atravesó la línea de meta, los golpes sobre la mesa y las miradas de orgullo rebotaron por toda la estancia. «Es lo primero que voy a hacer cuando coja el móvil, llamar a mi familia, por supuesto», explicó Sainz Júnior.
Sensaciones más que positivas que contrastaban con el enfado de Fernando Alonso, que acabó decimoquinto y, tras un brillante inicio de temporada, parece que su Aston Martin no pasa por un buen momento. «Esto no se puede conducir», lanzó el asturiano a sus ingenieros en la vuelta 42. Además, unos minutos después, un cambio de ruedas desencadenó una pérdida de 25 segundos para el asturiano. Sainz y Alonso, luz y sombra en Singapur.
Fuente ABC