MIAMI, Estados Unidos. – Muchas veces las noticias sobre las detenciones de Luis Manuel Otero Alcántara ―actualmente condenado por el régimen cubano a cinco años de privación de libertad― o incluso sus declaraciones contrarias al régimen de la Isla han eclipsado sus singulares y polémicos performances. Por eso, CubaNet se propone presentar una breve semblanza de siete de las más llamativas y recordadas intervenciones públicas del líder del Movimiento San Isidro (MSI).
Antes, es preciso recordar que, aunque el artivista ha estado detenido desde el 11 de julio de 2021 por intentar unirse a las históricas protestas contra el Gobierno que se desataron en el país, su actual condena se basa en la performance Drapeau, de 2019.
Por esa intervención pública en la que usó la bandera nacional como prensa, Otero Alcántara fue condenado en junio de 2022 a cinco y nueve años de cárcel por los supuestos delitos de “ultraje a los símbolos de la patria”, “desacato” y “desórdenes públicos”.
Al régimen no le importó el renombre que había alcanzado el artivista, ni que un año antes la revista Time lo eligiera como una de las personalidades más influyentes del mundo. Hasta hoy el líder del MSI continúa en prisión, desde donde muy pocas veces llegan noticias suyas.
Repasemos, entonces, siete de sus performances más memorables:
La Caridad nos une (2013): Fue una acción performática realizada por Otero Alcántara en conjunto con la fotógrafa estadounidense Tania Lucia Bernard, en La Habana. Forma parte de su serie “Con todos y para el bien de unos cuantos” (2012-2013).
En esta obra, el artivista “se apropia de un icono y lo amplía en el espacio hasta convertirlo en un objeto discursivo y móvil, con el que pretendía asistir a la misa oficiada por el papa Benedicto XVI en La Habana”, escribió el historiador del arte Rolando Leyva Caballero en Hypermedia Magazine.
No obstante, la participación de Otero Alcántara en la misma y la realización de la performance, tal como había sido ideada, fue frustrada por agentes de la Seguridad del Estado.
Los perros también van al cielo (2013):
En la misma línea devocional de La Caridad nos une está Los perros también van al cielo. En este caso el ícono invocado fue San Lázaro / Babalú Ayé para denunciar problemáticas relacionadas con la enfermedad y la miseria, también recuerda Leyva Caballero.
Cuatro años después, en 2017, Otero Alcántara usó nuevamente la figura de San Lázaro para expresar sus denuncias. En esa ocasión protagonizó Peregrinación, una performance que consistía en un recorrido de tres días, a rastras, hasta el Santuario Nacional del Rincón.
Unidos por el wifi (2015):
Se trató de una performance sobre la necesidad de ocupar la esfera pública y ejercer los derechos ciudadanos. En la esquina de 23 y L, del Vedado habanero, Otero Alcántara protagonizó un baile erótico improvisado, en el que lo acompañaron dos mariachis.
La acción fue presentada como un regalo de aniversario de Otero Alcántara hacia su entonces esposa estadounidense, que a la vez denunciaba la disolución del espacio íntimo en los espacios que entonces disponían de conexión wifi, y en el que los cubanos se aglutinaban para comunicarse con sus familiares en el extranjero a través de la aplicación de videollamadas IMO.
Welcome to Yumas (2015):
En esta performance Otero Alcántara se vistió como bailarina del famoso cabaret Tropicana. Vestido con zapatos de tacón, un tocado de plumas en la cabeza, lentejuelas y brillos plateados sobre un atuendo rosa brillante, el artivista acudió a los espacios expositivos de la XII Bienal de La Habana.
¿Dónde está Mella? (2017)
Con esta obra, Otero Alcántara expresó su incomodidad ante la decisión estatal de retirar el busto de Julio Antonio Mella situado en la antigua Manzana de Gómez, donde se inauguró un lujoso hotel. Para llamar la atención sobre el hecho, el artivista se convirtió en estatua humana.
“En un acto de ingenuidad democrática, el artista reconstruye la mitología de los dioses caídos del panteón comunista cubano. Es el pecado del Gran Hotel Manzana Kempinski. El grito mudo de Luis Manuel Otero denuncia la taimada adopción de una política pragmática enfocada en la captación de moneda dura”, escribió al respecto Leyva Caballero.
Drapeau (2019):
Es quizás la performance más provocadora de Otero Alcántara y la que más molestó al régimen de La Habana. Como parte de Drapeau, durante todo el mes de agosto de 2019, el artivista se arropó con una bandera “como si se tratara de su segunda piel”, haciendo de ella una prenda personal.
De acuerdo con la curadora Anamely Ramos, exmiembro del MSI, Otero Alcántara usó la bandera “para imaginar escenarios diferentes, e incluso entretejer ficciones que anticipen soluciones”.
“La bandera es de todos”, fue la enunciación desde la cual sostuvo Alcántara su accionar en Drapeau.
Esta performance provocó que el régimen abriera una causa penal contra el líder del MSI y lo arrestara, aunque el rechazo contra su detención en redes sociales conllevó a su rápida liberación.
El garrote vil (2021):
Como parte de esta obra el artivista se sentó en un garrote vil creado por él mismo y esperó a que los agentes de la Seguridad del Estado irrumpieran en su casa y decidieran “partirle el cuello”. La performance duró cinco días, en los que la puerta de la vivienda de Otero Alcántara estuvo abierta durante ocho horas diarias.
La crítica ha dicho que es una de las creaciones “más conocidas y provocadoras” del artivista.
Fuente Cubanet.org