“Mi hermano quería vivir”. Verdades y leyendas alrededor de la muerte de Juan Castro, según su gemelo, 20 años después
Juan Castro no se suicidó. Saltó del balcón sin conciencia, sumergido en un delirio fatal, acorralado por sus demonios. Dos vecinos declararon que antes de la caída lo escucharon gritar: “Me quieren hacer daño”. Tras la investigación, los peritos de la Policía Federal concluyeron que estaba solo. No era la primera vez que padecía alucinaciones o trastornos derivados del consumo de cocaína: en una oportunidad sintió que su cuerpo estaba lleno de ratas y bebió veneno. Aquella tarde del 2 de marzo de 2004 estaba tan enajenado que ni siquiera alcanzó a poner las manos para amortiguar el impacto. El golpe le produjo un edema en la cabeza y una doble fractura expuesta en su pierna izquierda. Agonizó durante más de 50 horas en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Fernández. “Hay algo que quiero dejar bien en claro: Juan quería vivir”, afirma Mariano Castro (53), dos décadas después, al comenzar su entrevista con LA NACION. Sabe lo que sucede cada vez que se habla de la muerte de su hermano gemelo. Conoce todas las hipótesis que se desarrollaron al respecto, hasta las más inverosímiles: que se suicidó, que lo asesinaron, que fue una víctima del poder… Por eso, para disipar tanta confusión, quiere dar testimonio. “Todos hablan sin tener idea”, dirá luego. Su parecido con Juan impresiona. Hasta su forma de hablar es idéntica. “Cuando quiero saber cómo estaría Juan hoy, me miro al espejo. ‘Estaría así’, pienso cuando veo mi reflejo”, cuenta Mariano.
-¿La similitud entre ustedes era solo física? -Juan era más travieso. De chico se hizo siete heridas en la cabeza: piedrazos, caídas… era muy activo. Recuerdo que una vez, en el colegio, se tragó todos los botones del guardapolvos… Lloré muchísimo, pensé que se iba a morir… Hasta que me di cuenta de que eso no iba a pasar, que solo era otra de las travesuras de Juan. Los gemelos nacieron el 13 de enero de 1971. Crecieron en un monoblock en Parque Patricios junto a sus padres, su hermano mayor, Hugo, y “la tía Inés”, con quien Juan mantenía una relación especial. “Siempre decíamos que nuestro primer recuerdo es el mismo: la llegada de mi tía Inés a casa. Tendríamos 4 años. Inés siempre lo estaba protegiendo, yo creo que ella, desde muy temprano, se dio cuenta que Juan tenía otro tipo de orientación sexual”, dice.
. “Cuando quiero saber cómo estaría Juan hoy, me miro al espejo”, dice Mariano Castro, su gemelo
-¿Juan siempre supo que quería ser periodista? -Cuando íbamos a la escuela, él quería ser el presentador en todos los actos. ¡Y lo hacía muy bien! Cuando terminamos el colegio, se inscribió en Ciencias de la Comunicación, pero cursó el CBC y no le gustó… Entonces se fue al ISER (Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica), donde hizo la carrera de locutor. Yo, en cambio, quería ser actor, pero era malísimo. Muy tenso. Fui a aprender, hice obras y estuve con gente muy talentosa. Juan siempre me iba a ver… Juan empezó su carrera en los medios desde muy chico: su primer trabajo fue atender el teléfono en Feedback, el programa que conducían Mario Pergolini y Ari Paluch en Rock&Pop. Luego, con apenas 17 años, entró en la producción de Malas Compañías, el antecedente de Cuál Es, que reunió a Pergolini y Eduardo de la Puente. Debutó en televisión a los 20, en 1991, con Crema Americana, un programa que Juan ideó con el Pato Galván mientras cursaban juntos el ISER. Desde allí su carrera y su fama siempre fueron en ascenso. En 1993, ingresó en “Telefe Noticias” para hacer notas de actualidad con un estilo espontáneo y directo, que pronto se convirtió en su sello personal. Pocos años después, condujo Zoo, las fieras están sueltas junto a Dolores Cahen D’Anvers. El programa tenía un formato innovador y abordaba de manera abierta temas de discriminación, drogas y sexualidad. Uno de sus entrevistados fue Mario Firmenich, el líder de Montoneros. En 2002, debutó con Kaos en la ciudad, su último programa, con producción de Endemol, que se emitía por canal Trece. El ciclo fue un éxito, desde su primera emisión mantuvo un alto rating televisivo. “No era fácil ser gay en la Argentina en los 80 y 90” En septiembre de 2001, en una entrevista con la revista El Planeta Urbano, Juan habló de su sexualidad. Dijo, sin vueltas, que le gustaban los hombres. Y causó un revuelo enorme que hizo eco en todos los medios. “Llegó un momento de maduración en el cual no tenía por qué ser un secreto ni yo sentía que había algo malo en mí, ni que estaba mal lo que yo hacía dentro de las cuatro paredes de mi dormitorio y porque también se me cantó decirlo. Lo que generó en los otros, es un problema de los otros”, respondió en el programa de televisión Sábado Bus.
Juan Castro habla sobre su sexualidad ante las cámaras
-¿Cómo creés que vivió Juan su sexualidad? -Yo creo que toda esa parte la sufría. No debe haber sido nada fácil. Juan llegó a salir con Pato Galván a bailar a los boliches y se “transaba” chicas como loco… No era fácil ser gay en la Argentina en los 80 y 90, donde uno de los insultos más comunes era “puto de mierda”. Recién ahora están cambiando las cosas. -En aquella época se pensaba que arriesgaba su carrera al reconocerse homosexual. -Muchas chicas decían “Ay, qué desperdicio”… y Juan eso lo odiaba.
-¿Te sorprendió su declaración? -No, yo lo sabía. Un día me llamó para hablar y me dijo: “A mí me gustan los chicos”. Mi primera reacción fue decirle: “Me estás jodiendo”. Pero él se puso serio y me dijo que no. “Bueno, está todo bien, sos mi hermano”, le respondí. Nunca hubo un problema con eso. En 2001, me fui a vivir a México y Juan salió del closet después que yo me fui… no sé si habrá una simple coincidencia, igual lo supe antes de que lo hiciera público. De lo que estoy seguro es que él estaba cansado de no poder decir quién era. –
¿Cómo reaccionó el resto de la familia? -Mi viejo le dijo que era un valiente porque cargó con ese prejuicio de “puto de mierda”, en un momento muy difícil… Creo que él hizo algo increíble para todos los chicos gays que estaban en sus casas sin poder ser quiénes eran. Apareció alguien talentoso y lindo que dijo: “A mí me gustan los tipos”.
-Juan no solo habló de su sexualidad, también contó abiertamente sobre su adicción a la cocaína. -Su trabajo en la radio y en la televisión lo llevó a lugares muy oscuros. Pero quisiera que quede bien claro, porque para mí es muy importante, que Juan quería vivir. Él hizo todo lo que estaba a su alcance para lograrlo, pero hay lugares de los que no es fácil salir, de los que no se vuelve. El 7 de agosto de 2003, frente a las cámaras de Kaos en la Ciudad, el conductor habló de su adicción a las drogas. “Estuve dando un par de vueltas por el infierno y pensaba que podía salir de ahí cuando yo quería. Sin embargo, muchas veces me descubrí a mí mismo nuevamente envuelto en las llamas”, dijo. Semanas antes, había estado internado en el sanatorio Otamendi por un cuadro derivado de su adicción, aunque trascendió a la prensa como un cuadro de estrés.
Desde muy joven, cuando entró en el mundo de los medios, Juan marcó un estilo de hacer periodismo
“Juan no se quiso suicidar” El martes 2 de marzo de 2004, después de haber tenido algunas reuniones de producción y de almorzar en un bodegón cercano a Endemol, Juan regresó en un taxi a su departamento ubicado en el primer piso de El Salvador 4753, en el barrio de Palermo. Instantes después ocurriría la tragedia. Las crónicas periodísticas de la época reflejan que, minutos antes de la caída, los vecinos escucharon gritos y ruidos de objetos que golpeaban contra las paredes y el piso. En Tribunales, bajo juramento, atestiguaron que lo escucharon decir: “¡Me quieren hacer daño, me quieren hacer daño!”. A las 18.50 Juan saltó al vacío desde el balcón. “Juan era adicto a la cocaína. Yo no tengo la idea de que Juan se quiso suicidar, yo creo que Juan no sabía dónde estaba porque ni siquiera se cayó de un piso muy alto como para no poner las manos y tratar de amortiguar el golpe. Y eso que él era un tipo fuerte físicamente. Yo estoy seguro de que él no sabía, que estaba pasado. Y lo digo porque yo alguna vez, en México, tomé dos pastillas de éxtasis y terminé en la playa hablando con una palmera pensando que era un mozo”, expresa Mariano. Tras la caída, el conductor fue llevado al Hospital Fernández. Presentaba diversas fracturas (dos expuestas en la pierna izquierda) y un hematoma subdural que presionaba su cerebro. Esa misma noche, fue sometido a una operación y luego quedó en estado de coma, con intubación y pronóstico reservado. El 5 de marzo, su cuerpo no resistió y falleció.
-¿Qué recordás de aquel día, Mariano? -Yo estaba en DF México y mi llegada al país fue horrible por la actitud de los medios. Tenían una forma de cubrir las noticias que era espantosa. En un momento, tuvimos que ir con mi hermano mayor a la morgue a reconocer el cuerpo. Cuando salimos, un periodista me preguntó: “¿Cómo estás, Mariano?” ¡Mientras tomaban imágenes del cajón de mi hermano que salía en una ambulancia! ¿Cómo se supone que voy a estar? Yo no le dije nada porque era demasiado grande lo que me estaba pasando. Me puse una gorra, los lentes y me escapé porque no quería darles nada. En el entierro fue igual, pero ese día no aguanté: “Qué trabajo de mierda que tenés, ¡dejame tranquilo!”, le dije a un fotógrafo. Hace poco caí en lo que significó la muerte de Juan para mí.
-¿Cómo impactaron las repercusiones de la muerte de Juan en tu familia? -Al tiempo, mi papá se enfermó de cáncer… y yo creo que la muerte de Juan tuvo mucho que ver. Los medios nos trataron muy mal, pienso que eso afectó mucho a mi papá, que murió en 2012. Mi mamá ya no estaba, murió cuando nosotros teníamos 17 años. Ella siempre decía que Juan era un tipo noble, porque no hacía diferencias al momento de tratar a la gente, te hablaba siempre de igual a igual, era así con todo el mundo.
-Tras la muerte de Juan, la familia se vio envuelta en varios procesos judiciales, entre ellos un juicio en contra de Luis Ventura y Jorge Rial por unas publicaciones. -¡Eran mails privados! Lo único que voy a decir de Rial y de ese tema es que yo ya sé que él no lo mató a mi hermano y que yo no lo juzgo por eso, lo que yo cuestiono es el tratamiento que le dieron a la historia… espero que él haya cambiado. Creo que la gente puede cambiar… al menos ahora no se dedica a hablar de la vida privada de la gente. No le deseo el mal a Rial ni a Ventura, la Justicia ya habló y nos dio la razón. Dos días después de que Juan cayera desde el balcón de su casa, Rial y Ventura dieron a conocer varios mails privados del periodista en el programa Intrusos en la noche. También reprodujeron su contenido en la revista Paparazzi. Diez años más tarde, la Sala L de la Cámara Civil de la Nación confirmó la sentencia de primera instancia y condenó a Rial y Ventura, junto con América TV, a pagar 800.000 pesos en concepto de indemnización por daños y perjuicios en el juicio que los familiares de Juan les iniciaron por violación de intimidad. “Que el mismo Sr. Castro hubiera comentado su adicción, o su orientación sexual o problemas familiares en general, no habilitaba a nadie a publicar el contenido concreto de correspondencia, cartas o mails, cuando no se probó el expreso o presunto consentimiento por parte del interesado o del entorno familiar para ello. Aun la persona conocida públicamente, tiene derecho a que se respeten sectores de su vida privada que carecen de todo interés social”, sentenciaron los camaristas.
-También se cuestionó a Rubén Lescano, el psiquiatra que acompañaba a Juan en su tratamiento. ¿Cuál creés que fue su responsabilidad en la muerte de tu hermano? -Todo es muy confuso. Juan era encantador, él hacía lo que quería, para bien o para mal. Entonces, si quería seguir tomando, no iba a buscar al mejor psiquiatra para que lo ayudase si no que iba a buscar a alguien que él pudiera manejar, hablando mal y pronto, alguien que se cagara.
-Previo a la caída , Juan estuvo internado. Se dijo que si él hubiese seguido el proceso de internación, su muerte podría haberse evitado. -Sí. Yo creo que Juan salió de la clínica sin permiso de los médicos, pero alguien firmó esa autorización ¿Quién? Un productor de Kaos, alguien que yo después conocí y me cayó bien… Yo estoy seguro de que si Juan quería salir, iba a salir. En 2010, en la causa que investigaba la muerte del conductor, la Justicia confirmó los procesamientos por “homicidio culposo” del médico Lescano, del director y la coordinadora de la clínica psiquiátrica Santa Rosa, Carlos González y Diana Musache, de la médica que autorizó su traslado al sanatorio Otamendi, Alejandra Abbene, y del supervisor de la prepaga Alexis Mussa; todos acusados de no haber proporcionado un tratamiento adecuado para evitar el consumo de drogas y su posterior muerte. Tiempo después, trascendió que la familia y los acusados acordaron dejar en suspenso el juicio a cambio de realizar tareas comunitarias y fijar una reparación económica.
-¿Cómo se trataba la adicción de Juan en la familia? ¿Llegaste a hablar con él de este tema? -En una Navidad que volví de México tuve una conversación con él, en mi casa. Mientras pateaba un sillón y golpeaba las paredes, indignado por la situación, le dije: “¡Te vas a morir, boludo! ¡Te vas a morir!”. Porque yo sabía que esto iba a pasar, lo sabía. Hasta lo hablaba en mi terapia. -¿Qué te respondió? -Me pidió que me tranquilizara, trató de calmarme. Yo estoy seguro que él estuvo todo lo más que pudo sin consumir, que hizo su máximo esfuerzo, porque él quería dejar, pero no pudo. Él quería vivir.
El caso de Juan concentró la atención de todos los medios periodísticos y la Revista Paparazzi logró hacer una reconstrucción de la caída del balcón
-Tras la muerte de tu hermano, surgieron distintas hipótesis, de lo más descabelladas. -Sí, las escuché a todas. -La más polémica y disparatada sostenía que tu hermano tenía fotos que comprometían a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. -Yo no creo nada de eso. Nada. Si yo tuviese alguna duda al respecto, por más mínima que fuera, sería la primera persona que estaría haciendo cosas, buscando pruebas. Pero muchos viven de ese bla bla bla…
-Hace un par de años, el actor Ramiro Blas, que se presenta en televisión como “amigo de la vida” de Juan, dijo que él estaba convencido de que a Juan lo habían matado por una investigación que estaba haciendo. -No sé por qué lo dijo. Yo nunca lo conocí. Las boludeces que se dijeron y se dicen en la Argentina… ¿Alguien hizo alguna denuncia? Porque todos hablan y yo tengo que escuchar las boludeces, perdón por la expresión, pero hablan sin tener idea…
-¿Cuál fue la causa oficial de la muerte? -Juan era adicto y hablan de “delirio agitado fatal”. Los estudios de los peritos dicen que Juan se hubiera muerto igual, con caída o sin caída, porque por el consumo de cocaína su cuerpo ya estaba en un estado de temperatura tan alta que no iba a soportar mucho más. El informe del que habla Mariano fue elaborado por los peritos oficiales y de parte en la causa que investigaba la muerte de Juan, a cargo de la jueza de instrucción Susana Castañera. Allí se determinó que no se trató de un suicidio programado porque las comunicaciones del periodista siempre contuvieron proyectos de continuar con vida. Para los expertos fue un delirium fatal por cocaína el que terminó con su vida.
-¿Por qué alguien que parecía tenerlo todo, talento, una carrera en ascenso y carisma, se volvió adicto a las drogas? -No lo sé, pero pienso cuántas veces mi hermano habrá escuchado “puto de mierda”… y él no era de quedarse callado, él fue quien le preguntó a un presidente qué opinaba sobre la adopción de niños por personas de un mismo sexo. Él lo hizo, él avanzaba, no tenía miedo lamentablemente de nada.
-¿Te arrepentís de algo? -Hubo una internación que yo me perdí porque estaba en México. A veces pienso que si tal vez yo hubiese sido más restrictivo lo habría dejado encerrado. Igual estoy seguro de que si Juan se quería ir de ese lugar, lo hubiese logrado. Él era encantador. Alguien que todas las madres aman. Hay una canción de U2 que me hace acordar a Juan, que dice algo así como “nadie me dice que no”. Así era él.
Mariano asegura que el humor fue clave para salir adelante después de perder a su gemelo
Tras la muerte de su gemelo, Mariano volvió a México por un tiempo. Luego regresó al país y, “casi de casualidad”, debutó como periodista. “Cuando volví tenía que trabajar de algo y me ofrecieron trabajo en un canal. Me habían ofrecido conducir, pero dije que prefería empezar por la calle. Después entré en Senado TV y hoy estoy en la producción. También estoy trabajando en un proyecto para contar la historia de Juan, la idea es hacerlo a través de entrevistas”, comenta. En 2013 nació León, el hijo que tuvo con la actriz Mercedes Scápola. “Mi hijo es todo para mí. Con él tengo una relación muy parecida a la que tuve con Juan. Hay momentos, cuando lo llamo, que me confundo y le digo ‘¡Juan!’, pero él sabe quién es Juan y que si lo llamo así es con mucho amor”, relata.
-¿Cómo saliste adelante? -No sé, creo que con mucho humor. Por suerte ahora puedo viajar en subte, colectivo o taxi porque antes era insoportable. Hace algunos años paré un taxi y el conductor se me quedó mirando, reconoció a Juan en mí, entonces le dije: “Hola. Te vine a buscar…” Me dio mucha risa hacerle esa broma por todas las veces que me pararon en la calle y me confundieron.
-Por momentos, hablás de tu hermano en presente… -Es que yo creo que Juan está en mi vida y que él está contento con su sobrino. Me hubiese encantado que conociese a mi hijo. Estoy esperando a que León sea un poquito más grande para mostrarle los programas del tío y que sepa lo que hacía y lo importante que fue.
Fuente La Nacion