Cotizalia AM | Entre la queja y el aplauso

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Probablemente me pasa por estar en medio de demasiados tinglados cada día, pero, por las cosas de mi trabajo, me acabo enterando de las quejas de mucha gente. No necesariamente de mí, que también, sino de sus quejas en general. Con la vida. A veces los quejosos me lo transmiten directamente y a veces me alcanza por vía interpuesta, tal vez sin que ellos lo sepan. Y bien está. Me va en el sueldo y no me quiero ni imaginar cómo tiene que ser lo de mi director. Pero el caso es que esas quejas me llegan. Y recientemente estoy detectando un patrón: asesores de comunicación del Gobierno quejosos de que haya calado la idea de que Sánchez se lleva mal con el Ibex. Hasta Pepa Bueno y Carlos Cué le preguntaron al presidente por la necesidad de “recomponer” las relaciones con la clase empresarial. Digo yo que nada hay que recomponer que no se haya descompuesto previamente. Tantas ganas hay en Moncloa de transmitir esa imagen de que con el Ibex todo OK, que ayer en Davos confundieron unos aplausos espontáneos de directivos del Ibex al CEO de Cepsa (que había recibido un premio de Forbes el día antes) por aplausos al presidente del Gobierno antes de empezar su encuentro con ellos. Conste que sí aplaudieron a Sánchez tras el discurso público. Pero no confundamos la típica cortesía cuando alguien acaba una intervención en un foro de este tipo -todos somos personas con corazoncito-, con lo otro. No me imagino yo a Sánchez-Galán, Reynés o Imaz recibiendo al presidente, sea Sánchez o no, con un ‘slow clap’. Por lo que sea. En cualquier caso, al relato de Sánchez como amigo de las empresas le ha surgido otro obstáculo: este artículo publicado ayer en el Financial Times titulado “La amnistía de España a los separatistas dispara el rechazo de los inversores”. En su día grande en Davos. Los ‘timings’ los carga el diablo.

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