Por Pablo Wende
Mientras se definen los cambios a la ley ómnibus, para el Gobierno es clave que el mercado cambiario recupere cierta tranquilidad luego de los fuertes aumentos que tuvo en lo que va de enero
El dólar metió presión en el arranque del año, incluso más de lo que se había imaginado el equipo económico, pero también bancos y analistas. El contado con liquidación terminó la semana en máximos nominales, por encima de los $1.300 y acumula una suba de 47% desde el piso que había tocado en los últimos días del 2023. El dólar MEP y el libre también finalizaron por arriba de los 1.200, es decir un escalón abajo.
Detrás del nuevo aumento de la brecha -que roza el 50% entre el CCL y el dólar oficial- parece haber más de una causa. Una de las más citadas es que la tasa de interés se mantiene en terreno fuertemente negativo en términos reales: los bancos pagan 110% anual de tasa, cuando la inflación supera el 210 por ciento.
Para colmo la zanahoria para quedarse en pesos desapareció, porque el tipo de cambio ajustó fuertemente en el arranque del 2024. Esto significa que una empresa o individuo que puso el dinero en plazo fijo o bonos ajustados en pesos hizo muy mal negocio. Viene perdiendo fuerte contra la inflación y contra el tipo de cambio. Dolarizarse pasó a ser la única opción disponible (y rentable) para los ahorrista.
Ruido
La suba del dólar mete ruido, pero dentro del equipo económico creen que están en condiciones de dominar el aumento de la brecha cambiaria. Para eso consideran que todo aquello que sirva para bajar la incertidumbre es de gran ayuda. Se trata de reducir la desconfianza y mejorar las expectativas de los inversores. Algo de esto ya comenzó a ocurrir, pero se trata de un proceso largo que recién empieza.
El acuerdo con el FMI fue un paso en esa dirección y en las próximas semanas ingresarán los USD 4.700 millones comprometidos. Se suman a los más de USD 4.000 millones que compró el Banco Central desde que Javier Milei llegó a la presidencia, claro que con la gran ayuda de un mercado de importaciones totalmente paralizado.
El fuerte aumento de la brecha cambiaria es preocupante porque puede generar más inflación para adelante, pero además despierta las distorsiones típicas del cepo cambiario: hay mas incentivos para importar, aprovechando un tipo de cambio conveniente y los exportadores quieren retrasar su liquidación de divisas
Hubo además palabras de aliento de funcionarios norteamericanos como el caso de Kevin Sullivan,representante de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, quien aseguró que el gobierno de Joe Biden está “muy interesado” en trabajar con la Argentina. Palabras de compromiso, pero que al mismo tiempo asegurarían el apoyo de ese país para que el tratamiento del desembolso en el directorio del Fondo no tenga mayores trabas. Al mismo tiempo, se conocieron varios reportes optimistas de bancos de Wall Street, como el JP Morgan y Bank of America.
Huella
El paso de Milei por Davos también dejó huella. Algunos criticaron que se hubiera perdido una oportunidad de presentar las oportunidades de Argentina ante el mundo. Sin embargo, no era el objetivo de esa disertación ni el lugar específico para hacerlo. Eso sí, el libertario consiguió que sus palabras fueran trending topic en redes sociales a nivel mundial, exportando el fenómeno que en Argentina lo llevó del anonimato en pocos años a la presidencia. ¿Tiene eso alguna utilidad práctica, o sirve para atraer inversiones? Difícil saberlo ahora.
Foto de archivo del presidente argentino Javier Milei. EFE/EPA/GIAN EHRENZELLER
Esta semana será particularmente intensa. Todo indica que se tratará el proyecto ley ómnibus en la Cámara de Diputados. Si bien se introdujeron cambios, la mayoría de los artículos sobrevivieron. Sería un espaldarazo para la gestión del nuevo gobierno, que aprovechó -como indican los manuales- sus primeras semanas para tratar de avanzar con cambios de fondo.
Sin embargo, aún está por verse cuál será el resultado desde el punto de vista fiscal, que finalmente es el “corazón” de la propuesta. En otras palabras, más allá de la reforma política o de la modernización del Estado, es fundamental para el nuevo Gobierno cumplir con la promesa de alcanzar rápido el equilibro de las cuentas públicas. Si eso no aparece, entonces se impondrá nuevamente la desconfianza de los mercados y de los inversores.
Con un discurso estridente en el Foro Económico Mundial de Davos, Milei logró transformarse en “trending tópico” mundial. No está claro si le alcanzará para atraer inversiones, pero al menos volvió a posicionar a la Argentina en el radar de los inversores, lo que claramente no sucedió en los cuatro años de gobierno kirchnerista
Por pedido de los bloques más dialoguistas, las retenciones para las economías regionales se mantendrán en 0% y no se aceptaría la modificación de la ley de movilidad jubilatoria. Ambas cuestiones suponen una disminución de los recursos previstos para el 2024, por lo que el equipo económico tendrá que pensar de qué manera esos menores ingresos.
Mientras tanto, en la calle se siente el “mal trago” que anunció Milei el día de su asunción. La inflación del 25% de diciembre provocó estragos en los salarios y en las ventas, justo en el mes más importante del año para el sector comercial. Enero vendría con cierta desaceleración pero no bajaría del 20/22%. La mayoría de los salarios perderá fuerte contra la suba de precios, salvo en el caso de gremios con fuerte poder de negociación.
Plazos y expectativas
Mantener el apoyo popular que consiguió en la segunda vuelta es el gran desafío de estas horas para Milei. Pero para eso deberá mostrar que hay una salida posible y que vale la pena el sacrificio.
Fotografía de archivo del ministro de Economía de Argentina, Luis Caputo. EFE/David Fernández
La expectativa es que en los próximos meses empiecen las buenas noticias, una vez que el plan fiscal ya muestre resultados más consistentes. Todo indica que en febrero debería bajar de manera más marcada la inflación. El objetivo sería que retorne a la velocidad crucero del segundo semestre de 2023, es decir alrededor de 12% mensual.
Por ahora no hay plazo para la salida del cepo cambiario, pero la expectativa de los inversores es que el ingreso de dólares de la cosecha permite dejar atrás las restricciones que hoy se mantienen casi en su totalidad. De hecho, se trata de uno de los temas más importantes que deberá en catar el Gobierno una vez que se aprueba la ley ómnibus
El aumento de la brecha cambiaria y el temor a una nueva devaluación del dólar oficial serían un obstáculo. Pero aun en caso de un nuevo “sinceramiento” del dólar, el ajuste sería mucho más suave que la megadevaluación de diciembre.
Además de la desaceleración gradual de la inflación, el inicio del segundo trimestre coincidirá con el aumento del ingreso de dólares de una cosecha que será espectacular. Los USD 20.000 millones adicionales que se esperan para este año recuperarán la economía y al mismo tiempo servirán para aumentar fuerte la oferta del mercado cambiario. La expectativa -y posiblemente el gran desafío- es que se pueda salir del cepo en algún momento del segundo trimestre.
El paro general que enfrentará el Gobierno esta semana también refleja los frenos que intentaran desde distintos sectores de poder, en este caso los principales gremios. El Gobierno tendrá, sin embargo, una interesante oportunidad para utilizar esta medida de fuerza a su favor, teniendo en cuenta la pésima imagen de los sindicalistas -empezando por el clan Moyano- entre la gente.
Será una semana en la que habrá que seguir monitoreando de cerca al mercado cambiario, pero sobre todo en la que se pondrá en juego la capacidad de liderazgo político del nuevo gobierno.
Fuente Infobae