Después de la aprobación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo y de la creación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, las concentraciones de las organizaciones feministas no fueron en los últimos años demasiado multitudinarias. En 2023, las divisiones entre los grupos que apoyaban al gobierno kirchnerista de entonces y los de izquierda llevó a que el último 8 de marzo hubiera dos actos en paralelo. Este año, sin embargo, el escenario es otro: la presidencia de Javier Milei, que se manifestó en reiteradas ocasiones en contra del aborto y que disolvió el Ministerio de las Mujeres, ubicó al Gobierno en el blanco de las críticas de todos los grupos feministas. Ante eso, las agrupaciones de mujeres, sindicatos, asambleas vecinales, organizaciones estudiantiles y sociales y partidos políticos lograron limar asperezas para marchar todas juntas al Congreso este #8M.
Las organizaciones se reunirán hoy en la Plaza del Congreso desde las 16. Algunos grupos llegarán desde la Avenida 9 de Julio. A lo largo de la tarde, se desarrollarán actividades como intervenciones artísticas en ese espacio verde, shows musicales y ferias. También se realizará un “verdurazo”, en el que regalarán 3000 kilos de verdura a los que se acerquen al Congreso, y un “ollazo”. A las 18, se leerá un documento común; en presencia de las referentes de Madres de Plaza de Mayo Taty Almeida y Nora Cortiñas. La locutora Liliana Daunes estará encargada de la lectura.
Según Lucía Cavallero, referente del colectivo Ni Una Menos, el discurso girará en torno a cuatro ejes. En primer lugar, la crisis alimentaria y habitacional, que, estiman las organizaciones, afectan a gran parte de la población y, sobre todo, a las mujeres. En segundo lugar, lo despidos en el sector público y el cierre de “áreas clave” para la lucha contra la discriminación de género como el Inadi. El tercer eje estará relacionado con la necesidad de que el Estado deje de negar la violencia por razones de género, que se terminen los discursos misóginos y que no se desfinancien las políticas públicas que tienen el objetivo de reducir la violencia. Por último, la defensa del aborto legal seguro y gratuito.
Para las organizaciones este es un 8M distinto que requería de la unidad. “En primer lugar, por la gran crisis económica, que, si bien la situación viene mal desde hace tiempo, en este momento enfrentamos una gran crisis alimentaria”, dijo Cavallero y afirmó que muchas mujeres tienen que elegir entre comer o pagar el alquiler. “La otra particularidad es el contexto represivo: es la primera vez que nos movilizamos con la potencialidad de aplicación de un protocolo represivo. Será también la primera vez que nos presentaremos ante un gobierno que nos ha declarado de alguna manera como enemigas de su proyecto económico”.
“Este 8 de marzo, nosotras, las mujeres y las diversidades, vamos a estar con mucha fuerza y con mucha convicción en la calle porque creemos que hoy lo urgente es el hambre. También porque vamos a bajar el DNU y porque no estamos dispuestas a retroceder un solo paso en las conquistas que tanto nos ha costado”, dijo Dina Sánchez, secretaria general adjunta de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP).
“Este año salimos en unidad, porque la coyuntura política nos pone ante la responsabilidad de poner por delante nuestros acuerdos que son muchos”, explicó Clarisa Gambera, secretaria de Género y Diversidad de Asociación Trabajadores del Estado (ATE).
“Vamos a un 8M que será histórico y con un movimiento feminista que conquistó el aborto legal en las calles ganándose la legitimidad de la mayoría social”, dijo Manuela Castañeira, dirigente nacional del Nuevo MAS y Las Rojas. Y completó: “¡No vamos a dejar pasar las provocaciones de Milei!”.
El temor al protocolo
Según fuentes del gobierno de la Ciudad, los manifestantes deberán movilizarse por las veredas, en el contexto de una política pública de no ocupación del espacio público. “Desde nuestro punto de vista, podrían haber alrededor de 400.000 personas”, previó Cavallero. Las organizadoras resaltaron su preocupación por lo que se conoce como el protocolo antipiquetes del Ministerio de Seguridad de la Nación. “Como se hace históricamente en las marchas feministas, vamos a ocupar la plaza. Obviamente, si la masividad de la gente lo requiere, ocuparemos las calles con todo el debido cuidado y la voluntad de no tener ningún tipo de problema con las autoridades”, indicó Cavallero.
Se espera que hoy, asista un gran número de trabajadoras estatales. En ese sentido, el vocero presidencial Manuel Adorni dejó claro ayer a la mañana en conferencia de prensa que a los empleados públicos que no se presenten en sus puestos se les descontará el día. “Vamos a participar las trabajadoras del Estado en todo el país. A pesar de que se intenta desanimar a las compañeras con amenazas. Nos encontraremos con mujeres de otros sindicatos y todas las que se sumen”, dijo Gambera.
“Nosotras, desde el feminismo popular, logramos construir un cambio cultural y social. Las mujeres y diversidades logramos un cambio revolucionario bastante importante”, completó Sánchez. Según la referente, el contexto cambió las prioridades de la manifestación feminista. “Hoy la situación de no poder ‘parar la olla’ nos obliga a enfocarnos en cuestiones que van más allá de los feminismos. También nos obliga a repensar estrategias de lucha para poder garantizar la supervivencia del sector”.
Para Rosalía Pellegrini, productora rural y referente de la Asociación Mujeres de la Tierra, el hecho de que este 8 de marzo ubique a las mujeres en un escenario delicado, convierte al día en uno clave. “Nos encontramos en una situación de hartazgo y de violencia económica total; las mujeres en particular, pero también las trabajadoras y los trabajadores en su conjunto. Todo nuestro sector, que produce alimentos para millones de personas, se ve afectado por el aumento de las tarifas, el aumento de los combustibles y el aumento de los insumos para producir”.
Fuente La Nacion