Un debate predecible, aburrido y con candidatos que se mantuvieron en su zona de confort

Salvo puntuales momentos, breves y precisos, el debate de los candidatos a gobernar Mendoza fue pobre, predecible y poco interesante.

De hecho, ni siquiera fue un debate, porque no hubo cruces entre los que presentaron sus propuestas. Fue, en el mejor de los casos, una “exposición”, donde cada uno dijo lo que quiso.

Alfredo Cornejo, de Cambia Mendoza; Omar De Marchi, de La Unión Mendocina; Mario Vadillo, del Partido Verde; Lautaro Jiménez, del FIT; y Omar Parisi, del Frente Elegí, se mantuvieron en sus “zonas de confort”. Cada uno dijo lo que ya venía diciendo hace tiempo. Ciertamente, nada nuevo bajo el sol.

Cornejo habló bien de su gestión y su alter ego, Rodolfo Suarez, a quien curiosamente no mencionó jamás. De Marchi solo se enfocó en atacar a este último, su contendiente directo, a quien busca vencer en las urnas.

Jiménez, por su parte, recitó el típico rosario de la izquierda. Vadillo sorprendió porque cuestionó más a La Unión Mendocina que al oficialismo de turno, con una furia pocas veces vista. Finalmente, Parisi sorprendió con sus erráticas propuestas, todas ellas leídas con dificultad.

Respecto de los candidatos a vicegobernador, el más destacado fue Lucas Ilardo, viejo zorro de la política. Tiempista como pocos, supo manejar el lenguaje no verbal y los silencios. Ganó por lejos. No obstante, también se mantuvo en su zona de confort. No dijo nada que ya no hubiera dicho.

Daniel Orozco fue el más vapuleado, tras los señalamientos que viene sufriendo por parte de puntuales medios. De hecho, acusó ser víctima de una campaña sucia.

Hebe Casado, a su vez, se dedicó a defender la gestión de Cornejo, y fue acusada de “negacionista”. Emanuel Fugazzotto también tuvo una destacada exposición.

“Hemos sido críticos de Cornejo, de Suarez y denunciamos los hechos que le hacen mal a Mendoza”, sostuvo el candidato. La única que faltó fue Noelia Barbeito, del FIT, quien acusó un problema personal.

Si alguno no logró ver el debate, no se perdió nada finalmente. Un momento aburrido, errático y predecible. Mejor una buena película. Nunca falla.

Fuente Mendoza Today