Uno de los discursos más elocuentes lo formuló el ministro de la Corte Suprema de Justicia, Carlos Rosenkrantz: «hay momentos en los que el mal libera todas sus fuerzas sobre el mundo y se manifiesta en su versión más pura e inequívoca. Se convierte en un Mal radical. Eso es lo que ha sucedido en Israel«. comenzó.
«Hombres y mujeres han sido víctimas de un salvajismo brutal. Bebés decapitados, violaciones masivas, ancianas secuestradas, familias enteras masacradas mientras dormían, jóvenes fusilados mientras bailaban por la paz. Toda esa barbarie ha sucedido no necesariamente porque las víctimas fueran destinatarias singularizadas del odio de los perpetradores. Ha sucedido, más bien, porque las víctimas eran el testimonio viviente de dos hechos que los perpetradores niegan y abominan: la existencia del pueblo judío y la del Estado de Israel», dijo el ministro del máximo tribunal.
«Frente a esta atrocidad no hay ambigüedades posibles. Y la indiferencia sería moralmente perversa. Tampoco hay lugar para la justificación. Intentar una justificación no haría sino incrementar el despropósito de la ofensa «, continuó Rosenkrantz en la parte central de su breve exposición.
Entre las conclusiones que dejó el ataque de Hamas, el ministro resaltó que «el Estado de Israel —como todo Estado— tiene el derecho a defenderse y el derecho a defender a los suyos» y que «lo que sucedió exige que el mundo entero, y en especial las democracias occidentales, apoyen a Israel en su difícil trance.»
Rosenkrantz consideró que «Israel debe actuar a la altura de los ideales morales que ha defendido a lo largo de su existencia y que su existencia corporiza», y que «con casi el diez por ciento de los rehenes argentinos», «la Argentina debe reaccionar.»
Al final, el ministro de la Corte sorprendió dirigiéndose a los dos candidatos a la presidencia, para «decirles cuál es la reacción que muchos de los que estamos aquí esperamos. Tenemos la esperanza de que sabrán comprometer todos los recursos a su alcance para intentar las opciones diplomáticas y las previstas en el derecho internacional para obtener la libertad de los secuestrados y su pronto regreso a casa».
“Hay momentos en los que el mal libera todas sus fuerzas sobre el mundo y se manifiesta en su versión más pura e inequívoca. Se convierte en un Mal radical. Eso es lo que ha sucedido en Israel.
Hombres y mujeres han sido víctimas de un salvajismo brutal. Bebés decapitados, violaciones masivas, ancianas secuestradas, familias enteras masacradas mientras dormían, jóvenes fusilados mientras bailaban por la paz. Toda esa barbarie ha sucedido no necesariamente porque las víctimas fueran destinatarias singularizadas del odio de los perpetradores. Ha sucedido, más bien, porque las víctimas eran el testimonio viviente de dos hechos que los perpetradores niegan y abominan: la existencia del pueblo judío y la del Estado de Israel.
Frente a esta atrocidad no hay ambigüedades posibles. Y la indiferencia sería moralmente perversa. Tampoco hay lugar para la justificación. Intentar una justificación no haría sino incrementar el despropósito de la ofensa.
Hechos de esta naturaleza nos fuerzan a sacar varias conclusiones. Primero, que el Estado de Israel —como todo Estado— tiene el derecho a defenderse y el derecho a defender a los suyos. En realidad, debemos entender que no tiene opción porque, además del derecho a defenderse, tiene la obligación de hacerlo.
En segundo lugar, lo que sucedió exige que el mundo entero, y en especial las democracias occidentales, apoyen a Israel en su difícil trance. El desafío de Israel es complicado porque la defensa tiene que ser eficaz, de modo que estos hechos no vuelvan a ocurrir jamás. Pero también porque es difícil limitarse a seguir reglas cuando se enfrenta a un grupo terrorista cuyo objetivo declarado es exterminar al pueblo agredido. Israel debe actuar a la altura de los ideales morales que ha defendido a lo largo de su existencia y que su existencia corporiza.
Los argentinos, judíos y no judíos, también debemos llegar a conclusiones que nos interpelan especialmente.
Hoy hay más de 200 rehenes en manos de Hamas y casi el 10% de ellos son argentinos, entre ellos un bebé de nueve meses. La mitzvá, el mandamiento de pidyon shvuyim o de rescate o liberación de los cautivos, es un valor fundamental de la tradición judía. Según Maimónides es el mandamiento más importante. Pero no hace falta ser judío o estar versado en la tradición para advertir que los argentinos, judíos y no judíos, tenemos la misma obligación. Así como ningún ejército que se precie puede dejar a sus heridos en el campo de batalla, ningún Estado que quiera generar la obediencia de sus ciudadanos puede dejarlos a merced de la barbarie. Por eso la Argentina tiene un deber adicional a los de otros países del mundo civilizado: la Argentina debe reaccionar.
Por esta razón quiero hacer una exhortación y lo quiero hacer en esta convocatoria de la DAIA. La DAIA es una de las organizaciones de la sociedad civil que desde 1935 lucha contra el antisemitismo y la discriminación y en favor de la convivencia y el diálogo interreligioso. Vela además por la seguridad de la comunidad judía. En este marco institucional quiero aprovechar la presencia de los dos candidatos a la primera magistratura de la Nación y decirles cuál es la reacción que muchos de los que estamos aquí esperamos. Tenemos la esperanza de que, llegados a la presidencia de la Nación, sabrán comprometer todos los recursos a su alcance para intentar las opciones diplomáticas y las previstas en el derecho internacional para obtener la libertad de los secuestrados y su pronto regreso a casa.
Muchas gracias”.
Pocos metros frente a él lo escuchaba Sergio Massa, el único de los dos candidatos que asistió al acto. Aunque la dirigencia comunitaria había recibido la confirmación de la asistencia de los dos sólo Massa llegó al hotel Four Seasons del bajo porteño, mientras que Milei pegó el faltazo a ultimo momento.
El ministro de economía y candidato al balotaje del 19 de noviembre generó un fuerte revuelo porque se transformó en la primera figura de un encuentro de la comunidad, en el que también estuvieron Patricia Bullrich, Horacio Rodriguez Larreta, el Juez de la Corte Suprema Carlos Rosenkrantz, el fiscal Carlos Stornelli, la presidenta del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de Buenos Aires, Inés Weinberg de Roca, y otros magistrados como Mariano Borinsky; el representante del Congreso Judío Latinoamericano, Jack Terpins, empresarios como Eduardo Elsztain, Adrian Wethein y Mario Montoto. El libertario envió a Diana Mondino y Ramiro Marra.
«Hoy se cumplen 40 años de democracia. El 7 de octubre entendimos que no era un evento, que no se puede hacer un evento en esta escenografía, que tenemos que hacer un acto por Israel y contra el terrorismo. No hay democracia donde hay terror. Si bien en la democracia es perfectible, no hay sistema mejor para permitir que lo otro se exprese que la democracia. » dijo a este diario Jorge Knoblovits, presidente de la DAIA y quien al finalizar el acto se abrazó con Massa.
Expresó Knoblovits que a Israel se le exige una estética de la guerra que esconde antisemitismo. Lo dijo en relación a las críticas por los bombardeos y la incursión terrestre sobre Gaza que ya ha causado 7000 muertos del lado palestino. El barbárico ataque de Hamas dejó 1.400 israelíes muertos en solo horas.
El dirigente comunitario le había confirmado a Clarín que no invitaron a la ex candidata a presidente del FIT, Myriam Bregman, que criticó duramente por la ocupación de los territorios palestinos
«Realizamos esta actividad porque no desarrollarla implicaría la victoria del enemigo terrorista y su deseo de paralizarnos», expresó el presidente de la DAIA, en medio de un acto al que también fueron invitados embajadores como Marc Stanley (Estados Unidos) Eyal Sela (Israel), María Jesús Alonso (España), Diego Guelar, Mariano Caucino, Facundo Vila, el diputado Alejandro Finocchiaro, la ex diputada María Cristina Guzman y todas las autoridades de la DAIA, como Marcos Cohen y Víctor Garelik. También había invitados dirigentes sindicales, confesionales.
Fuente Vis a Vis