Aunque está preso y con dos condenas, Miguel Ángel Villalba, alias Mameluco, seguía al frente de la organización narcocriminal que fundó hace más de 20 años, en la zona de los kilómetros de la antigua ruta 8, en San Martín. Tanto Mameluco como sus hijos: Dylan e Iván, también presos, impartían órdenes a sus cómplices desde sus lugares de detención.
Si bien, en los últimos tres años, Mameluco y sus herederos fueron detenidos, los tres pudieron seguir con sus actividades porque el flujo de dinero se mantenía activo. La policía y la Justicia detenían a los cabecillas de la banda, secuestraban droga, allanaban los puestos de venta de estupefacientes, pero la circulación del dinero nunca se cortaba.
Durante la última semana, un grupo de detectives de la Dirección General Operaciones Antidrogas Hidrovía del Paraná perteneciente a la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la Policía Federal Argentina (PFA) terminó una investigación de más de cuatro años y le asestó el golpe de gracia a la organización comandada por Mameluco.
Luego de una serie de allanamientos realizados en los últimos días y que fueron ordenados por la jueza federal de San Martín Alicia Vence, los policías secuestraron dinero en efectivo, vehículos y mercadería por un valor de US$ 2.000.000 y $ 100.000.000 que movilizaban los integrantes de la banda de Mameluco que se dedicaban a mover el dinero que la organización obtenía de la venta de drogas.
Dicho monto incluyó los 80 vehículos que la organización narcocriminal adquirió con el dinero que obtenía de la venta de drogas. Esos automóviles, camionetas y cuatriciclos eran comercializados en tres agencias situadas en Moreno. Entre los 80 rodados secuestrados figuran: un camión, 37 camionetas, algunas de alta gama; 21 automóviles y siete cuatriciclos.
Al seguir la ruta del dinero que la banda percibía por el narcomenudeo, los detectives de la PFA determinaron que el efectivo era llevado a comercios de distintas fachadas, como por ejemplo, una estación de servicio que funcionaba en Villa Ballester.
Los policías también establecieron que los integrantes de la banda de Mameluco también recurrían a lavaderos de automóviles, concesionarias de automóviles y a la venta de electrodomésticos por internet para canalizar el efectivo que obtenían de la venta de drogas.
Parte de ese dinero se blanqueaba en dos cuevas de dinero que fueron allanadas hace una semana. Una de estas maniobras constituyó en la instalación de una estación de servicio que funcionaba en Villa Ballester.
Pero, en realidad, dicho comercio formaba parte de una fachada que la banda usaba para lavar dinero de la venta de drogas que llegaba de los puestos comercialización que el grupo delictivo poseía en los asentamientos “El 18″, Billinghurst, Sarmiento, Puerta 8, El Gaucho, Churruca, Loyola y Corea, entre otros.
Según fuentes policiales y judiciales, la maniobra para blanquear el dinero narco a través de la mencionada estación de servicio, comenzaba con la compra de 200 litros de combustible por día que se vendían a una mínima clientela.
La maniobra se repetía con el kiosco, que carecía de proveedores y se surtía de supermercados vecinos, toda esta actividad sin obtener ganancias, pero que facturaba sumas millonarias.
En otro allanamiento, realizado en un galpón de la zona, los efectivos de la PFA encontraron una importante cantidad de mercadería: televisores, aires acondicionados, lavarropas, microondas y heladeras.
Dichos productos eran comercializados por los distintos integrantes de la organización a través de redes sociales y plataformas digitales. Ninguno de los artículos hallados en el galpón, donde eran acopiados, contaba con la documentación que indicara el origen. Los investigadores policiales y judiciales sospechan que la mercadería era de contrabando.
Hace una semana, como parte de la misma investigación encarada por la jueza Vence y el fiscal federal Paul Starc, la PFA había allanado una serie de locales de cobros de impuestos y detuvieron a 12 integrantes de la banda, acusados de lavado de activos mediante el otorgamiento de préstamos.
A raíz de los 59 allanamientos ordenados por la magistrada, también fueron secuestrados $ 5.000.000, US$ 50.000 y 10.000 euros en efectivo; además de armas y drogas.
En marzo de este año, la jueza Vence solicitó que Villalba y su hijo Iván Gabriel Villalba, el Salvaje, sean sometidos a juicio oral debido a que había pruebas que, desde la cárcel, comandaban la organización narcocriminal que entre el 1 y el 2 de febrero del 2022 habría vendió la cocaína con contaminada con carfentanilo que provocó las muertes de 24 consumidores, en la zona de Puerta 8, Lanzone y el Gaucho, en los partidos de San Martín y Tres de Febrero.
Luca Nahuel Baigorria, alias Dylan, otro hijo de Mameluco Villalba fue apresado en septiembre pasado y fue procesado por los mismos delitos que su padre y su hermano.
Para la Justicia de San Martín “Mameluco” Villalba y su hijo “El Salvaje” lideraban y financiaban desde la cárcel una organización criminal dedicada a la comercialización de drogas responsable de la venta de la cocaína adulterada.
La investigación sobre la banda de Mameluco que derivó en los allanamientos realizados en los últimos días, comenzó en 2020 como desprendimiento de otro expediente. En ese momento, Villalba estaba en la cárcel de Rawson, Chubut, cumpliendo una pena a 27 años de prisión por narcomenudeo y lavado de activos, pero su organización seguía activa.
Ante la sospecha fundada en una serie de grabaciones de escuchas telefónicas que indicaban que uno de los integrantes del clan de Mameluco habría sido el distribuidor de la “cocaína mala”, como se mencionaba en la conversación, la jueza Vence concentró dicha pesquisa.
En la investigación se habría determinado que los cómplices de Villalba tenían “el poder de disposición sobre los 480 envoltorios de nylon rosado anaranjado con esas mismas sustancias que la policía bonaerense secuestró el 2 de febrero de 2022, cuando irrumpió en el búnker de Puerta 8, y la tenencia que detentaban”ese mismo día de dos bolsas de nylon con 3346 envoltorios más, a muy pocas cuadras de ahí, en una casa de guarda en Loma Hermosa”.
Fuente La Nacion