LA HABANA, Cuba -. El grupo terrorista Al-Shabaab hizo pública, mediante un comunicado, la muerte de los médicos cubanos Assel Herrera Correa y Landy Rodríguez Hernández, secuestrados el 12 de abril de 2019 en la localidad de Mandera, Kenia. La nota de marras explica que los galenos perdieron la vida a causa de un bombardeo con drones lanzado por Estados Unidos. En este sentido, se percibe un marcado énfasis en culpar a la nación norteamericana por la muerte de los médicos, ubicándolos como objetivos de este y otros ataques anteriores.
Los medios oficiales cubanos, aunque se han hecho eco de la declaración de Al-Shabaab, no han confirmado el deceso de Herrera y Rodríguez, pero es altamente probable que la tragedia se haya consumado. Durante los casi cinco años transcurridos desde el secuestro, lo más llamativo ha sido el silencio, o la ambigüedad, con que la prensa estatal y las autoridades han abordado el tema. Pueden contarse con los dedos de una mano los titulares que en algún momento hicieron referencia a la situación de los galenos y las “conversaciones” que mantuvieron los gobiernos de Kenia y Cuba para asegurar su regreso, sanos y salvos.
Después de una falsa noticia sobre su liberación, publicada por Europa Press en octubre de 2020 y desmentida de inmediato por el Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX), los medios oficiales cubanos retomaron el tema en abril de 2022, cuando se cumplían tres años del secuestro.
A propósito de la fecha, Miguel Díaz-Canel declaró que continuaban “infatigablemente realizando gestiones para su regreso seguro a la Patria”. Asimismo, subrayó que su gobierno mantenía comunicación con las familias de Landy Rodríguez y Assel Herrera, y que el gobierno de Kenia también había reportado esfuerzos para rescatar a los médicos de las manos de Al-Shabaab, grupo abiertamente terrorista al que medios y autoridades cubanas califican solo de “extremista”.
Como es habitual, nunca se especificó en qué consistieron las “disímiles gestiones” orientadas a traerlos con vida, ni se hizo referencia al rescate de 1.5 millones de dólares que habría exigido Al-Shabaab para devolver a los galenos, información que dio a conocer, en mayo de 2019, el medio keniano Citizen Digital, citado por Diario de las Américas.
Dicha nota explicaba, además, que lo dos salubristas estaban vivos y ejerciendo su profesión en un “ambiente restringido”, localizado en algún punto entre las poblaciones de Buale y El-Ade, en Somalia.
Nada son 1.5 millones de dólares para un gobierno que se ha enriquecido a costa de la exportación de servicios médicos, pero las autoridades kenianas ya habían rechazado la posibilidad de pagar un rescate para lograr la liberación de los doctores. El portavoz de la Policía Nacional de Kenia afirmó que Nairobi intentaría rescatar a los cubanos sin pagar ninguna suma de dinero, pues hacer lo contrario alentaría los secuestros. Todo parece indicar que Cuba estuvo de acuerdo con esa decisión.
El camino elegido fue el de la negociación, que se prolongó por años y no sirvió de nada, a pesar de la buena voluntad de los ancianos de Kenia y Somalia que se ofrecieron como intermediarios entre las autoridades y Al-Shabaab, y de un supuesto equipo gubernamental de varias agencias que trabajaban veinticuatro horas para liberar a los galenos.
Hoy Landy Rodríguez y Assel Herrera están muertos, pero es muy probable que hayan empezado a morir un poco antes, el 12 de octubre de 2023, cuando Kenia puso fin a la misión médica cubana en su territorio, sin hacer mención de los doctores raptados. Los medios nacionales apenas se refirieron al tema, más allá de algún reporte aislado sobre el supuesto trabajo mancomunado entre los gobiernos de Cuba, Kenia y Somalia para rescatarlos, sin ofrecer más detalles.
La nebulosa informativa terminó relegando el destino de los dos galenos a un tema de ocasión. Su secuestro desapareció de la órbita del interés público y ni siquiera el gremio médico hizo pronunciamiento alguno al respecto.
Hoy, en su publicación, Al-Shabaab intenta convencer al mundo de que los estadounidenses enviaron sus drones deliberadamente para terminar con la vida de los médicos cubanos, como si el gobierno de Estados Unidos los hubiera colocado en la frontera entre Kenia y Somalia el día en que fueron secuestrados por los yihadistas.
La responsabilidad de las muertes de Landy y Assel recae directamente sobre el gobierno que los envió a ejercer su profesión en una zona de conflicto, en un país inestable y asediado por milicias terroristas.
Su regreso a la Patria fue otro problema que no pudo resolver el gabinete de Díaz-Canel. Sus nombres fueron enterrados en el alud cotidiano de la información para no poner en riesgo el más lucrativo de los negocios del régimen cubano y su importancia política, a pesar de las condiciones de semiesclavitud, peligro y restricción de derechos fundamentales a que son sometidos los profesionales de la salud de la mayor de las Antillas durante las llamadas “misiones internacionalistas”.
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Fuente Cubanet.org