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Las predicciones son difíciles, especialmente si son a futuro, que decía Niels Bohr. Sí, el de Oppenheimer. Por eso una de las cosas que más me interesa del borrador presupuestario para 2024 que el Gobierno envió el domingo a Bruselas (y publicó ayer) son las premisas en las que se basa (pág. 11). Y entre ellas, concretamente, las de los precios energéticos. Para el Brent, el Ejecutivo espera un precio medio de 89 dólares por barril y para el gas natural, 33 euros/MWh. Por contrastar, hace apenas un mes, el BCE hacía sus proyecciones con un precio medio del Brent de 81,8 dólares (por debajo de la del gobierno), pero de 54 euros/MWh para el gas (muy por encima de la del Gobierno). Si el BCE hiciera hoy sus proyecciones, con el incremento de las tensiones geopolíticas desde el atentado de Hamas y el riesgo de escalada en la región de Oriente Próximo, probablemente las elevaría. Y teniendo en cuenta que el propio gobierno indica que el mayor riesgo para la economía son “el contexto internacional y el impacto de la política monetaria contractiva del Banco Central Europeo” (pág. 10), una buena dosis de cautela no estaría de más.
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Fuente El Confidencial