Por Kitty Vaquero
Es por la llegada de las lluvias. Hubo mayor área sembrada y mejores rindes, el Estado recaudará más impuestos del complejo oleaginoso. En total serán 8.301 millones de dólares, un 85% más que en la campaña anterior.
Gracias a la llegada del Niño y sus abundantes lluvias, la superficie sembrada de soja aumentó considerablemente en la actual campaña agrícola y también la estimación de producción. Ahora, con la incorporación de 200 mil hectáreas extra a lo proyectado inicialmente, la oleaginosa ocupará 17,3 millones de hectáreas.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) calcula que la cosecha llegará a 52,5 millones de toneladas, el volumen más alto de las últimas cuatro campañas y la quinta producción más grande de las últimas diez. Por supuesto, siempre y cuando, las precipitaciones sigan acompañando el favorable desarrollo de los cultivos.
En este escenario, el Producto Bruto Sojero aumentaría un 126,8 por ciento, es decir, sumaría 9.896 millones de dólares respecto del ciclo pasado, llegando a 17.704 millones de dólares.
De la mano del incremento de la producción, las exportaciones sojeras crecerían un 61,5 por ciento en la campaña 2023/2024 según la BCBA, lo que representa 8.138 millones de dólares más que 2022/2023, alcanzando los 21.368 millones de dólares.
En consecuencia, la recaudación por derechos de exportación y otros impuestos del complejo sojero subiría un 84,6 por ciento, por lo cual, el gobierno nacional contaría este año con un total de 8.301 millones de dólares provenientes de la oleaginosa, superando así en 3.804 a la campaña previa. Esta seria la tercera recaudación más alta en las últimas ocho campañas, solo por detrás del récord obtenido en 2021/2022, cuando se llegó a los 10.015 millones de dólares y a la temporada 2020/21 en la que se alcanzaron los 9.164 millones de dólares.
Un dato sorprende: en la zona núcleo, la de mayor productividad del país, si el régimen de lluvias se mantiene, este año se quintuplicaría la producción de soja, de acuerdo a lo informado por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
Hasta el momento, con el 98,4 por ciento de la superficie de la oleaginosa sembrada, los lotes avanzan en muy buenas condiciones en la mayor parte del país, pero desde la BCBA aclararon que para sostener la producción estimada serán necesarias futuras lluvias, las que resultarán fundamentales para transitar las etapas críticas de definición de rendimiento.
5 veces más en la Zona Núcleo
Con cinco millones de hectáreas sembradas con soja en la región núcleo, la de mayor productividad del país, que abarca el sur de Santa Fe, el norte de Buenos Aires y el sudeste de Córdoba, fundamentalmente, la estimación de cosecha para la campaña 2023/2024 subió a 20,2 millones de toneladas de acuerdo con la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la BCR.
Allí, el rendimiento promedio del cultivo se calcula en 41,2 quintales por hectárea contra 13,3 quintales obtenidos el año pasado. De esa manera, la producción superaría en 1,5 millón de toneladas a lo que se esperaba al comienzo de la campaña cuando aún las lluvias no eran tan abundantes y generalizadas. Con este volumen de agua caída, señaló la GEA, “se superaría por más de cinco veces la cosecha del año pasado”, cuando apenas se cosecharon 3,9 millones de toneladas de soja.
Aunque pasó una semana sin lluvias, los cultivos se siguen desarrollando favorablemente. El 90 por ciento de la soja de primera y el 65 por ciento de la de segunda sigue entre excelente y muy buena en la zona núcleo. Sin embargo, los productores y agrónomos coinciden en que serán necesarias lluvias a partir de los primeros días de febrero para que no se vea resentido el rendimiento.
Los cultivos aguantan bien por ahora
“El cultivo va a aguantar bien una semana más sin lluvias, sigue habiendo buena humedad en los suelos, pero se van a necesitar entre 30 a 40 milímetros en febrero para mantener el potencial de rinde”, dijeron los informantes de la BCR en Cañada de Gómez.
En Bigand cuentan que los lotes de menor calidad pueden llegar a resentirse por estrés si de concretan las altas temperaturas pronosticadas. Allí estiman rindes de entre 40 a 45 quintales por hectárea.
“Se necesita que las lluvias se reanuden a principios de febrero para conservar el potencial de rinde de 50 quintales por hectárea”, indicaron. En Carlos Pellegrini y María Susana.
En General Pinto el cultivo avanza muy bien y el potencial es de 40 quintales por hectárea. En la zona señalan que esta pausa sin lluvias puede colaborar para hacer las aplicaciones de fitosanitarios pendientes y así lograr bajar la presión de las enfermedades de fin de ciclo. Mientras que en Marcos Juárez calculan un rendimiento de 40 quintales si las lluvias llegan en pocos días.
Por su parte, en Rojas y Pergamino destacan un muy bien desarrollo de las sojas de primera. Sin embargo, “en el noreste bonaerense es donde más se marca la diferencia en los contenidos de humedad: ya hay escasez y temor sobre todo por los cultivos de fechas tardías”, advierte la BCR.
Cosecha histórica
Debido al crecimiento, tanto en superficie como en producción, de los cultivos de verano como la soja, el maíz y el girasol, se calcula que las exportaciones del agro crecerán en US$ 11.112 millones este ciclo respecto del anterior. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires estimó una producción de 136,4 millones de toneladas de granos para esta campaña, en lo que sería la segunda mayor cosecha de la historia.
La entidad remarcó que “el sector agrícola indicaría signos de recuperación en su aporte a la economía respecto a la campaña previa a pesar de la significativa caída de los precios”. En un año la cotización de la oleaginosa en Chicago se desplomó US$ 100.
El Producto Bruto Agroindustrial alcanzaría los US$ 33.129 millones, lo que significa una mejora equivalente a 1,3 puntos del PBI.
Fuente Clarin