El abogado del pro Israel Javier Milei es el mismo que defendió a los pilotos iraníes.Esta semana dos celulares harán mucho ruido: el de Chocolate y el del espía Zanchetta.
El tradicional comentario de no se puede creer ya no pertenece más a la política argentina. Tal vez hace rato que no pertenece. Acontecimientos de los últimos días, que se pueden enumerar en cualquier orden porque unos son más horribles que otros, avalan esta conclusión con poco o nada de presunción: en nuestra política todo se puede creer.
A días de perder el cuarto gobierno, el kirchnerismo meterá violín en bolsa con su exasperada busca de impunidad para su jefa. Por supuesto, lo hará lo más ruidosamente que pueda como lo ha estado haciendo desde que Cristina erró otra vez con sus elecciones, proclamando a Alberto Fernández para que le sacara de encima sus muchas causas por corrupción.
No será nada fácil por todo lo revuelta que está la alianza denominada, sin ponerse colorados, Unión por la Patria. No nos referimos tanto a patria, que no hace falta, sino a unión. ¿De qué unión se tratará? Fernández, que de tanto en tanto hay que recordar que sigue siendo el presidente, para que se hable un poco de él denunció a Milei de intimidador público sin alertar a su ministro-candidato Massa que, con asegurado disgusto, vio cómo le aumentaba votos al libertario.
Nota al pie: Milei puso como defensor a Francisco Oneto, su candidato a vicegobernador bonaerense. Es el mismo que defendió a los pilotos iraníes retenidos en Ezeiza. ¿Quién lo contrató? Maximiliano Rusconi, abogado de Cristina y de Lázaro Báez y muy próximo a Martín Mena, el dos de Justicia y exsubjefe de los espías. Dicen que Rusconi recibió de Maduro un millón de dólares para esta defensa. Los de Milei tienen sus principios pro Israel y contra la casta. Otra cosa son los negocios.
Creíblemente (antes hubiéramos dicho increíblemente) Fernández se fue a China en su interminable viaje de egresado y dejó olvidado su hasta no hace mucho muy protegido canciller Cafiero y su hasta no hace mucho (esto sí que era increíble) inacallable vocera Cerruti, pasada ahora a la clandestinidad del silencio, y que no quiso acompañarlo. Alguien comentó: en el avión no cabía una ausencia más.
Cristina cambió, se supone que momentáneamente, las clases magistrales por el Tik-Tok. No parece tener demasiado éxito en las dos disciplinas. Menos aún con los jueces, que le voltearon el sobreseimiento especial que había conseguido con enorme escándalo en la causa Hotesur- Los Sauces, el lavado de dinero en sus hoteles de El Calafate. Esta misma semana, se sortearán los nuevos jueces en la causa.
Le pasó lo mismo a Cristina en la causa Irán: los jueces que reabrieron el caso y ella recusó, resolvieron no apartarse. Y algo clave: fueron validados los testimonios de los arrepentidos en Cuadernos, la causa que mejor retrata la trama de coimas montada en la obra pública. Hay aquí dos jueces, Méndez Signorini y Canero, que hicieron lo que pudieron para demorar el juicio. ¿A pedido de quién? Cristina tiene asegurado un 2024 más que movido en Comodoro Py. Encima puede caerle otra pésima noticia: que le carguen asociación ilícita a su condena de seis años en Vialidad.
¿Y quién se acuerda del juicio a la Corte, con el que creyó que atemorizaría a los jueces? El miércoles debían declarar testigos contra Lorenzetti. No aparecieron. Y el kirchnerismo, que amenazó con llevarlos por la fuerza si fuera necesario, no se dio por enterado. Un día antes, Lorenzetti no firmó ninguna de las tres medidas que la Corte falló contra Cristina. La coincidencia no es mera coincidencia. No se vaya a creer.
Van a estirar esta guerra sucia hasta la entrega del poder. Pero el gran objetivo de declararle a la vice el sobreseimiento de los jueces que debía seguir al auto declarado sobreseimiento de la Historia, se le diluyó dejando a cambio una crisis múltiple económica, de seguridad, de salud y, sobre el final, un nuevo estallido de enervante corrupción.
Eso representa el yate-office de Insaurralde en el Mediterráneo, si alguien, distraído, creía que la corrupción era cosa del pasado. También, las tarjetas del empleo trucho en la legislatura bonaerense, el Chocolate Gate. Creíble o increíble, táchese lo que no corresponda, el gobernador Kicillof confesó inocentemente no saber que Insaurralde, su jefe de ministros, le firmaba decretos yateando en el Bandido. Y sobre llovido, más mojado todavía, y no con agua: Casación volteó el aquí no pasó nada con el que (de nuevo creíble o increíblemente) los camaristas Benavides y Villordo intentaron que no se destapara la olla podrida.
En el apuro por el trámite express amañado con el operador estrella de Massa, Raúl Pérez, se pasaron de rosca al dictaminar que la policía no está para actuar ni en caso de delito infraganti, nueva contribución argentina a la jurisprudencia mundial. Esta semana amenaza doble explosión solar con los teléfonos. Una será la apertura del celular del múltiple cobrador en cajeros, Chocolate Rigau, que estuvo un día fugado y ahora, en la cárcel, es una bomba de tiempo para los políticos para los que robaba ..
La otra apertura radiactiva será el fin del secreto para el teléfono del ex sargento de la Federal, Ariel Zanchetta, detenido en Marcos Paz y curiosísimo interesado en datos de jueces, además de otros funcionarios y políticos. Husmeó, espió, más de 2.000 veces por cuanta base de datos se le puso a mano. Su celular podría mostrar para quiénes espiaba con tanto afán.
En Comodoro Py creen que trabaja para servicios de inteligencia ligados al kirchnerismo y al exespía y diputado Rodolfo Tailhade, aunque Zanchetta afirma que ahora es periodista, cosa que no ha podido probar. En este clima entre cloaqueril y chambonazo, ocurre que la inflación al 12,7 de setiembre (140 anual) es de lo poco de sí creer.
Pero, créase o no, el vice de Massa, Gabriel Rubinstein, va y dice que se “consolida la baja de la inflación”. Malabares de su novísimo índice semanal a lo Moreno, que canta para setiembre un 7,4, a diferencia del 12,7 del Indec. No le piden tanto, doctor Rubinstein. A una semana de la elección, se dispara el dólar a mil, meten un virtual feriado cambiario hasta el domingo y, para la tribuna, arman un show con federales en el microcentro.
¿Cómo pega todo esto en la gente? Nadie lo sabe. Hay otra hazaña en espera: que las encuestas acierten. Insisten en primero Milei, pese a sus repetidas patinadas. Después, Massa, el nuevo producto de la marca Kirchner, y tercera o segunda, una Bullrich que viene arrimando lenta pero consistente y ahora juega fuerte a Larreta: lo anuncia jefe de Gabinete. El voto se sigue moviendo. Cada uno creerá en la encuesta que le guste más, aunque si acertaran, sería como con los horóscopos: más bien por pura casualidad.
Fuente Clarin