El presidente Alberto Fernández se despidió hoy de los trabajadores de Casa Rosada en uno de sus últimos días de mandato. Desde uno de los patios internos del Palacio de Gobierno, el jefe de Estado protagonizó un brindis en el que pronunció un último discurso breve.
Rodeado por empleados de la casa y ubicado en una pequeña tarima, realizó un balance de su gestión en el que admitió no haber podido resolver “el problema de la pobreza”, y aseguró que se va con “la tranquilidad de haber puesto todo”.
“Me voy con la tranquilidad de haber recompuesto el salario de los trabajadores estatales, aunque tengo un enorme pesar de no haber podido resolver el problema de la pobreza”, expresó en su último día en Casa Rosada debido a que el jueves viajará a la Cumbre del Mercosur en Río de Janeiro y el viernes es feriado por el día de la asunción de la Virgen.
Inmediatamente y de cara a los trabajadores de UPCN nucleados en uno de los balcones detrás de una bandera, resaltó: “Pero los compañeros de ATE y UPCN saben que hemos mantenido abierta la paritaria para corregir los salarios de los que menos tienen”.
“No quería irme sin dar las gracias a todos. Fueron cuatro años muy difíciles, tanto que mucho tiempo no pudimos compartirlo en los pasillos porque la pandemia nos obligó a trabajar a distancia, pero en todo momento estuvieron, trabajaron, hicieron lo que debemos hacer por este país que es ponerlo de pie”, inició en su exposición que se extendió por cinco minutos.
Asimismo, en referencia al presidente electo Javier Milei remarcó: “Me voy con la tranquilidad de haber puesto todo lo que tenía que poner para ayudar, con la tranquilidad de que estamos dejando un país funcionando. El que me sucede no tiene que recibir un país que el año siguiente debe pagar 19 mil millones y al otro 18 mil como el que me tocó a mi”.
“No tiene que recibir 10 puntos de desocupación, recibe la tasa más baja en muchos años; el que me sucede va a recibir 7 mil obras públicas nuevas, va a ver que hay 140 mil familias que no tienen problemas de viviendas porque el Estado se los dio, que hay 95 mil obras en proceso de construcción, y va a encontrar universidades en marcha y mejoradas”, resaltó.
En la misma línea, continuó: “Una salud pública que encontré cerrada y diezmada con el sarampión dando vuelta, la encontrará funcionando a pleno; un satélite más en órbita; el que me sucede encontrará que si el Covid vuelve a aparecer ya no va a tener que correr para ver quién le vende la vacuna porque se la hicieron los científicos argentinos”.
En otro pasaje del discurso remarcó el trabajo de cada empleado público a los que consideró “tan injustamente maltratados” y manifestó: “Les doy las gracias porque fueron la columna que mantuvo al Estado en marcha. Uno puede dar órdenes, pero si no tiene quién ejecuta es muy difícil”.
“Me voy con la tranquilidad de no haber tomado nunca una decisión en contra de los que menos tienen”, subrayó Alberto Fernández ante la mirada atenta de la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti; y los secretarios Julio Vitobello (de la presidencia) y Mercedes Marcó del Pont (Asuntos Estratégicos).
Con una copa de Sidra del Valle en mano, expresó: “Me voy por la misma puerta en la que entré, con el mismo auto con el que entré, y me voy a la misma casa de dónde salí”.
“Espero verlo siempre, poder mirarlos a los ojos porque sabemos que trabajamos por la gente. Brindo por la felicidad de todos y para que el futuro sea mejor. Como dice el flaco Spinetta en Cantata de puentes amarillos: ‘No me hagan decir que todo tiempo pasado es peor, mañana será mejor’”, concluyó fiel a su estilo.
Al término, se sacó fotos con empleados y protagonizó un altercado con dos movileros de radio, quienes se acercaron a realizarle consultas sobre el mandatario entraña, y luego de negarse, forcejeó para avanzar ante la insistencia. “Di como 40 entrevistas, hermano”, le contestó exasperado ante el reclamo de uno de los periodistas mientras los trabajadores se agolpaban para retratarse con él y pedirle saludos.
Fuente Mendoza Today