Se extienden los aumentos y la falta de productos antes de las elecciones, y crece el temor a las listas de precios del lunes 23
Por Damián Kantor
Los comercios dicen que recibieron fuertes subas de entre 20 y 30% en los últimos días.
Los fabricantes líderes racionan las entregas y falta mercadería en las góndolas de los súper.
“La semana pasada y por la suba del dólar, muchos negocios estuvieron 72 horas sin precio. Ahora nos llegan listas con aumentos de entre 25 y 30% en fiambres, cervezas, chocolates, quesos, gaseosas y pan lactal“, explicó a Clarín una empleada de una fiambrería ubicada en el barrio porteño de Villa Pueyrredón. Dice, a modo de ejemplo, que en lo que va del mes, “el azúcar pasó de $ 620 a $ 1.200, y las lentejas, de $ 400 a más de $ 1.000“.
En un quiosco muy cercano, el propietario relata que en los últimos días le llegaron aumentos generalizados de entre 10 y 15% “en casi todas las cosas: tabacos, gaseosas, cigarrillos, golosinas, snacks y resmas de papel. Incluso un distribuidor nos mandó dos nuevas listas”. A 6 días de las elecciones, se extiende la ola de remarcaciones en casi todos los formatos de negocios que no están alcanzados por Precios Justos.
En las grandes cadenas de supermercados se profundiza el faltante de muchos productos de consumo básico, como consecuencia del cepo de Precios Justos, que les impide aceptar subas mayores al 5% mensual de sus proveedores. Basta recorrer cualquier sucursal para comprobar los huecos en las góndolas, en especial de gaseosas, cervezas, leche y yogures, aguas saborizadas, café y yerba de las marcas líderes.
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Faltantes de mercadería en los supermercados. Gaseosas, una de las categorías más críticas.
La escalada inflacionaria, una vez más, demuestra la ineficacia de los controles de precios para frenar las remarcaciones. Según informó este jueves el Indec, en setiembre la inflación trepo a 12,7%, pero el muy sensible rubro de alimentos y bebidas llegó a 14,3%. Desde el Gobierno y el supermercadismo reconocen que hay dificultades, pero niegan que haya desabastecimiento. “Puede faltar algún artículo específico, pero siempre hay marcas alternativas“, dijo una fuente oficial.
Víctor Palpacelli, presidente de FASA (Federación Argentina de Supermercados y Autoservicios), coincide en que “el abastecimiento de Precios Justos está muy complicado. Con el avance de la inflación, a las empresas se les hace muy difícil sostener el acuerdo y tratan de entregar lo menos posible”, se lamenta el directivo. También agrega que vienen recibiendo listas con subas de entre 10 y 12% de otros proveedores, pero aclara que “no hay desabastecimiento”.
En una recorrida por tres sucursales de diferentes cadenas, este cronista comprobó los vacíos que hay en las góndolas. Para no dar una mala imagen, las cadenas usan el “frenteo”, lo que significa tapar las primeras líneas del estante para evitar que se note la falta de mercadería. La encargada de una de las tiendas aseguró tajante que “desde hace más de dos semanas que las marcas líderes no entregan casi nada”.
“Es probable que puedan faltar algunas presentaciones puntuales de determinado producto, pero esto tiene que ver con el feriado largo, que complica la logística de las cadenas combinado con la creciente demanda vinculada al diferencial favorable de precios y la tracción de la devolución del IVA. De ninguna manera se puede hablar de desabastecimiento“, señaló Juan Vasco Martínez, titular de la ASU, la cámara que agrupa a las principales supermercados del país
Los súper apelan al “frenteo”: ocupan las primeras dos filas para evitar que se note la falta de mercadería.
De cualquier modo, muchas empresas de la industria de consumo masivo resisten a entregar la mercadería por la incertidumbre electoral y la volatilidad cambiaria. Un fabricante de gaseosas, por ejemplo, le advirtió a sus clientes que los precios aumentarán 35% a partir del 23 de este mes, es decir, al día después de los comicios presidenciales. En las cadenas temen que este tipo de acciones se repita con el resto de las compañías.
Más allá de su eficacia, Precios Justos hoy es lo más parecido a una ficción. En la última renovación del acuerdo, el Gobierno ofreció beneficios fiscales a cambio de frenar aumentos por encima del 5% mensual. Fuentes oficiales aseguran que sumaron unas 330 compañías de diversos rubros (electrodomésticos, motos, ropa, calzado y de insumos difundidos, entre otros), pero al menos 60 fabricantes líderes de consumo masivo rechazaron firmar el acuerdo.
En el sector privado argumentan que la pauta del 5% mensual es inviable con una inflación de dos dígitos. Pero además, señalan que las empresas podrían ser denunciadas en la Justicia. El temor es fundado, “porque recibir un beneficio fiscal como parte de un compromiso te expone ante el fuero penal tributario”, explican.
Las cadenas, por exigencia del Gobierno, no pueden aceptar subas mayores al 5% mensual. Pero ante esto, advierten que en el último año hubo un festival de relanzamientos de “nuevos” productos, muy parecidos a los “viejos” salvo por mínimas diferencias. Esos detalles, como algún retoque en el packaging, en el formato o el cambio de algún ingrediente, son unas de las tantas fórmulas para eludir los controles.
Fuente Clarin