El Banco de España (BdE) ha recortado este martes su horizonte de previsiones económicas y ha revisado al alza el de inflación después de los últimos indicadores conocidos en los últimos meses que muestran una ralentización de la actividad y un nuevo repunte de los precios de la energía. En un entorno todavía de elevada incertidumbre, el INE anticipa que la recuperación económica de España será algo más lenta, pero seguirá liderando el avance del PIB a nivel europeo. En cuanto a la inflación, espera un rebote de cara a los próximos trimestres que no se superará hasta finales de 2024 o ya inicios de 2025.
La entidad calcula que el PIB habría crecido un 0,3% en el tercer trimestre del año, una décima menos que el segundo y dos menos que el primero. Esta paulatina desaceleración es consecuencia del deterioro del entorno europeo, que afecta especialmente a las exportaciones de bienes, y del impacto de las subidas de los tipos de interés sobre las cuentas de los hogares. Sin embargo, el crecimiento sigue siendo positivo, resultado de una economía que sigue recuperándose del cierre provocado por la pandemia. El Banco de España señala que la economía nacional seguirá siendo una de las más dinámicas de Europa y no aprecia riesgos de recesión en el horizonte. Este mayor dinamismo “es consecuencia de la composición sectorial de la economía española”, ha señalado el director general de Economía y Estadística de la entidad, Ángel Gavilán. La elevada dependencia de los servicios, en especial los turísticos, y la baja presencia de industria en España está ayudando al avance de la actividad en estos momentos del ciclo económico.
Si se cumple esta previsión de crecimiento del 0,3% en el tercer trimestre del año, el avance anual del PIB no se moverá mucho del 2,3%, lo que coincide con la proyección que realizó en el mes de junio y con las nuevas previsiones de la OCDE y supera en dos décimas la previsión del Gobierno. La actividad económica seguirá siendo moderada hasta final de año y no será hasta 2024 cuando empiece a remontar levemente. En cualquier caso, el BdE ha vuelto a retrasar el repunte de la actividad que esperaba para el final de este 2023, lo que le obliga a recortar la previsión de crecimiento para 2024 en cuatro décimas, bajándola del 2,2% al 1,8%. Se trata de un recorte significativo que también tiene su impacto en 2025 con una rebaja de una décima adicional, del 2,1% al 2,0%.
Este recorte se debe, principalmente, a una recuperación más modesta del consumo privado, ya que el Banco preveía en junio que los hogares elevarían su gasto un 3,3% en 2024 y ahora calculan que será del 2,2%. También la inversión en capital (FBCF) tendrá menor tracción el próximo año: si en junio esperaba un crecimiento del 4,1% para el año 2024, ahora estima que el avance será del 3,4%. En definitiva, la demanda interna no será tan dinámica como se esperaba por el retraso en la normalización del crecimiento.
En definitiva, el Banco de España anticipa un escenario en el que España no estaría en riesgo de recesión, aunque el crecimiento será limitado durante los próximos trimestres, antes de volver a acelerar ya bien entrado 2024. El PIB adquiriría mayor inercia el próximo año gracias a la subida de los salarios, la ejecución de los fondos europeos y la ansiada recuperación de la economía europea una vez digerido el impacto de la guerra en Ucrania.
El repunte de la inflación
Este menor crecimiento económico viene acompañado de una revisión al alza de las previsiones de inflación. El motivo es el reciente repunte de los precios de la energía, como consecuencia del recorte de la producción de petróleo de los países de la OPEP+. Ya durante el verano se produjo una aceleración de los precios de los carburantes hasta máximos anuales. Esto provocó un nuevo repunte de la inflación, que después de moderarse hasta el 1,9% en junio, volvió a escalar hasta el 2,6% en agosto en comparación con los mismos meses del año anterior. Esta nueva aceleración de la inflación ha obligado al BdE a revisar su horizonte inmediato de previsiones ante la expectativa de que la energía seguirá siendo cara durante los próximos meses.
Si en junio calculaba que la inflación media anual se moderaría hasta el 3,2%, ahora sube esa cifra hasta el 3,6%, lo que supone cuatro décimas más. Además, de cara a 2025 también sube su previsión desde el 3,6% al 4,3%, un alza de 7 décimas. Se trata, por tanto, de una revisión sustancial de la inflación en el corto plazo, lo que indica que el IPC todavía tardará más de un año en volver a bajar del 2%. Eso sí, para el año 2025 mantiene su previsión de inflación en el 1,8%, insiste así en que la estabilidad de precios a medio plazo está garantizada.
Esta estabilidad de precios a medio plazo se fundamenta en una paulatina moderación del IPC subyacente, esto es, la tasa de inflación que no tiene en cuenta la alimentación ni la energía. El BdE mantiene para este año que el IPC subyacente avanzará un 4,1%, pero en 2024 ya se frenará al 2,3% (apenas dos décimas más que su previsión de junio) y en 2025 caerá al 1,7%. Con este dato la entidad descarta que se estén produciendo tensiones inflacionsitas que vayan más allá de los componentes más volátiles de la cesta de la compra.
El Banco también prevé que el desempleo siga reduciéndose durante los próximos años gracias al crecimiento de la actividad, aunque el ritmo del empleo sea más lento que en los años anteriores. En 2023 el desempleo medio anual será del 12%, en 2024 bajará al 11,5% y en 2025 se estabilizará en el entorno del 11,3%.
La OCDE revisa al alza
El Banco de España coincide en su previsión con la esbozada este martes por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que también estima un crecimiento del 2,3% para la economía española durante este año. El club de los países más ricos del mundo mejora su pronóstico en dos décimas, a diferencia de lo que ocurre para el conjunto de la eurozona, que sufre un recorte de tres, hasta un exiguo 0,6%. Alemania continúa siendo el gran lastre de la moneda única, con un crecimiento negativo del 0,2%.
El contraste entre nuestro país y sus principales socios comerciales -y emisores turísticos- refuerza la idea de que el crecimiento nacional se apoyará en la demanda interna durante el segundo semestre, igual que lo hizo entre abril y junio. De hecho, la inflación media anual se situará en el 3,5%, dos puntos menos que en la eurozona y cuatro décimas menos que en las proyecciones anteriores, lo que favorecerá la recuperación del poder adquisitivo de los salarios y el consumo de los hogares.
Para 2024, los economistas de la OCDE esperan que el IPC español se sitúe en el 3,4%, cuatro décimas por encima de la media de los países del euro, y mantienen una previsión de crecimiento del 1,9%, frente al 1,1% de la eurozona, que sufre un recorte de cuatro décimas.
El Banco de España (BdE) ha recortado este martes su horizonte de previsiones económicas y ha revisado al alza el de inflación después de los últimos indicadores conocidos en los últimos meses que muestran una ralentización de la actividad y un nuevo repunte de los precios de la energía. En un entorno todavía de elevada incertidumbre, el INE anticipa que la recuperación económica de España será algo más lenta, pero seguirá liderando el avance del PIB a nivel europeo. En cuanto a la inflación, espera un rebote de cara a los próximos trimestres que no se superará hasta finales de 2024 o ya inicios de 2025.
Fuente El Confidencial