El silencio de la noche se rompió de pronto en el bloque de viviendas número 23 de la calle Doña Francisquita, en Villaverde. Eran las 3 y media de la madrugada del sábado al domingo cuando las voces y gritos de auxilio presagiaban lo peor. Las discusiones procedentes del 4ºA eran frecuentes, pero, esa noche, Miguela, mejor conocida por sus amigos y familiares como ‘Mella’, salió de la vivienda ensangrentada y pidiendo ayuda. Bajó hasta la tercera planta y allí se desplomó. Su expareja, Fermín, le había propinado múltiples puñaladas en el cuello y en el pecho. Nada se pudo hacer por salvar su vida.
El presunto autor, un hombre de 30 años, con antecedentes y de nacionalidad dominicana, huyó del bloque a la carrera. La Policía Nacional le buscó durante horas hasta que, casi un día después, se entregó en la comisaría de distrito de Usera-Villaverde y confesó el crimen. Mella, de 35 años y nacionalizada española, es la cuarta víctima de violencia machista en lo que va de año en Madrid, según confirmó la Delegación del Gobierno.
La pesada losa de la tragedia cayó a plomo sobre un vecindario conmocionado que, ayer, a las puertas del inmueble, todavía bañado de sangre, prefería guardar silencio. Los que se decidieron a hablar lo hicieron para dar cuenta de las constantes peleas en el seno de la pareja, que en el momento del fatal desenlace había cortado su relación, según concretan. En abril de 2022, la Policía tuvo que intervenir por una disputa entre ambos en plena calle. Fermín fue detenido entonces por malos tratos, pero la víctima nunca llegó a denunciar los hechos.
Mella (conocida así por su hermana melliza) vivía junto a su madre y a sus tres hijas en una vivienda de la calle la Dolorosa, a sólo 500 metros del lugar del crimen, un piso de alquiler temporal donde residía el presunto asesino. De acuerdo al relato de uno de los vecinos, la relación entre ambos fue corta, de alrededor de un año, durante el que las discusiones, golpes y gritos de auxilio no eran una excepción. El día del suceso, cuenta el mismo residente, Fermín estuvo merodeando por las inmediaciones de la casa de la víctima: «Le vimos por el parque [Ciudad de los Ángeles] y por la casa de ella».
En algún momento del 23 de septiembre, Mella fue a la vivienda de su expareja, como hacía ocasionalmente tras la ruptura, según indican a ABC dos moradores del bloque de la calle Doña Francisquita. Allí permaneció, al menos, dos horas, el intervalo de tiempo en que los vecinos llegaron a oír dos fuertes discusiones entre ambos. La primera se produjo sobre la 1.30 horas y la segunda, pasadas las 3 y media de la madrugada. «Escuchamos ruidos y gritos, pero parecía una pelea más. Tampoco sabíamos si venía del cuarto o de otro piso», explican los residentes.
Brutal agresión
Los alaridos angustiosos de la víctima salieron al rellano y, en ese momento, saltaron todas las alarmas. «Salió del piso pidiendo ayuda, llamando a las puertas», recuerdan. Su agresor la había apuñalado reiteradamente en la parte superior del tórax y en el cuello, según informó Emergencias Madrid. La mujer bajó las escaleras tratando de salvar su vida, tocó los timbres que veía a su paso y pidió ayuda a gritos, hasta que se desplomó en el descansillo del tercer piso.
Una residente llamó a la Policía, que «tardó solo cinco minutos en llegar». Los agentes iniciaron las maniobras de reanimación a la espera de los sanitarios, pero cuando llegaron estaba en parada cardiorrespiratoria. El equipo del Samur-Protección Civil trató de devolver a la vida a la mujer durante media hora, sin resultado. En el lugar, los facultativos solo pudieron certificar su muerte.
Casi 24 horas después del suceso, «tras la presión policial ejercida», el presunto autor se entregó en la comisaría de Usera-Villaverde, donde fue arrestado y trasladado a dependencias de la Jefatura Superior de Policía a la espera de pasar a disposición judicial. En el lugar del crimen, la escena era grotesca casi dos días después. Sobre un enorme charco de sangre, un papel en la puerta pide ‘Ni una más’.
Fuente ABC