Por Lucía Salinas
El hotel boutique Los Sauces Casa Patagónica permanece cerrado hace 7 años. También el hotel de montaña La Aldea, en El Chaltén.
La misma suerte tuvieron el Hotel Bahía de Lázaro Báez y la hostería Los Notros de Cristóbal López frente al Perito Moreno.
La ciudad de El Calafate es turística por excelencia. La ocupación hotelera siempre está al límite en plena temporada. Pero allí la familia Kirchner y empresarios amigos son dueños de “hoteles fantasmas” que permanecieron abiertos poco tiempo o en otros caos que ni siquiera llegaron a esa instancia.
Algunos de estos establecimientos turísticos son parte del entramado de lavado de dinero que finalmente se analizará en un juicio oral y público por el caso Hotesur-Los Sauces y con Cristina Kirchner sentada en el banquillo de los acusados una vez más.
En esa investigación, que lleva el nombre de dos sociedades de la familia Kirchner, se busca determinar un presunto lavado de dinero y asociación ilícita de parte de la Vicepresidenta en el alquiler de sus hoteles y propiedades a Lázaro Báez, titular de Austral Construcciones; Cristóbal López y Fabián De Sousa. Según la imputación judicial, el pago de esos alquileres se efectuó por parte de los empresarios como contraprestación a las obras públicas que sus compañías recibieron durante los gobiernos K.
El único cliente del Grupo Austral era el Estado nacional y los contratos viales. Las irregularidades cometidas que garantizaban un constante flujo de fondos y con valores superiores a lo normado, según sostuvo el Tribunal que condenó por hechos de corrupción a la ex Presidenta.
En ese análisis los magistrados que acusaron a la vicepresidenta de administración fraudulenta, destacaron que los negocios que celebró con Lázaro Báez tuvieron una extensa prolongación en el tiempo, algo constatado “por las ingentes ganancias que reportaron a la ex Presidenta, los contratos celebrados para la locación y explotación de tres hoteles ubicados en la provincia de Santa Cruz”.
El negocio hotelero y los empresarios allegados al kirchnerismo, se convirtieron en partes de una misma ecuación. Así lo determinó la justicia federal en diversos expedientes. Muestra de ellos es los contratos entre Cristina y Máximo Kirchner con Lázaro Báez, los empleados y la administración compartida entre Hotesur y un hotel de Cristóbal López.
Pero hay otro hecho que los nuclea: en la villa turística santacruceña, los Kirchner, el dueño del Grupo Austral como López, tienen hoteles con sus puertas cerradas hace muchos años. Ubicaciones exclusivas, instalaciones boutique, hoteles para comercializar como cinco estrellas, son tan sólo una infraestructura que se deteriora año tras años sin finalidad comercial.
El Calafate cuenta con 9.300 plazas habilitadas, en el último fin de semana largo se encontraban disponibles, por estar ya fuera de temporada, unas 5.100 plazas. El 75% fueron ocupadas durante esos días. La demanda es constante, y durante el verano hay momentos donde se dificulta obtener disponibilidad en complejos turísticos.
El bote boutique
El hotel predilecto de Cristina Kirchner, lindante a su residencia en El Calafate, no logra ser alquilado. El último informe de los veedores judiciales en las empresas familiares de los Kirchner detalló que pese a que el año pasado existieron gestiones para que una empresa turística abra las puertas de Los Sauces Casa Patagónica, no se terminó firmando ningún acuerdo de explotación. El complejo boutique cumple casi siete años cerrado y aún está cancelando deudas municipales que acumuló los últimos años.El hotel Los Sauces de la familia Kirchner está cerrado y abandonado.
Hubo un intento para reabrir el costoso hotel. En su oportunidad Clarín contó que se intercambiaron una serie de correos electrónicos donde los empresarios manifestaron a una inmobiliaria local el interés por hacerlo. La firma era Hotelera Patagonia SAS, que hizo pie en El Calafate en 2019 cuando comenzó a explotar otro complejo turístico de los Kirchner: Las Dunas.
Quien se decida a operar el hotel boutique deberá antes resolver unos trámites en la municipalidad de El Calafate: el último interventor judicial había informado ante la justicia federal que había deudas por servicios suministrados al complejo en años anteriores con Servicios Públicos Sociedad del Estado por $ 605.745 y con Distrigas por $ 441.195. Ante la cifra -que sumando las tasas municipales impagas arrojan un valor de 1.146.940 pesos- la intervención gestionó una moratoria.
El “apalancamiento financiero”
Cuando el contador Víctor Manzanares, custodio de los números del patrimonio de Néstor y Cristina Kirchner por décadas, declaró como arrepentido en la causa de los Cuadernos, dijo que el hotel funcionó como el “principal apalancamiento financiero en el incremento de bienes de los Kirchner”. Explicó que la administración del complejo “tuvo los mayores niveles de valores de locación, pero menos ocupación y menos cantidad de habitaciones”.
El ex contador de la vice reveló que durante once años se pagaron 90 mil dólares mensuales por su alquiler, y añadió que “este contrato significó una suma de entre 10 y 11 millones de dólares de ingreso en blanco a la economía de los Kirchner”.
La Aldea, el hotel “fantasma”
Una obra de ampliación sin concluir, un cartel en la puerta que recuerda hace más de tres años su cierre definitivo, expone la realidad de La Aldea, en El Chaltén. Esta pequeña ciudad se encuentra a una hora de El Calafate y se comercializan turísticamente de forma conjunta.
Ese pequeño hotel de montaña sufrió el mismo destino. No se comercializó más y sólo sumó deudas con la empresa que trabajaba en su refacción. La Justicia sostiene que Báez pagaba cifras “excesivas” por administrar el lugar.
A la Hostería se le asignó un valor de 108.413.000 pesos. Sus puertas no volvieron a abrir desde comienzos de 2016 cuando se inició una refacción que quedó inconclusa: se pretendía duplicar la superficie del pequeño hotel. Hubo negociaciones para alquilarlo, pero ninguna empresa aún logró hacer una oferta que convenciera, siendo que debe terminarse la ampliación y después refaccionarlo por completo para su reapertura.
El administrador Sebastian Sánchez informó lo siguiente sobre este hotel ubicado en la localidad de El Chaltén: “con respecto a la Hostería La Aldea se encuentra deteriorado y no operativo, con imposibilidad de realizar mejoras por falta de fondos en la sociedad, por lo cual se pretende tercerizarlo para su reparación y posterior explotación sin avances a la fecha.”
Este complejo que hasta 2013 administró Lázaro Báez, quedó cerrado hace más de siete años y pertenece a la inmobiliaria Los Sauces SA que en su cuenta bancaria admite tener sólo 300.000 pesos y varias propiedades intrusadas y otras sin poder alquilar.
El valor que la justicia atribuyó a este hotel de montaña es de 108.413.000 pesos. Su obra de ampliación quedó inconclusa y permanece en ese estado hace años. El último administrador fue IDEA SA, propiedad de Osvaldo Sanfelice, un hombre clave en los negocios de la familia Kirchner.
El único hotel con vista al Glaciar
El objetivo de Cristóbal López era contar con un hotel exclusivo a: 76 kilómetros de El Calafate, al ingresar a la Península de Magallanes donde se encuentra el Parque Nacional Los Glaciares y al costado de un sinuoso camino, se encuentra Los Notros, un complejo boutique con 30 habitaciones con vista al Perito Moreno que el empresario compró en 2012.La hostería Los Notros, de Cristobal López, también está abandonada.
Con los permisos especiales otorgados por las autoridades provinciales, López impulsó una importante refacción pero no puede utilizar más superficie de la ya afectada, porque se trata de una reserva provincial. Entre otras reformas, pretendía incorporar un ascensor. Pero la obra se encuentra completamente parada desde hace años.
La refacción estaba supeditada a algunas condiciones: no puede ampliarse, sólo mantener su estructura original. Esto responde a una medida judicial que recae sobre la zona donde conviven el Parque Nacional y una reserva provincial, declarada después de la existencia de Los Notros en la zona. Una medida de “no innovar” rige para evitar cualquier tipo de daño en la zona. Ahora con el fallo de la Corte esto podría variar.
Al encarar la refacción que quedó inconclusa, el arquitecto contratado comenzó por desmantelar íntegramente el interior del hotel: todos los muebles, artefactos, puertas, ventanales originales desde que se abrió por primera vez el pequeño hotel fueron donados a una escuela que organizó una importante subasta.
El plan de obra indicaba que las habitaciones se reducirán de 32 a 30 y no sólo contarán con otro mobiliario, sino que todo el nuevo sistema de cloacas y servicios se realiza con “lo último en tecnología”. Sólo quedó plasmado en el proyecto: todo está abandonado a la vista de los turistas que para dirigirse al Glaciar, deben pasar indefectiblemente por ahí.
Piedras y madera como marca registrada para darle un “estilo patagónico” que no desentone con el lugar y sobre todo, con el impactante paisaje, son los materiales que se habían elegido. Aún cuenta con un ventaja: es el único alojamiento turístico en ese privilegiado lugar, aunque hoy sólo sea una obra abandonada.
El arquitecto que contrató Cristóbal López, también fue responsable del diseño de Los Sauces, el hotel boutique de Cristina Kirchner y de la ampliación del Alto Calafate y de Las Dunas. Además fue el responsable de las refacciones que se iniciaron en La Aldea de El Chaltén, otro de los hoteles de la familia Kirchner. Pero sufrió el mismo fin: la obra quedó inconclusa por las medidas judiciales que se aplicaron sobre las propiedades de la ex presidenta.
El hotel “fantasma” de Báez
Ubicado en la calle Los Fresnos Manzana 316 en la localidad de El Calafate, el imponente Hotel Bahía sobresale entre las edificaciones más modestas que lo rodean. De más de cinco plantas, se erige sobre un terreno de la constructora Badial SA, propiedad de Báez.Lazaro Baez también tiene un hotel fantasma en El Calafate.
En 2010, el socio comercial de los Kirchner firmó un convenio entre Badial SA y otra de sus empresas, Austral Construcciones. Allí, con la firma de Julio Mendoza, presidente de la constructora, cedió la concesión de la obra no sólo para que Austral concluya la obra del edificio, sino para que lo administre y comercialice en el futuro.
Aunque la firma de Báez destinó millones de pesos a la construcción del hotel y tuvo un importante avance de obra, nunca se terminó. El inmueble fue valuado por el Tribunal Nacional de Tasaciones en 156,4 millones de pesos, convirtiéndose en la propiedad más costosa que el empresario K posee en El Calafate.
En su interior se observan los baños con hidromasaje, y dormitorios amplios con vista al lago Argentino. La Policía Federal encontró heladeras y muebles de dormitorio guardados en varias habitaciones, al igual que lámparas que en algún momento se destinarían a los dormitorios. El inmueble está embargado, como su dueño, en más de 600 millones de dólares.
Fuente Clarin