
Todo sucede en un abrir y cerrar de ojos, tan rápido que al sobrino de Javier Peinado no le ha dado tiempo ni a quitarse la mochila. Para entonces, yace muerto en el pasillo de la vivienda de su tío, a quien la madre de la víctima dirige ahora todo el odio acumulado: «Le ha matado, hijo de puta, le ha matado». El presunto homicida, español, 54 años, mantiene la escopeta en la mano, la misma con la que acaba de disparar en la cabeza a su familiar, un cuarto de siglo más joven que él. La hermana del finado llora desconsolada, nadie se explica lo que acaba de ocurrir. Javier huye raudo, a bordo de un Saab con matrícula 7384 FLR, el vehículo que unos minutos después comenzarán a buscar todas las patrullas de la zona. Por ahora, sin éxito.
El lógico revuelo acaecido el miércoles en el número 11 de la calle del Greco (Mejorada del Campo), con efectivos de Seguridad Ciudadana y de la Unidad Especial de Intervención de la Guardia Civil, además del Summa 112 y la posterior llegada del juez forense, tuvo su réplica en la cercana calle de Dolores Ibárruri, donde reside la madre de la víctima. Según las primeras averiguaciones, Javier habría agredido por la mañana a su sobrina, quien, ya consumado el crimen, declaró este jueves a varias cadenas de televisión que su tío «está mal de la cabeza». «Mi hermano se fue a su casa después de trabajar como hace todos los días y el otro le pegó un disparo. No hubo ninguna trifulca», apuntaba, después de asegurar que horas antes del negro suceso le había denunciado por la paliza sufrida.
«Parece que le estaba esperando», reconocía asimismo una residente del bloque. Ni siquiera hubo tiempo para cruzar reproches. Los facultativos del Summa no pudieron hacer más que confirmar la muerte, y el Grupo de Homicidios de la Guardia Civil tampoco tardó en colocar a Javier en el centro de su pizarra. Los agentes registraron esta vivienda y la mencionada de Dolores Ibárruri, un emplazamiento, este último, en el que se desplegó de madrugada un importante contingente ante la posibilidad de que el sospechoso se hubiera atrincherado allí. Fue en balde.
Tras ello, los esfuerzos se trasladaron esta mañana al municipio toledano de Lucillos, donde figura la ubicación de su domicilio (al menos en las bases policiales). La búsqueda, sin embargo, resultó de nuevo infructuosa. A Javier no le constan antecedentes previos, revelaba esta tarde una portavoz de la Guardia Civil. Mientras continúa la búsqueda, el cadáver de su sobrino permanece en el Instituto Anatómico Forense de Madrid, a la espera de los resultados de la autopsia.
A la caza del Pastilla
A la carrera para localizar a Javier se suma estos días la de Yousef Mohamed Lehrech, ‘el Pastilla’, el preso que el día de Navidad se escapaba de Alcalá Meco camuflado entre sus familiares. La Policía Nacional facilitó ayer dos fotografías del fugado, su edad, 20 años, y su altura, 1,88 metros. En el mensaje difundido en su perfil de X (antiguo Twitter), el propio Cuerpo advierte de que este sujeto, de origen ceutí, es «altamente peligroso».
En abril, confesó el asesinato en Cádiz de Nayim K. A., alias ‘Tayena’, jefe de una de las facciones del crimen organizado en la ciudad autónoma. Y también está acusado del crimen de un joven de 26 años al que su banda confundió con un miembro de un grupo rival. Los agentes le dieron caza a finales de mayo y fue encarcelado provisionalmente en la cárcel de Algeciras.
Pero dada su conflictividad con un grupo de internos de esa prisión, el Pastilla tuvo que ser conducido a Alcalá Meco a principios de diciembre. Hasta el día 25, cuando habría aprovechado el parecido físico con uno de sus hermanos para mezclarse entre sus familiares y salir de allí sin llamar la atención; literalmente, como Pedro por su casa.
Fuente ABC