Las importaciones por parte de Brasil de combustibles de Rusia han aumentado el 370 % entre enero y agosto respecto al mismo periodo del año pasado, totalizando 2.600 millones de dólares en estos ocho meses, según estadísticas oficiales brasileñas.
Brasil ha aumentado en un 370 % sus importaciones de diésel ruso en lo que va de año, pero el ministro brasileño de Minas y Energía, Alexandre Silveira dijo a EFE que este incremento se debe a los precios y no está motivada “en absoluto” por cuestiones diplomáticas.
Silveira explicó que el diésel ruso estaba a precios “extremadamente competitivos” desde comienzos de año, pero aseguró que “hace poco más de un mes ese ciclo está disminuyendo”
“Esto no tiene absolutamente nada que ver con relaciones diplomáticas internacionales. Esto tiene que ver con el mercado interno”, aseveró Silveira, quien se encuentra en Nueva York para presentar los proyectos de transición energética del Gobierno brasileño ante la ONU y ante inversores internacionales.
Las importaciones por parte de Brasil de combustibles de Rusia han aumentado el 370 % entre enero y agosto respecto al mismo periodo del año pasado, totalizando 2.600 millones de dólares en estos ocho meses, según estadísticas oficiales brasileñas.
Este fuerte incremento ha situado a Rusia como el segundo proveedor de combustibles de Brasil tan solo por detrás de Estados Unidos, país al que, en el mismo periodo, ha reducido sus compras de combustibles en un 61 %, hasta los 3.400 millones de dólares.
El Gobierno del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, está manteniendo una posición neutral en la guerra de Ucrania y ha defendido en foros internacionales el cese inmediato de las hostilidades, para la búsqueda de una solución pacífica negociada entre Kiev y Moscú.
Silveira responsabilizó de los altos precios de los combustibles en el mercado brasileño a las políticas “irresponsables” del expresidente Jair Bolsonaro por “desmantelar” las refinerías que estaban en construcción en el país.
En ese sentido, aseguró que el Gobierno de Lula trabaja para retomar esas obras, con el objetivo de elevar la producción interna de combustibles y alcanzar la autosuficiencia en diésel y gasolina.
Brasil es un país productor y exportador de crudo, pero debido a su baja capacidad de refino se ve obligado a importar derivados para atender a su demanda interna.