
Agria sesión de control en el Parlamento de Galicia la de este miércoles, en un clima claramente preelectoral. El portavoz del Grupo Socialista, Luis Álvarez, en su crítica a los Orzamentos de la Xunta, ha censurado que la conselleira de Política Social, Fabiola García, se vaya a beneficiar del descuento de 250 euros en el IRPF por tener dos hijos, como el resto de gallegos, lo que ha tildado de «ayudas en año electoral», mientras la gratuidad de los libros de texto se rechaza como «café con leche para todos». La cara de sorpresa de la conselleira, elocuente. Después Ana Pontón, portavoz del BNG, ha acusado al presidente Alfonso Rueda de viajar mucho a Madrid pero volver siempre con las «manos vacías». En medio, el titular de la Xunta ha avanzado que a partir del 1 de enero de 2024 los mayores de 65 años viajarán gratis en los autobuses de la red de transporte pública de Galicia -como parte del carné con descuentos que anunció en el debate sobre el estado de autonomía-; el Consello lo aprueba en su reunión de este jueves. Y, de guinda, trifulca en el hemiciclo.
La sesión de control ha terminado de la peor forma posible. Cuando ya había concluido Rueda su segunda y última intervención, Pontón ha pedido la palabra, invocando el artículo 76.1 del reglamento del Parlamento, molesta porque Rueda había afirmado que en el BNG «desprecian» a los mayores «porque dicen que no saben votar». El presidente del Parlamento, Miguel Santalices, ha dado la palabra a la portavoz del Bloque, quien ha rebatido lo que considera una afirmación «insidiosa», «falsa» e «impropia»; y ha apostillado que «si por algo se ha destacado el PP» en los últimos 14 años, es por «permitir que se haga negocio con la vejez», en alusión velada a las residencias privadas.
Pontón, con los ánimos caldeados, ha pedido a Rueda que retirase sus palabras, y se ha producido un impasse mientras el presidente guardaba sus cosas, con la líder del Bloque a la expectativa por si el mandatario pedía la palabra. «No tiene por qué contestar, quedó constancia», ha puntualizado Santalices, mientras resultaba evidente, por su lenguaje corporal, que Rueda daba el encontronazo por zanjado y no tenía nada que añadir. Santalices ha tratado de resolver el rifirrafe explicando que él había entendido «metafóricamente» las palabras del presidente. Éste, tras esperar unos instantes, se ha marchado, acompañado por el vicepresidente primero, Diego Calvo, mientras otros conselleiros de la bancada se iban poniendo también en pie. Pasaban unos minutos de las 10.40. En la agenda del presidente, un acto a las 12.30.
Mientras, Santalices ha seguido intentando aplacar los ánimos, remarcando que las palabras que tanto han ofendido a Pontón formaban parte de la «argumentación política», y que aludían al cariz de su voto, no al «desprecio por ser mayores». Pero el rifirrafe había virado para centrarse en la salida de Rueda del hemiciclo. «Tiene libertad para marcharse, aquí puede marcharse quien quiera, esto es voluntario», ha recordado Santalices.
En un segundo plano, Luis Álvarez ha intercambiado unas palabras con Fabiola García, probablemente tratando de limar asperezas por su comentario, como daba a entender su gesto sonriente, en presencia de Begoña Rodríguez Rumbo. La desbandada, en este punto, ha comenzado a ser más generalizada, mientras el nacionalista Luis Bará se colocaba en la tribuna de oradores para continuar con el siguiente punto de la orden del día, una PNL sobre servicios ferroviarios. Pero no ha dejado pasar la ocasión de seguir echando sal a la herida.
«Acabamos de vivir un episodio de absoluto desprecio a este Parlamento y su presidencia. Estaba hablando el presidente del Parlamento y el señor presidente de la Xunta se marcha del Parlamento (…). Sin pedir disculpas (…). ¿Puede haber mayor desprecio a esta institución? Así es como se comporta el presidente de la Xunta, no merece estar en el puesto». Bará ha repetido las palabras «vergüenza» e «indecencia» mientras la crispación iba in crescendo y Santalices hacía llamamientos a la calma. «Ya está bien, estas cosas no se pueden consentir», ha seguido echando leña al fuego Bará.
«No me siento deshonrado»
Ahí es cuando Santalices ha decidido cortar por lo sano: «Le puedo garantizar que no me siento nada deshonrado, nada en absoluto. Hay libertad de marchar o de no marchar». El presidente del Parlamento ha reiterado que consideraba lo dicho por Rueda parte del «debate político» y ha remitido al diario de sesiones para comprobarlo. También ha recordado que este debate se ha dado «muchísimas veces aquí». «Si quieren tiramos de hemeroteca», ha lanzado a los diputados, apuntando a que unos y otros «cuestionan» el voto a sus rivales, y que la sociedad tiene razones para estar «cabreada». «Vamos a dejar el tema ahí». «El BNG nunca dijo que los mayores no sabían votar, es un auténtico insulto que se diga eso en sede parlamentaria y no se rectifique», ha añadido aún Bará, pero Santalices ha dado por concluido el rifirrafe.
Ha sido el feo colofón a una sesión de control que Álvarez ha abierto afirmando que los Orzamentos, que ha rebajado a una herramienta más de la «campaña electoral», no incluyen en realidad las «mejoras» que viene anunciando la Xunta, recogida en la «hoja de cálculo mágica que tienen para vender su producto». Rueda ha replicado que el PSdeG tiene una «obsesión» con las elecciones, quizás por «miedo» o por «prevención»; los ve «noqueados» tras el DEA y, en cambio, «muy entretenidos» los últimos meses con las primarias, las «dos familias» representadas en O Hórreo, mientras el gobierno gallego, ha contrapuesto, aprobaba en Consello sus Orzamentos. La alusión de Álvarez a Cataluña ha dado pie a que asomara la amnistía y de ahí a la fiscal del «señor Montoro», traída a colación por el portavoz socialista, que Rueda ha dicho que «ojalá no tenga que recordarle dentro de un mes», en referencia al perdón por el procès.
Álvarez, en su crítica a los presupuestos del 24, ha elevado al final de su intervención varios grados la temperatura de sus andanadas a Rueda. «Hacen medidas tan populistas como el tema de las ayudas para el famoso chándal» -por el bono para familias para la compra de material y equipación deportiva, entre otras ayudas-, ha atacado primero; «entre chándal y médico prefiero médico, francamente». Y, después, afeando el descuento para familias con dos hijos sin hacer distinciones, conselleiros incluidos. «El café con leche para todos» de los libros de texto «no es razonable, pero este tipo de ayudas, en año electoral, sí son razonables», ha criticado.
Rueda le ha reprochado que critique una medida para hacer frente a la crisis demográfica cuando el Gobierno central ha lanzado un bono cultural para todas las familias, así como el tono «despectivo» al referirse al bono deportivo. «Van a tener médico y van a tener chándal», ha refutado. «Seguimos teniendo un gobierno en funciones que no cumple ninguna de sus funciones», mientras «Galicia no para» y «mal que le pese», «sí funciona», ha remachado el presidente.
Fuente ABC