
Si bien los centros gallegos se caracterizan por su alto nivel de inclusión y su buen clima de convivencia, la Comunidad no queda exenta de uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los jóvenes de nuestra sociedad: el bullying, tanto en las propias escuelas como en los entornos digitales, que son aún más difíciles de controlar. Como respuesta a esta problemática, que afecta a uno de cada tres alumnos, la educación gallega contará con un Plan Integral contra el acoso escolar y ciberacoso, aprobado la semana pasada en el Consello, y que presenta medidas trasgresoras como puntos naranjas— buzones anónimos para informar de situaciones de abuso—o la formación de todos los agentes integrados—docentes, alumnado y las familias—.
Así lo han anunciado el presidente del ejecutivo, Alfonso Rueda, y el conselleiro de Cultura e Educación, Román Rodríguez, en un acto celebrado este martes en el CEIP de Lourido, en Poio (Pontevedra), donde fueron recibidos por una actuación del alumnado. A ellos es a quien se ha dirigido Rueda al explicar una cuestión que les afecta tanto como es el bullying, que, ha incidido, debe ser del 0 %. «Todos sois iguales y tenéis todo el derecho del mundo ir al colegio y disfrutar», les ha asegurado, y a esas personas que acosan a los demás «hay que explicarles que así no se va a ninguna parte, que todos sois compañeros y compañeras». Precisamente para avisar de este tipo de situaciones se instalarán buzones naranjas en los centros y también en sus páginas web, que el alumnado podrá avisar para informar de un caso de bullying de forma totalmente anónima. «Espero que no haya que usarlos nunca», pero «si están abusando de alguien y no quiere que se sepa, tiene miedo o no quiere decírselo directamente a un profesor» puede contarlo mediante este buzón, algo que «va a ser bueno para todos».
Protocolo de acoso
Desde el momento en el que se informe de un caso de acoso mediante este buzón anónimo, será el equipo de actuación contra el acoso escolar de cada centro educativo el que gestione la situación, compuesto por el coordinador de bienestar emocional y convivencia y la persona orientativa del centro. Ellos estudiarán lo sucedido y decidirán si es preciso o no abrir el protocolo de acoso. De ser así, remitirán el caso a la Inspección educativa y hablarán con las familias de los estudiantes implicados. Además, tal y como ha esgrimido Rueda, la Consellería cuenta también con un plan de intervención para abordar el conflicto y tratar de solucionarlo en caso de ser necesario.
Estos puntos naranjas tendrán una imagen común y uniforme, para que sean fácilmente reconocibles y accesibles por todo el alumnado. Además, estos buzones anónimos no se van a situar únicamente en los centros educativos y sus portales web, sino que también está previsto que se instalen en todos los espacios juveniles, como las residencias, y se incluirá formación específica para el personal de dichos centros.
Intervención terapéutica
Asimismo, otra de las medidas novedosas que incluye el documento aprobado la semana pasada por el Consello es la habilitación de un proceso preferente para que las víctimas de bullying accedan con mayor agilidad a los servicios de salud mental del sistema sanitario, tanto para su diagnóstico como para llevar a cabo la intervención que los profesionales consideren oportuna. Del mismo modo, también se realizarán acciones psicoeducativas con los agresores, para trabajar con ellos con la finalidad de revertir su conducta.
Otro de los puntos clave del plan es la formación específica del profesorado para que disponga de todos los recursos precisos para gestionar este tipo de situaciones. En la misma línea, se promoverá la participación activa de las familias, que tienen un papel fundamental en la prevención de conflictos, y se fomentará la colaboración de las mismas con los centros educativos para trabajar de manera conjunta. Para ello, se creará un plan digital para las familias que incluya información, contenidos formativos y recursos que ayuden en la detección temprana del bullying, detectando cambios en la conducta de los menores, por ejemplo.
Se establecen, además, actuaciones educativas para mejorar la convivencia entre los alumnos y sus relaciones personales, y se continuarán las diferentes iniciativas que ya se están llevando a cabo en la comunidad para fomentar un uso responsable y seguro de Internet, como los programas ‘Pegada Dixital’, ‘Navega con Rumbo’ y ‘CiberLiga’. También se implementarán programas que estimulen la implicación de los menores en el respeto, como la creación del premio ‘Tolerancia cero fronte ao acoso’.
Con siete líneas de actuación y cerca de 50 acciones específicas, el objetivo de este plan no es otro que dotar a toda la comunidad educativa de las herramientas necesarios para prevenir, detectar y actuar en casos de violencia en las aulas, de modo que el 100% de los centros cuenten con recurso para hacer frente a estas situaciones. Este documento, además, supone el cumplimiento de lo establecido en la Estrategia gallega de convivencia escolar 2025 ‘Educonvives’ que, con una inversión de 5,5 millones de euros, tiene como objetivo generar un cambio de paradigma en las escuelas gallegas incidiendo en la prevención y la educación emocional.
Fuente ABC