Editorial de diplomático argentino: «La embajada en Israel debe quedar en Tel Aviv»

Editorial de diplomático argentino:
Editorial de diplomático argentino: “La embajada en Israel debe quedar en Tel Aviv”

La milenaria historia del Israel bíblico incluye las últimas décadas, cuando nació el moderno Estado de Israel, a poco de crearse las Naciones Unidas. La Argentina mantuvo desde un principio, y conserva, excelentes relaciones de profunda amistad, formalizada en relaciones diplomáticas. Estas sirven de marco para muy variadas e intensas relaciones económicas y culturales.

La colectividad judía en la Argentina es una de las más numerosas fuera de Israel, donde a su vez reside un importante número de nacidos en nuestro país. No es de extrañar entonces, que el papa Francisco, como obispo de Buenos Aires, supiera mantener fuertes lazos de amistad con los judíos argentinos. Todos recordamos con emoción su viaje a Jerusalén en mayo de 2014, cuando se abrazó con el rabino Abraham Skorka y el religioso musulmán Omar Abboud, frente al muro de los lamentos, diciendo “lo logramos“.

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Un gesto de amistad sincera, de alto valor simbólico para la religión tanto como para la política. Pocos días después, el 8 de junio de 2014, el entonces presidente de Israel Shimon Peres y el presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas se encontraron en el Vaticano para rezar juntos por la paz y, junto a Francisco, plantaron un olivo en los jardines vaticanos.
Gestos alentadores como los citados coexisten con cuestiones internacionales no resueltas, o resueltas a medias, a la luz del derecho internacional. La Carta de las Naciones Unidas es el instrumento legal por el que las naciones procuran regular sus relaciones en paz, por medio de la negociación y el acuerdo, en vez de recurrir a la prepotencia y la guerra.
Lo ilustra, entre muchos otros, el caso de Jerusalén oriental. A la luz del derecho internacional, es un territorio ocupado y adquirido por la fuerza en el marco de una guerra, al que no puede reconocérsele el status de capital del Estado de Israel. Varias resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas condenaron la decisión israelí de anexar Jerusalén oriental y establecer allí su capital.
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Es por ello que son gran mayoría los países como la Argentina que tienen sus embajadas funcionando en Tel Aviv. Son muy pocas las embajadas que están en Jerusalén, incluyendo a los Estados Unidos -sólo desde 2018, durante la presidencia Donald Trump-. Lo hacen debilitando la vigencia del derecho y favoreciendo la prepotencia, si no en las intenciones, sí en los hechos.

Es preciso que la comunidad internacional aliente el respeto recíproco de los derechos legítimos que asisten a los palestinos no menos que a los israelíes, a fin de que pueda lograrse un acuerdo global que consolide la paz y la necesaria cooperación entre dos pueblos que se necesitan recíprocamente.

Una decisión de impacto mediático, como la que propone Javier Milei, puede vulnerar también el derecho, la justicia y la paz. Los argentinos haríamos bien en mantener nuestra Embajada en Tel Aviv y abstenernos de seguir el mal ejemplo de Trump.

Por Vicente Espeche Gil

Fuente: Letra P

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