El déspota sátrapa de Irán sirve a los malvados designios del ayatolá en el Líbano y contra Israel
Por el coronel (retirado) Dr. Jacques Neriah
Desde el estallido de la guerra civil en 2011, Siria se ha vuelto dependiente de Irán y sus apoderados [proxies] para su supervivencia. Siria ahora se enfrenta a enemigos acérrimos reunidos en torno al objetivo de deshacerse del régimen liderado por la minoría alauita e instalar en su lugar un régimen encabezado por los suníes. A cambio del apoyo que el régimen sirio recibió de Irán, Bashar Assad transformó el territorio de Siria en un corredor a través del cual Irán transfiere equipo militar a Hezbollah. Siria pone sus aeropuertos, instalaciones de defensa, puertos del Mediterráneo y territorio al servicio incondicional de Hezbollah. A cambio de su participación activa en la guerra civil, a las milicias chiítas asociadas con Irán se les permitió desplegarse a lo largo de la frontera sirio-libanesa en los Altos del Golán. Hezbollah ha sido bienvenido en las instalaciones de entrenamiento, institutos de investigación para desarrollar armas químicas y laboratorios donde se adaptan sistemas guiados con precisión a los misiles iraníes enviados de por miles a Hezbollah en el Líbano.
Irán no escatimó esfuerzos para construir la formidable potencia de fuego de Hezbollah: desde misiles de mediano y largo alcance con ojivas mortíferas hasta drones de reconocimiento, drones de ataque, misiles guiados antitanque, fusiles de francotirador, misiles antibuque (tierra-mar), minisubmarinos, botas militares y equipos.
Hezbollah, con la contribución activa de Irán, se convirtió en una máquina de guerra sin igual entre los países musulmanes del Medio Oriente.
En el pasado, Israel optó por extender asistencia humanitaria a las facciones que luchaban contra el régimen mientras promovía la idea de que Israel prefería al régimen de Bashar Assad en lugar de tener que lidiar con grupos islamistas que derrocarían al régimen. Israel prefirió la estabilidad en Siria y se resignó a regañadientes a la alianza [de Assad] con Irán y Hezbollah.
Sin embargo, Israel hizo todo lo posible para detener el flujo de equipos de Irán a Hezbollah. En una campaña apodada «la batalla de entre guerras», Israel llevó a cabo cientos de ataques aéreos en territorio sirio (algunos en el territorio de Hezbollah en el Líbano y otros en lo profundo del Oriente Medio) para bloquear y destruir armamento diseñado por Irán con el objeto de ingresar en el territorio libanés y armar a Hezbollah. Los ataques israelíes demolieron pistas de aterrizaje, desmantelaron aeropuertos civiles y atacaron depósitos, instalaciones militares, almacenes y convoyes cada vez que podían y donde los servicios de inteligencia permitían asestar el golpe. Sin embargo, según diversas evaluaciones israelíes, Israel logró bloquear apenas el diez por ciento del armamento enviado por Irán a Hezbollah. La milicia chiíta se convirtió en una formidable máquina de guerra capaz de enfrentarse a Israel, llevando a cabo múltiples provocaciones y al mismo tiempo desarrollando una creciente disuasión frente a Israel.
En el último año, Hezbollah se ha vuelto más audaz y ha expresado en más de una ocasión que desde el año 2000, cuando Israel se retiró del Líbano bajo la presión de Hezbollah, ha obtenido varios logros diplomáticos frente a Israel a expensas de la disuasión de Israel.
Hezbollah ha estado provocando a Israel durante el último año y coordinando, bajo la dirección iraní, junto con facciones terroristas palestinas, un plan para rodear a Israel en un frente unido que se extiende desde el Líbano, Siria, Iraq, la Franja de Gaza, Judea y Samaria, y el Yemen. Hassan Nasrallah , el jefe de Hezbollah, declaró que su movimiento terrorista ha estado en guerra con Israel desde el 8 de octubre de 2023, el día después de que los terroristas de Hamás lanzaran su ataque genocida contra las comunidades de Israel a lo largo de la frontera con Gaza. Siria ha optado por no proclamar su apoyo a Hamás o Hezbollah públicamente. Sin embargo, ha permitido el paso seguro de las milicias chiítas iraquíes al Líbano, ha autorizado a las milicias reforzar el despliegue sirio frente a Israel en el Golán y ha disparado misiles contra el territorio israelí. Además, la artillería siria participa activamente en el bombardeo de puestos avanzados estadounidenses en el este de Siria y permite el uso de su espacio aéreo a las milicias iraquíes, que lanzan cohetes y aviones no tripulados contra Israel y las bases estadounidenses. ¿Qué opciones tiene Israel (y Estados Unidos)? En el contexto de la alineación actual que enfrenta Israel, una mejor opción sería atacar el eslabón débil, que es Siria.
En lugar de librar una guerra total con Hezbollah en el Líbano, Israel debería concentrarse en Siria. No hay justificación moral para la existencia continua de un régimen que exterminó a medio millón de sus ciudadanos, desplazó a millones de refugiados que huyeron al Líbano, Turquía, Jordania y Europa, y desplazó a millones dentro de Siria con el fin de salvar su régimen.
La perspectiva de perder a Bashar Assad y los riesgos de una consiguiente guerra civil alarmarán sin duda a Teherán y Hezbollah, quienes se verán obligados a «olvidarse» del frente con Israel y concentrarse en cambio en salvar a Bashar Assad.
La caída de Bashar Assad tendría repercusiones funestas para el eje del mal liderado por Irán y posiblemente presente un estremecimiento imposible de contener, un escenario que también significaría el fin de Hamás en Gaza, abandonado a combatir solo contra el ataque israelí.
Fuente: The Jerusalem Center for Public Affairs
El coronel (retirado) Dr. Jacques Neriah,es analista especial para Oriente Medio en el Centro de Asuntos Públicos de Jerusalén, fue asesor de política exterior del primer ministro Yitzhak Rabin y subjefe de evaluación de la Inteligencia Militar Israelí.
Fuente Aurora