LA HABANA, Cuba. – La campaña de siembra de tabaco 2023-2024 en Pinar del Río, zona aportadora del 75% de las mejores hojas del país y posiblemente del mundo, comenzó el 20 de octubre.
La sapiencia de muchas generaciones de campesinos, consagrados a especializadas faenas en las tierras pinareñas y de la zona central del país fundamentalmente, salvó el tabaco y la excepcional propiedad individual privada frente al peligro de extinción por políticas voluntaristas dictadas por las empresas del Estado. En ello fue determinante que el tabaco sea una de las principales fuentes de divisas por exportación a pesar de la caída de los últimos años.
La producción ha descendido de manera sostenida debido a las medidas adoptadas por el Gobierno a partir de 2019 con el recorte de las importaciones de fertilizantes, plaguicidas, combustible y otros insumos, así como las desproporciones en los precios de compra de las cosechas respecto a los costos de insumos, servicios, fuerza de trabajo y otros gastos de los productores como consecuencia de la Tarea de Ordenamiento.
El impago acumulado a los campesinos desde hace años es la causa fundamental del rechazo a realizar las grandes inversiones necesarias. Mientras, no hay esperanzas de recibir las correspondientes ganancias.
Las autoridades han culpado de la caótica situación a la pandemia de COVID-19, los desastres naturales como el huracán Ian en septiembre de 2022, y los efectos del “bloqueo”. Pero el éxodo a otras faenas y al extranjero han dejado a los ancianos campesinos sin sucesores y escasos asalariados para realizar las faenas.
Para analizar las particularidades y vicisitudes a enfrentar en la actual campaña de tabaco, se publicó que Marino Murillo Jorge, presidente del Grupo Empresarial Tabacuba, efectuó una reunión de trabajo con un grupo selecto de productores, asesores, presidentes de cooperativas y otros asociados en la Empresa Integral y de Tabaco de Consolación del Sur.
Habrá que esperar el cumplimiento de las promesas del dirigente, quien aseguró que los fertilizantes y otros insumos para la actual siembra se encuentran llegando al país, así como cerca de 20.000 toneladas de diésel para distribuir a las empresas y productores.
Por otro lado, de las 7.500 casas de cura de tabaco destruidas por el huracán Ian, aún faltan 4.400 por reconstruir, de acuerdo con el coordinador de Tabacuba en Pinar del Río, Osvaldo Santana Vera. La intensa actividad constructiva ha afrontado dificultades por la poca madera recibida del aserradero, debido al estado técnico de los equipos de corte y la falta de combustible para su traslado. Para recuperar en tiempo récord las casas se trasladaron trabajadores de Cienfuegos y otras provincias, según los reportajes de la televisión.
También en la provincia de Sancti Spíritus se realizan esfuerzos por superar la estrepitosa caída de las producciones de tabaco, con nuevas formas de pago, incentivos y bonificaciones, según Isidro Hernández Toledo, director agrícola de la Empresa de Acopio y Beneficio de Tabaco.
Las características del cultivo del tabaco, los compromisos con las entidades extranjeras y las necesidades de divisas han repercutido en la relativa autonomía de la empresa Tabacuba, así como el distanciamiento de las decenas de medidas impuestas por el Ministerio de la Agricultura a las demás producciones agrícolas.
Las nuevas formas de pago y otros incentivos a la producción podrían ser modélicos para el sector tabacalero, aunque difícilmente puedan llevarse a cabo por la telaraña de dirigentes, comisiones de estudio, empresas, cooperativas, inspectores, intereses creados para garantizar los robos, la venta ilegal y la fijación de precios.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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Fuente Cubanet.org