La atención a la salud mental es el gran desafío que afronta en estos momentos el sistema nacional de salud (SNS). Tras la pandemia, ha emergido una creciente sensibilidad sobre la cuestión, pero los recursos siguen siendo escasos, con ratios de especialistas que se siguen situando por debajo de la media europea. El sistema público solo atiende 2 de cada 10 consultas; el resto tiene que acudir al privado, lo que agranda la brecha social en este aspecto. Así lo pone de manifiesto el Informe sobre el Sistema Sanitario: situación actual y perspectivas para el futuro, un extensísimo documento aprobado por la unanimidad en el seno del Consejo Económico y Social, y que se ha presentado este jueves.
El presidente del máximo órgano asesor del Gobierno en materia sociolaboral, Antón Costas, ha alertado de que no se trata únicamente de un problema de salud, sino también económico. No en vano, supone un 4,2% del PIB español, unos 60.000 millones de euros al año. “Emerge como una realidad preocupante”, ha dicho Costas durante la presentación del informe. El dato no tiene en cuenta el impacto indirecto de estas dolencias, en forma de horas perdidas o caídas en la productividad.
Pese a todo, el SNS arroja resultados “muy favorables” en salud y esperanza de vida, incluso con un gasto inferior a la media europea, según señala el informe. Estos indicadores están estrechamente relacionados con la situación socioeconómica de la población, siendo los que más tienen los que gozan de una mejor salud y de una mayor esperanza de vida.
“En España se vive más y se vive mejor y esto tiene que ver mucho con el SNS. Tenemos una esperanza de vida mayor que la media europea y tenemos una esperanza de vida saludable mayor que nuestro entorno, pero hay variaciones significativas a nivel territorial, socioeconómico o de género”, ha apuntado el presidente de la Comisión de Trabajo del CES, Félix Martín. En este contexto, Martín ha aseverado que, actualmente, “un hombre con estudios superiores puede llegar a vivir a partir de los 30 años unos cinco años más que un hombre con estudios medios” y, por territorio, “esta diferencia puede llegar hasta los siete años”.
Así, este informe pone de manifiesto la estrecha relación existente entre la salud y los determinantes socioeconómicos, territoriales y de género. Esta situación se evidencia aún más cuando se trata de la salud mental, aspecto en el que los expertos apuntan a que “se debe mejorar la equidad en el acceso a los servicios”. En este sentido, el documento muestra que, aunque la asistencia privada en España es un fenómeno minoritario, “está creciendo en las últimas décadas, aunque con diferencias territoriales entre comunidades autónomas y a nivel socioeconómico”, ha explicado Martín. “La cobertura sanitaria mixta, es decir, pública y privada, es más frecuente en la población de ingresos más altos, edades intermedias y con un nivel de estudios superiores. El 85% de la población depende exclusivamente de la sanidad pública, mientras que un 14% tiene una cobertura mixta“, ha señalado.
Con el fin de acabar con estas desigualdades y mejorar la equidad en el acceso a los servicios sanitarios, el informe del CES propone “avanzar hacia una efectiva universalidad del sistema nacional de salud, desligando el acceso a la atención sanitaria de la condición de aseguramiento de la Seguridad Social, avanzando en la integración de subsistemas de protección sanitaria y garantizando un acceso equitativo a los servicios, especialmente para grupos vulnerables”. Ante la preocupación de la ciudadanía por el deterioro progresivo del SNS, el informe del CES propone poner en valor tres aspectos fundamentales: la universalidad del sistema, la extensión de la cartera de servicios y la clasificación y profesionalidad de los recursos humanos.
Los retos de sistema de salud
Por otro lado, el informe publicado por el CES aborda los principales retos a los que se enfrenta el sistema nacional de salud, entre los que destaca especialmente el aumento de la cronicidad, por lo que se debe abordar el tránsito desde un modelo basado en la atención a pacientes agudos a otro orientado a la gestión de la cronicidad. “El aumento de la esperanza de vida va acompañado del aumento de la enfermedad crónica, especialmente en las mujeres. Esto nos lleva a una apuesta decidida por la prevención”, ha señalado Martín. En el ámbito de la prevención, el CES pone el foco en dos enfermedades concretas: las del aparato circulatorio y el cáncer, ya que, en muchas ocasiones, su aparición responde a estilos de vida no saludables que son evitables.
El CES pide adaptar el sistema a una población cada vez más envejecida y reforzar las estructuras de atención primaria y salud pública
No obstante, el documento apunta que “el sistema sanitario por sí mismo no tiene capacidad para afrontar ese reto”. En este sentido, “la efectividad de las políticas de salud pública exige el compromiso de actuar sobre los principales determinantes de salud, con planes interdepartamentales de salud pública, con altos niveles de colaboración y coordinación”. Asimismo, se debe adaptar el sistema a una población cada vez más envejecida y reforzar las estructuras de atención primaria y salud pública, así como la escasez de recursos humanos y su envejecimiento. También se debe adaptar a la digitalización, las nuevas tecnologías y terapias avanzadas y la inteligencia artificial.
La importancia de la atención primaria
Con respecto a la situación de la atención primaria (AP) y las listas de espera, el CES advierte de que este sector atraviesa “una situación especialmente crítica” y asegura que es y debe ser “el verdadero eje del sistema”. “Actualmente, un cuarto de la población que necesita una consulta la consigue en las primeras 24/48 horas. Ha habido un incremento sustancial en las consultas de AP, especialmente en el año 20/21, principalmente debido a la acumulación de patologías crónicas debido al envejecimiento, aumentando la frecuencia un 45%”, ha explicado Martín.
Además, en este aspecto hay también diferencias socioeconómicas y territoriales, “con intervalos de tres a seis consultas por habitante y año” según el territorio. Por ello, el documento propone incrementar el número de profesionales, mejorando las condiciones laborales, de estabilidad, de atracción de talento, y reducir la temporalidad. “A pesar del aumento del volumen de personal en los últimos años no se ha llegado a recuperar el número que teníamos previo a la crisis de 2008, y el profesional contratado durante la pandemia no se ha mantenido en su totalidad. Las condiciones laborales son disuasiorias, hay dificultades de conciliación, temporalidad de contratos”, ha incidido Martín.
Ante esta situación, y para atajar el problema de las listas de espera, el CES propone la elaboración de un mapa nacional de recursos humanos actualizado, aumentando las plazas en las especialidades que lo requieran y dando incentivos para cubrir plazas en entornos poco demandados.
La atención a la salud mental es el gran desafío que afronta en estos momentos el sistema nacional de salud (SNS). Tras la pandemia, ha emergido una creciente sensibilidad sobre la cuestión, pero los recursos siguen siendo escasos, con ratios de especialistas que se siguen situando por debajo de la media europea. El sistema público solo atiende 2 de cada 10 consultas; el resto tiene que acudir al privado, lo que agranda la brecha social en este aspecto. Así lo pone de manifiesto el Informe sobre el Sistema Sanitario: situación actual y perspectivas para el futuro, un extensísimo documento aprobado por la unanimidad en el seno del Consejo Económico y Social, y que se ha presentado este jueves.
Fuente El Confidencial