Los combustibles están provocando una sorpresa inesperada en los datos de inflación durante este otoño. Si la estación empezó con fuertes subidas del petróleo, provocadas por la extensión de los recortes de la producción y agravadas por el estallido de la guerra entre Israel y Hamás, está acabando con un fuerte retroceso del crudo, entre otros factores, por una demanda que no acaba de tirar ante el enfriamiento económico. En ese contexto, la gasolina ha alcanzado mínimos anuales, y la inflación ha experimentado su mayor caída mensual desde septiembre del año pasado, justo después de los récords del gas y la electricidad.
La vida es un 0,3% más barata que hace 30 días, pero todavía es un 3,2% más cara que hace un año, según el dato revisado de noviembre, publicado este jueves por el Instituto Nacional de Estadística. La inflación interanual, que compara los precios actuales con los que se registraban hace 12 meses, también se ha moderado tres décimas, principalmente por el efecto de este abaratamiento de los combustibles.
La inflación subyacente, que elimina su incidencia, para evitar que estos elementos volátiles alteren la estadística, continúa elevada, lo que indica que la espiral inflacionista todavía está muy enquistada en la economía española. Sin embargo, también da muestras de relajación, al situarse en el 4,5%, siete décimas menos que en octubre y su dato más bajo desde abril de 2022, justo después del inicio de la guerra en Ucrania. Una buena noticia para los bancos centrales, justo un día después de que la Reserva Federal estadounidense augurase tres rebajas de tipos para el año que viene y en la jornada en la que el Banco Central Europeo espera congelar las alzas a este lado del charco.
Sin embargo, el dato mensual de la inflación subyacente sirve para recordar que todavía no está todo hecho en la lucha contra la inflación. Avanza una décima, lo que significa que, si se elimina el efecto de los combustibles y el resto de los elementos que dependen de la coyuntura, los precios siguieron aumentando en noviembre.
El papel de los alimentos
Además de por los combustibles, la moderación de la inflación interanual ha estado impulsada por los alimentos. Los comestibles todavía son un 9% más caros que hace un año, pero en octubre lo eran un 9,5%. Aunque cuesta alejarse del 10%, la tendencia es positiva. “Lo que más influye en esta evolución es la bajada de los precios del pan, los cereales, la leche, los huevos y el queso, frente a las subidas del año anterior, y que los precios de la carne han aumentado menos que en noviembre de 2022”, destaca el INE en su nota de prensa. En cambio, las legumbres y hortalizas actúan en sentido contrario.
Una de las tres décimas del recorte en la tasa interanual de inflación se debe a este grupo, aunque el mayor mérito se lo lleva el transporte, en el que se incluyen los carburantes, que resta dos décimas. De hecho, en los últimos 12 meses los precios del transporte se han mantenido estables.
El ocio y cultura también restan una décima a la inflación, mientras que la vivienda suma tres, ya que la electricidad y el gas bajaron menos que en noviembre de 2022. En otras palabras: si no fuera por los suministros energéticos, muy condicionados por este sesgo estadístico denominado efecto base, la inflación se habría moderado el doble de lo que lo ha hecho, y ya estaría por debajo del 3%.
La estadística mensual, sin embargo, no es tan positiva. Aunque hay alimentos que han bajado durante los últimos 30 días, como la fruta (-3%), otros continúan subiendo, como los aceites y grasas (3,8%), las legumbres y hortalizas (1,4%), el pescado y el marisco (0,7%) o la carne (0,3%). En su conjunto, los comestibles se encarecieron una décima en noviembre; en octubre, lo habían hecho 1,3 puntos.
El dato revisado de IPC permite hacer el cálculo definitivo de la subida de las pensiones para el que viene, que se obtiene con la media de la inflación interanual desde diciembre del año pasado hasta noviembre de este año: un 3,8%.
Los combustibles están provocando una sorpresa inesperada en los datos de inflación durante este otoño. Si la estación empezó con fuertes subidas del petróleo, provocadas por la extensión de los recortes de la producción y agravadas por el estallido de la guerra entre Israel y Hamás, está acabando con un fuerte retroceso del crudo, entre otros factores, por una demanda que no acaba de tirar ante el enfriamiento económico. En ese contexto, la gasolina ha alcanzado mínimos anuales, y la inflación ha experimentado su mayor caída mensual desde septiembre del año pasado, justo después de los récords del gas y la electricidad.
Fuente El Confidencial