
La actividad lectiva en el interior del colegio Brewster, la academia de las élites americanas situada en el distrito de Chamberí, tiene –excepto sorpresa– los días contados. La Agencia de Actividades (ADA) del Ayuntamiento de Madrid ha decretado la orden de precinto para el centro, que abrió en septiembre en el antiguo Hospitalillo de Chamberí, sin tener la obligada licencia. Según ha podido saber ABC, la orden implica que el centro estadounidense tiene la obligación de cerrar antes del 11 de diciembre, ya que ha estado impartiendo clases sin cumplir la normativa municipal. Y, para más inri, en dos edificios declarados Bien de Interés Cultural (BIC), donde antaño estuvieron el Instituto Homeopático de Madrid y el palacete del Marqués de los Salados.
La andadura del Brewster en Madrid ha sido breve y accidentada. Hace un año, se anunció la apertura de sus dos primeros centros fuera de Estados Unidos: en Chamberí, a partir de septiembre; en La Moraleja, en otoño de 2024. Solo un mes después de que los alumnos empezasen a llenar las aulas –hay más de 150 matriculados, de entre 3 a 18 años– comenzaron los problemas, al descubrirse –avanzó Madrid Total– que habían comenzado el curso sin licencia.
El Área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, de la que depende el ADA, dictó entonces el cese de la actividad. Ahora, va un paso más allá y les ordena el precinto antes del 11 de diciembre. Los responsables del palacete del siglo XIX en el que se instala la academia deben esperar a tener aprobado el plan especial para ejecutar obras de adecuación y cambiar el uso del edificio de sanitario a educativo; luego, tendrán que iniciar la solicitud de la licencia, lo que sí les permitirá continuar con la actividad docente.
El 6 de septiembre, tan solo un día antes de que comenzara el curso, los Brewster presentaron una declaración responsable para dar clases. En ella especificaban que ejecutarían la rehabilitación del equipamiento privado de los edificios que un día fueron el Instituto Homeopático de Madrid y el palacete del Marqués de los Salados, que ocupan los números 3 y 5 de la calle de Eloy Gonzalo.
Pero con la declaración responsable –un documento suscrito en el que se declara cumplir con los requisitos legales, lo que permite a los negocios emprender su actividad de forma más rápida– no es suficiente. Primero, porque al introducir un proyecto de obras necesitan licencia; y, segundo, porque el ayuntamiento todavía no ha tramitado el plan especial de protección para el conjunto histórico, que los ‘caseros’ del colegio Brewster solicitaron en mayo. «Hasta que se resuelvan los trámites de este plan, que se aprobó inicialmente el pasado mayo, no se pueden presentar licencias o declaraciones responsables», dice el informe de la Agencia de Actividades y, por ende, no pueden operar.
«Fuera de la legalidad»
Tan solo un milagro podría salvar a la escuela estadounidense de cerrar sus puertas. En el mes de prórroga concedido por el ayuntamiento deberían tener la resolución final positiva del plan especial y, además, haber solicitado la licencia de actividad. Solo los tiempos de la administración pública dirán si los 150 estudiantes pueden continuar el curso en este recinto o, por el contrario, tendrán que mudarse. «No se puede validar que un colegio o cualquier otro negocio opere fuera de la legalidad», sentenció el jueves el presidente del pleno de Chamberí y portavoz del PP, Jaime González Taboada.
El Brewster tiene en régimen de arrendamiento los dos inmuebles por un plazo de 30 años para implantar los ellos su proyecto educativo estadounidense. Desde su aterrizaje, este centro, delegación de una escuela que nació en 1820 en Wolfeboro (Nuevo Hampshire), se convirtió en uno de los colegios más caros de la capital: 10.000 euros anuales cuesta la matrícula para los alumnos de los cursos inferiores; 22.000 para los mayores.
Fuente ABC