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Uno de los mantras de la socialdemocracia española es que para europeizar (aún más, entiendo) España, hay que aumentar la presión fiscal. Estamos en el 43,1% del PIB frente al 46,6% de nuestros vecinos. Al margen de que ese objetivo puede resultar algo simplista (deja fuera la parte más importante de la ecuación, que es cómo gastamos luego todo ese dinero), hay dos variables importantes sobre las que es importante arrojar luz: la tendencia y la composición de ese esfuerzo fiscal. Sobre lo primero, ya lo contamos hace dos semanas. España es el país del euro donde más ha crecido la presión fiscal en la última década. Sobre lo segundo, a pesar de lo que digan los sucesivos gobiernos, no son ni los ricos, ni las grandes empresas, ni los que más tienen: quien está tirando del carro fiscal español son las familias. Si quieren claves, busquen en esa sisa silenciosa de la no deflactación del IRPF, especialmente si tenemos en cuenta otra dura realidad: se mire como se mire, el milagro del IPC español se ha terminado, ya tenemos más inflación que la zona euro.
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Fuente El Confidencial