Kfar Aza es uno de los varios kibbutzim que Hamás atacó en forma sanguinaria el 7 de octubre, junto a los de Be’eri, Ofakim, Sderot, Yad Mordechai, Yated, Kissufim y Urim.
En hebreo, Kfar Aza significa ‘aldea de Gaza’. Efectivamente, se ubica a escasos tres kilómetros al este de la Franja de Gaza. Está en el sur de Israel, entre Netivot y Sderot, y depende del Consejo Regional de Sha’ar HaNegev.
El kibbutz fue fundado en agosto de 1951 por inmigrantes y refugiados judíos procedentes de Egipto y de la ciudad marroquí de Tánger. Fue abandonado temporalmente en 1955 y recuperado dos años más tarde.
El ataque de Hamás fue feroz. Murieron 62 de sus casi 700 residentes, uno de los kibbutzim más poblados junto con el de Be’eri. También de aquí, los asaltantes que llegaron en motos o volando en alas delta se llevaron a un puñado de vecinos de todas las edades como rehenes, hoy todavía atrapados en la Franja.
Cuatro días después de que en el ataque más temerario realizado contra ese país en décadas hombres armados de Hamás traspasaran el cerco fronterizo de Israel e invadieran una veintena de poblados y comunidades en una matanza sangrienta, soldados y rescatistas empezaron la macabra tarea de levantar los cadáveres.
Avanzaron con lentitud, casa por casa. Los hombres armados de Hamás podían seguir escondidos adentro o haberles tendido una trampa. Había granadas activas que tenían que ser desactivadas por los zapadores. Sacaron en una camilla a un habitante asesinado, que estaba metido en una bolsa para cadáveres, y lo colocaron en la parte trasera de una camioneta. Después sacaron a otro. Y a otro más…
La masacre de los terroristas de Hamás dejó más de 1.400 vecinos asesinados de dos docenas de estos kibbutzim.
No hay antecedentes de una masacre similar en una sola jornada en Israel desde la fundación del país en 1948.
Fuente Vis a Vis