«Alto, alto, alto, alto, algo…», hasta cinco veces se repite el saludo inicial, aunque de amistoso no tiene nada. La función acaba de empezar: dos individuos, uno de ellos con pasamontañas, el otro con capucha y mascarilla, irrumpen a las 21 horas, 55 minutos y 36 segundos en un establecimiento regentado por ciudadanos bangladesíes; un viejo locutorio, dedicado como tantos al envío de dinero a países extranjeros y a la venta telefonía móvil y otros objetos electrónicos. «Al suelo, al suelo, al suelo…», dicen casi al unísono los dos atracadores, que pasarán a ser tres a las 21 horas, 55 minutos y 48 segundos. Dentro, dos hombres y una mujer acatan asustados las inesperadas órdenes.
«Tú tranquilo, al suelo, que nadie salga», prosiguen; el acento es sudamericano. Los roles están meridianamente claros, el del pasamontañas saca de su bolsillo lo que parece ser un arma blanca y obliga a tumbarse a uno de los abordados; el de la capucha encañona con una pistola al dependiente; y el tercero en cuestión, también con el ‘outfit’ de capucha y mascarilla, aparece en escena después para bajar el cierre de la tienda. «No intente hacer nada, okey», la sacudida sube de tono, ¿y las palabras? Las palabras confirman el acento: «No intente hacer nada, no toque su celular, al piso».
Para entonces, el comerciante ya está agachado, sometido por el de la pistola: «La cantidad de dinero dónde hay, dónde hay la cantidad de dinero. ¡Ey! Solo eso, quiero más, dónde hay más, eh». Fuera del mostrador, sus dos compinches repican como loros las instrucciones de este sujeto, que si «tranquilos», que si «no toquen sus celulares»… Todo ocurre en un visto y no visto. Antes de que el reloj marque las 22 horas, los tres delincuentes abandonan el negocio, ubicado en el número 3 de la calle Antillón (distrito de Latina), no sin antes amenazar a sus víctimas y bajar de nuevo la verja metálica para que no puedan seguirlos ni mucho menos adivinar su ruta de huida.
Los hechos, que tuvieron lugar el pasado 12 de diciembre, están siendo investigados por la Brigada de Policía Judicial de Madrid, cuyos miembros están especializados en este tipo de atracos. Los malhechores, ataviados con guantes y ropa de color oscuro, se llevaron el dinero de la caja registradora y diversos teléfonos móvil, que metieron en una bolsa de deporte negra antes de poner pies en polvorosa. Por el momento, no hay detenidos.
Fuente ABC

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