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El terrorismo y sus nexos con el crimen organizado que atentan contra los sistemas democráticos en varios países de Latinoamérica es uno de los factores fundamentales que explican el atraso y la decadencia de la región.
Sólo hay que tomar nota de lo que sucede en Paraguay, Ecuador, México, Venezuela y en algunas partes de Brasil y Argentina donde sólo Nayib Bukele de El Salvador parece poder dar una respuesta contundente contra las pandillas que habían destruido su país.
En ese contexto, varias veces advertido por Agencia NA, el ministro de Defensa de la Nación, el mendocino Luis Petri, disertó en el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), durante la tarde del miércoles 6 de marzo y dejó varias definiciones claras acerca de la dirección que imprimirá a su gestión aún en tiempos de recortes presupuestarios y motosierras funcionando.
Junto al presidente del CARI, Francisco de Santibañes, el titular de la cartera de Defensa explicó que durante las gestiones que lo precedieron, “se destinaron fondos para la defensa en base a conceptos vacíos como la defensa defensiva, la ausencia de hipótesis de conflicto y otras formas que contribuyeron significativamente a la degradación del instrumento militar”.
En ese sentido, parece haber obviado los planes elaborados por el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas durante la conducción del teniente general , Juan Martín Paleo, que había planteado en una exposición en la Escuela de Guerra en 2022 que “La Argentina no pertenece, solamente, al continente americano. La Argentina extiende su territorio en dos continentes. El segundo es el Antártico”.
Por lo que quedó claro que se intentó avanzar en un plan para fortalecer la presencia militar en Tierra del Fuego que permitirá unir a la provincia más austral con el continente blanco.
Podría pensarse como una especie de puente con la Antártida Argentina, que estará situado a pocos kilómetros de la guarnición usurpadora británica apostada en las Islas Malvinas.
Pero más allá de las polémicas con la anterior gestión del ex ministro Jorge Taiana, Luis Petri explicó sus planes para las Fuerzas Armadas al sostener que deberán estar preparadas para “…poseer las capacidades suficientes al fin de evitar que nuestro territorio se vea comprometido por una acción agresiva, sea de una agresión externo estatal o sea de una agresión de un agente externo no estatal, como por ejemplo lo son hoy las amenazas terroristas que requieren necesaria y decididamente del accionar complementario de las Fuerzas Armadas de la República Argentina”.
Acerca de los impedimentos legales y normativos derivados por el accionar de la última dictadura militar que vedaron la posibilidad de intervención dentro del territorio nacional de los efectivos militares para combatir amenazas, el ministro Petri aseguró, “… no vamos a permitir que por razones ideológicas se desnaturalice el espíritu de la Ley de Defensa Nacional que claramente no limitó el accionar de las Fuerzas Armadas a la hipótesis de conflicto externo estatal, muy por el contrario, aún en 1988 ya dejó librada la posibilidad del accionar de las Fuerzas Armadas ante la hipótesis de una agresión externa no estatal y cuando uno revisa y repasa lo que está ocurriendo en el mundo y cómo se preparan las Fuerzas Armadas ante agresiones terroristas, particularmente después de 9-11, da cuenta que en todos los países, con distinta intensidad, pero en todos los países las Fuerzas Armadas intervienen, directa o indirectamente, complementando o a la par de las Fuerzas de Seguridad a la hora de prevenir y desalentar el accionar terrorista en los países de la región”.
De esta manera dejó en claro la vocación de preparación e intervención del Ejército y del resto de los cuerpos militares para combatir posibles ataques de agentes que no luchan bajo la bandera de otro país y de otro ejército sino que lo hacen amparados en las prácticas del terror que se manifiestan, cada vez más, desde los atentados a las Torres Gemelas de New York, EE.UU. en 2001.
Acerca de la reciente incursión letal contra civiles desarmados de la guerrila de Hamas en territorio de Israel, Luis Petri explicó que “ una muestra concreta de las consecuencias que tiene el creciente desafío internacional que plantean las organizaciones terroristas guiadas bajo los designios de Irán. Argentinos aún secuestrados en manos de Hamás nos hace conscientes de la tragedia de la guerra, de las complejidades que tienen los ambientes operacionales urbanos a la hora de rescatar a los rehenes y de lo presente que se encuentra la comunidad internacional para brindar algún tipo de solución al desastre humanitario que creó Hamás sobre su propia población”.
Para, finalmente anunciar que, “…al igual que lo hice con Hezbolá, me encuentro abocado por pedido del señor presidente para que Hamás sea reconocido como lo que es, un grupo terrorista y una amenaza a la seguridad nacional”.
Fuente Mendoza Today
