Por Mariano Boettner
Tras el salto cambiario de diciembre, el tipo de cambio oficial perdió más del 60% de la competitividad por la inflación pero aún es alto en términos históricos. Qué espera el equipo económico para las próximas semanas cambiarias
El Gobierno aún defiende el esquema de actualización del tipo de cambio oficial, que avanza a ritmo de 2% mensual en un contexto de inflación mucho más elevada que hizo perder, en casi tres meses, más del 60% de la competitividad que había ganado el dólar oficial tras la devaluación de diciembre, de acuerdo a datos del Banco Central.
El ministro de Economía Luis Caputo defendió en reuniones privadas en los últimos días el esquema de política cambiaria que adoptó el equipo económico desde el momento del salto del tipo de cambio oficial, incluso contra lo que cree el Fondo Monetario Internacional, que saludó en su momento la devaluación pero que cree que el Poder Ejecutivo debe evitar una nueva corrección abrupta pero acelerar el ritmo del crawling peg, es decir, la microdevaluación diaria que habilita el BCRA.
Para el jefe del Palacio de Hacienda, esa sería la opción menos recomendable: “Si hacemos eso nos ponemos un piso de inflación muy alto y lo que necesitamos es bajarla lo más rápido posible”, explicó Caputo ante un interlocutor en los últimos días. Sobrevuela, en el desarrollo del paquete de medidas inicial que aplicó el ministro de Economía, la idea de que el tipo debe ser una de las anclas nominales que conserve la economía y que actúe como freno a la nominalidad.
Caputo defendió en reuniones privadas en los últimos días el esquema de política cambiaria que adoptó el equipo económico desde el momento del salto del tipo de cambio oficial, incluso contra lo que cree el FMI
Ante su círculo más cercano, Caputo aseguró que analistas del mercado, en conversaciones, le recomendaron que acelere la devaluación diaria del dólar oficial al 8% mensual, pero, aseguran en su entorno, descartó la propuesta. La cabeza del equipo económico fue más allá y enfatizó que la cuestión del esquema monetario y cambiario que experimenta el gobierno libertario fue tema de conversación con sus colegas ministros de finanzas y banqueros centrales en San Pablo, la semana pasada donde se realizó la cumbre del G20.
La pregunta que flota en el mercado es si la erosión a la competitividad que ganó el tipo de cambio con la devaluación de diciembre no será un motivo para frenar las liquidaciones de la cosecha gruesa que comienzan durante el segundo trimestre y que explican el mayor ingreso de divisas al Banco Central, estacionalmente, todos los años.
En el equipo económico reiteran que el tipo de cambio todavía es alto en dos comparaciones históricas: antes de la devaluación de diciembre (aunque perdió más del 60% de esa competitividad ganada por el avance inflacionario, según el índice del tipo de cambio real multilateral que elabora el Banco Central) y todavía por encima de diciembre de 2015, tras la salida del cepo durante el inicio del gobierno de Mauricio Macri. “Y eso que en ese momento todavía tenías déficit fiscal y de cuenta corriente”, aseguran en el Palacio de Hacienda.
Los nuevos “fundamentos” que creen que el mercado observa para la economía bajo el gobierno libertario no requerirían, dicen en el Gobierno, un tipo de cambio tan alto. Descartan, así, que haya para el BCRA una disyuntiva sobre si sostener el ancla cambiaria con el costo de demorar la liquidación de la cosecha gruesa. La idea del ancla cambiaria es poco celebrada desde el Fondo Monetario. Sus técnicos le hicieron saber al Gobierno -durante las negociaciones pasadas y también en los últimos contactos en Buenos Aires y San Pablo- que preferirían que el equipo económico migre hacia un esquema monetario de tasas de interés reales positivas, un clásico del manual fondomonetarista.
A cambio del sobreajuste fiscal que lleva a cabo Hacienda, en algunos despachos creen que podría llegar a aparecer en la mesa con el FMI la chance de un refuerzo de reservas hacia el BCRA. Si eso pasara, voces cercanas al ministro creen que estaría en condiciones de seguir sosteniendo al tipo de cambio como ancla nominal. El paso crucial de levantar el cepo cambiario todavía no tiene una fecha determinada, pero en el equipo económico no creen que sea posible sin antes tener, al menos, reservas netas neutras.
En el mercado creen que la presión por un retoque cambiario adicional llegará más temprano que tarde. Para Equilibra “diversos factores sumarían presión sobre la brecha en las próximas semanas”. En primer lugar identificó que “el tipo de cambio real efectivo, tanto para exportadores como para importadores, llegaría a finales de abril por debajo de los niveles pre-PASO si se mantiene el crawling peg de 2% y la brecha en sus niveles actuales”, mencionaron.
Luego, el hecho de que “con la brecha en torno al 23% y las paridades actuales, el Bopreal empieza a perder atractivo (el tipo de cambio implícito en el bono se ubica por encima de la cotización de mercado)”, planteó en un informe reciente. Y en tercer lugar, que “con la caída del dólar alternativo, los stocks de pesos medidos en dólares comienzan a rebotar”. “La pregunta es si, dada la recesión actual y la fuerte licuación de stocks e ingresos en pesos, estas mayores presiones sobre la demanda de dólar financiero pueden llegar a materializarse”, consideró.
Tras el pico de competitividad con la devaluación del 13 de diciembre, el dólar oficial comenzó a atrasarse por la inflación
Por su parte, Vectorial, una consultora nueva fundada por el ex presidente del Banco Nación Eduardo Hecker y que tiene como economista jefe a Haroldo Montagu, primer viceministro que tuvo Martín Guzmán, mencionó que con los precios actuales “resulta difícil que el dólar no empiece a ensayar algún nivel de recuperación, aún si el gobierno decide sostener el crawling de 2% por un tiempo más o acelerarlo levemente para incentivar la liquidación de los agroexportadores”, apuntó.
En el equipo económico reiteran que el tipo de cambio todavía es alto en dos comparaciones históricas: antes de la devaluación de diciembre y todavía por encima de diciembre de 2015
En ese sentido, planteó que “los fundamentos acompañan” ya que febrero terminó con compras de reservas por USD 2.357 millones, lo que implicaría casi USD 8.500 millones desde la devaluación del 13 de diciembre. “Lo relevante, no obstante, es que las compras de las últimas ruedas fueron en un MULC con mayor acceso a dólares para importadores. En efecto, durante la última semana el volumen operado estuvo cerca de los USD 500 millones, y las compras de privados superaron los USD 300 millones, lo que demuestra la paulatina normalización del flujo a importadores”, aseguró Vectorial.
Un cálculo menos comentado y que recogió Fundación Capital es el de los compromisos en dólares que habrá a lo largo del año y que también pondrán presión al objetivo de acumulación de reservas. “Más allá del importante superávit comercial (USD 19.025 millones), el efectivo ingreso de dólares por la cuenta de bienes será distinto por la existencia del dólar blend (USD 15.600 millones), los primeros pagos de la deuda comercial heredada (USD 2.400 millones) y el ahorro por el nuevo esquema de pagos de importaciones (USD 9.600 millones). En estas condiciones, el ingreso neto de divisas por esta vía sería de sólo USD 10.648 millones”, calculó el centro de estudios fundado por Martín Redrado.
“Por otro lado, el resto de las partidas del balance cambiario implicarán un flujo negativo de dólares en el año. Se prevé un egreso por pagos de deuda privada por unos USD 8.500 millones, una salida de USD 773 millones en concepto de formación de activos externos y un déficit de la cuenta servicios por USD 900 millones. En cuanto a los compromisos del Gobierno Nacional, en el año deberán realizarse pagos netos al FMI por USD 828 millones, sin contemplar nuevos desembolsos. Adicionalmente, hay pagos de deuda soberana a privados por USD 4.357 millones”, estimó Fundación Capital.
Fuente Infobae