LA HABANA, Cuba. – “En un año y cinco meses que llevo aquí solo me han puesto dos ventanas y una puerta. No me han definido los cuartos, no me han puesto el agua y tampoco tengo instalación hidráulico-sanitaria”, denuncia la cubana Rosalía Lara Pérez, madre de seis niños, a quien el régimen cubano le otorgó una vivienda sin las condiciones necesarias para residir en ella.
La joven contó a CubaNet que luego de siete años de estar “dando tumbos de un lado a otro” finalmente las autoridades del municipio Centro Habana le ofrecieron un espacio en un antiguo edificio ubicado en la calle Plasencia, entre Desagüe y Benjumeda, donde residen otras nueve familias (de ellas solo cuatro llegaron legalmente a la edificación, las otras cinco se introdujeron en el local por su cuenta).
Las autoridades instalaron allí a Lara Pérez, bajo la promesa de crearle las condiciones necesarias para hacer habitable el local. Sin embargo, después de un año y medio, la situación sigue siendo la misma.
“Después de ir en varias ocasiones al Gobierno Provincial, al Consejo de Estado, a la Asamblea Nacional, me ubicaron en este lugar que, cuando me lo entregaron, no tenía luz, no había agua… Ellos no han hecho nada de lo que prometieron; yo he tenido que ingeniármelas e inventar para poder resolver. Yo misma hice la instalación eléctrica de esta casa, como pude”, contó la mujer.
Además, explicó que las autoridades le otorgaron un cheque de 350.000 pesos para la restauración del local. Sin embargo, hasta ahora nadie sabe responderle qué ha pasado con esa suma de dinero, asegura.
“Cada vez que pregunto nadie sabe nada de ese dinero. He pedido en varias ocasiones que se me entregue un documento legal de la vivienda y que se haga una fiscalización del dinero que se ha gastado en ella, y nada”, precisó.
Entre las principales justificaciones brindadas por las autoridades encargadas de la restauración de la vivienda está la “delicada situación económica” que atraviesa el país y la falta de materias primas para producir materiales de construcción.
“Siempre la respuesta es que no hay, que no se puede y que no se tiene, y que en estos momentos la situación del país está difícil y las fábricas de cemento están paradas, pero hace un año y cinco meses atrás había cemento y todo estaba funcionando; sin embargo tampoco hicieron nada en ese tiempo”, dijo.
Según Lara Pérez, uno de sus principales temores es el pésimo estado constructivo en que se encuentra la parte final de la edificación, la cual pudiera desplomarse de un momento a otro, según pudo corroborar CubaNet.
“Yo sé lo que es un derrumbe, porque hace siete años me sacaron de Reina 455, entre Gervasio y Belascoaín, por peligro inminente para la vida tras un derrumbe que hubo. Me llevaron para la Escuela ‘República de China’, donde las condiciones eran precarias porque vivíamos 11 personas dentro de un aula, sin baño ni condiciones. Después de eso, he tenido hasta que dormir en la calle con mis hijos. Es durísima la realidad de los cubanos”, terminó.
Fuente Cubanet.org