La economía española seguirá siendo la que más crezca entre las grandes de la zona euro y este año registrará una expansión del 2,4% del PIB, según las previsiones macroeconómicas que la Comisión Europea ha publicado este miércoles, aunque recorta dos décimas la previsión para el año que viene, del 1,9% previsto en septiembre al 1,7%. Para este curso, los técnicos comunitarios han hecho una revisión al alza del 2,2% al 2,4% y explican que se debe a un efecto arrastre mucho mayor de lo previsto desde el 2022.
La economía es como un coche: cuando coge velocidad, aunque se levante el pie del acelerador y empiece a perder velocidad, el vehículo se sigue moviendo. Esto es lo que está ocurriendo en la economía española. Tras ser una de las economías peor paradas de la UE durante la pandemia, con una contracción del 11,2% en 2020, España ha registrado un crecimiento del 6,4% en 2021 y del 5,8% en 2022. Esa alta velocidad que cogió durante los dos años posteriores a la pandemia, con ayuda de la recuperación del turismo a lo largo del año pasado, hacen que la economía española haya crecido más de lo previsto también en el actual curso, incluso si a medida que avanza el año la actividad empieza a frenarse.
En el primer trimestre, la economía se expandió un 0,6%, gracias a la demanda externa, y en el segundo un 0,4%, gracias a la demanda interna. Los datos preliminares apuntan a una “ligera desaceleración” hasta el 0,3% intertrimestral, “en línea con la desaceleración del crecimiento esperada en la segunda mitad del año“. La Comisión Europea achaca esta ralentización hacia el final del año a una menor demanda externa por el debilitamiento del turismo y también a una situación económica más compleja en los principales socios comerciales de España.
Ese será el escenario para 2024: una economía que llegará al final de este año perdiendo velocidad. Sin embargo, los técnicos comunitarios apuntan a un buen comportamiento de la demanda interna en 2024 gracias al “aumento de los ingresos reales de los hogares” y a la bajada de la inflación, aunque a ese crecimiento del PIB también afectará el fondo de recuperación. A la hora de señalar los riesgos, los técnicos comunitarios señalan que “el impacto prolongado sobre la demanda del endurecimiento de las condiciones financieras, especialmente a la luz del elevado, aunque decreciente, nivel de deuda externa, pública y privada”. En otras palabras: la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), que ha subido los tipos de interés a un ritmo récord y a unos niveles desconocidos para intentar ahogar la inflación, es el mayor riesgo que en estos momentos afronta la economía española.
Déficit, inflación y paro
Desde el 2020, la congelación de las reglas fiscales de la Unión Europea han hecho que se preste menos atención a uno de los indicadores más relevantes en estos informes: el déficit. Las normas se reactivarán en 2024, y, aunque se espera que la Comisión Europea las aplique con flexibilidad e intentando seguir el espíritu de las nuevas reglas fiscales que los ministros de Finanzas de la UE están intentando acordar, los Estados miembros tendrán que volver a hacer esfuerzos para cumplir con los dos grandes pilares de la gobernanza económica de la Unión: un déficit inferior al 3% y un nivel de deuda tendente a ser inferior al 60% del PIB.
Los técnicos comunitarios señalan hacia una reducción del déficit también en 2023, hasta el 4,1%, aunque explican que será “más gradual” que en los dos últimos años, en parte por un crecimiento más débil y una inflación más moderada. “El principal impulsor de la moderación proyectada para 2023 es el crecimiento inferior al esperado de los ingresos tributarios indirectos, lo que refleja la desaceleración de la inflación de los bienes importados”, señala el Ejecutivo comunitario. Bruselas avisa de que la indexación de las pensiones al IPC está “impulsando el aumento del gasto corriente”, a lo que hay que sumar dos paquetes de medidas por un valor de 2.700 millones de euros. Por el momento, los técnicos calculan que las medidas aprobadas han tenido un coste presupuestario del 0,9% del PIB, seis décimas menos que el año anterior. Los ministros de Finanzas de la UE han acordado que en 2024 deben eliminar las medidas de apoyo, que interfieren en los esfuerzos del BCE. Las medidas aprobadas por el Gobierno estarán en vigor hasta el 31 de diciembre de 2023, pero todavía no ha aclarado si pretende prorrogarlas o no.
En 2024 la Comisión Europea apunta a un déficit del 3,2%, solamente dos décimas superior al objetivo que marca la gobernanza económica de la Unión, aunque los técnicos admiten que no hay presupuestos, así que deben hacer sus previsiones en un escenario de mantenimiento de las actuales cuentas. Sin embargo, lograrlo dependerá de que el Gobierno no prorrogue las medidas de emergencia relacionadas por la energía, porque el ahorro que generaría su eliminación “será el principal motor de la reducción del déficit en 2024”.
En 2025, en un escenario de “no policy change“, es decir, sin ninguna modificación ni cambio de planes respecto a lo que existe actualmente, el déficit aumentaría hasta el 3,4%, alejándose del objetivo de las normas fiscales europeas. Sin embargo, ese cálculo se hace sin presupuestos. A ese aumento también contribuirá que a finales de 2024 está previsto que expiren los impuestos extraordinarios a la banca y el impuesto de solidaridad de las grandes fortunas.
La inflación seguirá moderándose: el año que viene los técnicos apuntan a una inflación del 3,4%, dos décimas inferior al de este curso, y en 2025 ya se situaría en el 2,1% de media, aunque admiten que la inflación subyacente, la que no incluye los elementos más volátiles, tendrá una reducción más gradual. La Comisión Europea apunta también a las buenas noticias en el empleo, señalando que espera que la tasa baje hasta el 11,6% en 2024 y al 11,1% en 2024. “Se espera que el repunte de los salarios sea moderado y esté alineado con los umbrales establecidos en el acuerdo plurianual firmado en mayo pasado, lo que no debería afectar significativamente la competitividad”, explican los técnicos comunitarios.
Situación europea
A nivel europeo, el cuadro es algo más pesimista que en España. La Comisión Europea vuelve a recortar por segunda vez la previsión de crecimiento de la eurozona: ya en septiembre recortó el crecimiento del 1,1% previsto al 0,8%, y ahora vuelve a hacerlo y lo deja en el 0,6%, reflejando un escenario complejo y recortando también una décima la previsión para el año que viene, del 1,3% previsto al 1,2%. La Unión Europea en su conjunto sufre un idéntico recorte para este año: del 0,8% en septiembre al 0,6%.
“Nos acercamos al final de un año desafiante para la economía de la UE. Las fuertes presiones sobre los precios y el ajuste monetario necesario para contenerlo, así como la débil demanda global, han pasado factura a los hogares y las empresas. De cara a 2024, esperamos un modesto repunte del crecimiento a medida que la inflación se reduzca aún más y el mercado laboral siga resistiendo“, ha explicado Paolo Gentiloni, comisario de Economía.
La inflación seguirá moderándose: el año que viene los técnicos apuntan a una inflación del 3,4%, dos décimas inferior al de este curso
La economía alemana se contraerá un 0,3%, algo menos de lo que la Comisión Europea previó en su informe de septiembre, cuando apuntó a una contracción del 0,4%. Pero ahí terminan las buenas noticias para Alemania: para el año que viene los técnicos comunitarios recortan la previsión de crecimiento del 1,1% al 0,8%. Para 2025 la economía alemana irá cogiendo algo de velocidad y se expandirá un 1,2%, según las previsiones. Francia mantiene las mismas perspectivas que hace un mes: un crecimiento del 1% este curso y del 1,2% para el que viene, mientras que, en el caso italiano, los técnicos comunitarios recortan al 0,7% el crecimiento para este año desde el 0,9% previsto en septiembre, aunque mejora ligeramente la previsión para el año que viene, del 0,8% al 0,9%.
“La economía de la Unión Europea se está estancando”, apunta el Ejecutivo comunitario en su análisis. “Esto significa que entre enero y septiembre de 2023 casi no ha crecido“, añade el texto. Pero la economía europea empezará a ver la luz al final del túnel. La situación mejorará a pesar del endurecimiento de las condiciones de financiación porque las exportaciones están volviendo a comportarse mejor, según explican desde el Ejecutivo comunitario, aunque no haya vuelto a niveles previos a la serie de shocks que han afectado al mundo en los últimos tres años. La Comisión Europea apuesta a que el consumo privado, que a nivel europeo se ha visto absolutamente hundido por la inflación y ahora por la subida de tipos de interés, vuelva a coger cierta fuerza.
Fuente El Confidencial