Por Sima Shine
Foto: Agencia de Noticias Tasnim – Wikipedia – CC BY 4.0 37
En la noche del lunes al martes (15 y 16 de enero), el régimen iraní empleó misiles balísticos para atacar la zona de Erbil en la región kurda en el norte de Irak y objetivos terroristas de elementos islamistas en el área de Alepo en Siria.
Esa fue una respuesta al ataque terrorista en Kerman, que tuvo lugar cerca de la tumba de Qasem Soleimani en el aniversario de su muerte a manos de Estados Unidos.
Los Guardias Revolucionarios se atribuyeron inmediatamente la responsabilidad por el lanzamiento de los misiles y afirmaron que se trataba de «una respuesta a los crímenes cometidos contra Irán, así como una acción contra el espionaje y las instalaciones terroristas utilizadas para luchar contra Irán».
Los iraníes afirman que en la operación también fue atacada la sede del Mossad en la zona del Kurdistán, así como un empresario que, según los iraníes, estaba en contacto con Israel.
Los ataques sirven objetivos estratégicos iraníes adicionales:
- Una demostración proyectada interna y externamente del poder militar de Teherán, y un mensaje a sus enemigos (principalmente EE.UU. e Israel) sobre la capacidad de Irán para atacar cualquier lugar de Oriente Medio si así lo desea.
- Una respuesta implícita a la actividad de Israel contra la presencia iraní en Siria, encabezada por la reciente eliminación de Sayyed Razi, el coordinador de las transferencias de armas de la Fuerza Quds a Hezbollah.
- Una señal al gobierno central iraquí en Bagdad sobre el descontento de Teherán por la continua actividad de elementos de la oposición antiiraní al amparo de la zona kurda.
El ataque iraní no es el primero en su tipo y recuerda las respuestas anteriores de Irán a los atentados del Estado Islámico (ISIS) en su territorio.
Sin embargo, este ataque tiene al menos dos características singulares: en primer lugar, el alcance de la potencia de fuego en Siria (unos 1.200 km) y, en segundo lugar, el hecho de que los disparos se produjeron al mismo tiempo contra objetivos en Irak y en Siria.
Elementos estadounidenses condenaron el ataque, subrayaron que ningún activo estadounidense resultó dañado e incluso se aseguraron de filtrar que el lanzamiento fue irresponsable e inexacto.
Implícitamente, Washington aclara que en ausencia de daños directos a sus activos, no hay razón para una respuesta de su parte, preservando así su interés actual en la política de diferenciación frente a Irán.
La conclusión: la respuesta iraní efectivamente sirve a varios propósitos para el régimen, pero no ayuda a la lucha de Irán contra el Estado Islámico (ISIS).
Por lo tanto, el uso de misiles demuestra las capacidades militares de Irán, pero también refleja las pocas herramientas a su disposición para hacer frente a la variedad de amenazas a la seguridad que enfrenta.
Fuente: INSS The Institute for National Security Studies
Fuente Aurora